Sin ley – Lawless


En la cadena de multicines a la que acudo en Holanda tiene cuatro en la ciudad de Amsterdam y según en donde ponen las películas te puedes hacer una idea de si es comercial o artística. Son muy pocas las que consiguen estar en ambos lados ya que los espectadores del cine comercial no suelen mostrar inquietudes artísticas y viceversa. En todo este conglomerado de teorías, yo soy la vergonzosa excepción pero como yo casi que no discrimino y salvo que esté basada en un libro escrito por el inepto radical fascista que hizo la mierda de la trilogía del Señor de los Julandrillos, es muy probable que la vea. Así, con un montón de horarios para elegir porque la película la daban en tres de los cuatro multicines, fui a ver Lawless, la cual se estrenó en España en noviembre con el título de Sin ley.

Una familia de julays trapichea con whisky de garrafón mientras un picoleto les quiere joder el negocio

En la época de la Depresión, tres hermanos fabrican alcohol ilegal que venden por los alrededores de su finca y en la ciudad. Otros productores de la zona trabajan como ellos y por el lugar se dice que uno de los hermanos es inmortal ya que ha sobrevivido hasta a los programas rosas de Telajinco. Cuando a la zona llega un nuevo agente especial que quiere que le den un trozo de la tarta y comienza a putearlos, la cosa se pone chunga y los tres hermanos se enfrentarán a un sistema corrupto usando básicamente su brutalidad.

Esta es una historia fascinante y fabulosa. Ambientada en el campo, en algún lugar perdido de Virginia, choca un montón lo básica que era la gente y la forma natural en la que lo resolvían todo con violencia extrema. Los hermanos Bondurant resplandecen en este ecosistema, sobre todo el mayor, interpretado por Tom Hardy seguramente en la misma época en la que desarrolló los músculos para la peli de Batman y que parece un toro con la rabia. El hombre no dice mucho y mayormente no habla pero cuando arrea hostias, es como un virtuoso del piano. A su lado y dando el contrapunto tenemos a Shia LaBeouf, actor del que hasta ahora asumía que era un chapero que está en el negocio por dinero dada su capacidad para elegir películas que revientan la taquilla y en las que no actuaba. En este caso el Shia LaBeouf nos regala un papel de un joven que no dice mucho, que hasta parece medio mariquita en su relación con su amigo el Tullido y que se enamora de una chama fuera de su alcance y la corteja como un pavo enseñando el plumaje. ?l es quien más se transforma durante la historia ya que pasa de ser el hermano apocado de la familia al que parece más espabilado y está ayudando a mover el negocio ideal. El contrapunto de estos dos personajes lo pone Guy Pearce como el policía corrupto, amanerado, hijoputa y sádico, con un exceso brutal de gestos que lo transforman en una especie de personaje de dibujos animados. El hombre te pone nervioso siempre que sale en pantalla y consigue que la cámara lo siga con adoración.

La película tiene buenas escenas de acción y violencia, unos diálogos fascinantes y unas tramas secundarias que encajan perfectamente en la principal. El director sabía lo que hacía y logra una película que seguramente estará entre las nominadas a los Oscars de este año. Absolutamente recomendada para todos, los Orcos del Clan y los que las dan de sub-intelectuales. Merece la pena.


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