Southpaw


El boxeo es un deporte que me produce una enorme curiosidad. No entiendo por qué alguien tiene tan poco seso para poner la cara delante de otro que le da mamporrazos a destajo hasta tumbarlo y al mismo tiempo, esa incapacidad para comprender los motivos que los llevan a hacer eso me fascina. Aunque no veo combates cuando los dan por la tele, mayormente porque no pago por tener ninguna televisión en el dispositivo que cuelga de una pared en mi casa y que uso para ver series, sí que voy a las películas del género y por eso, tan pronto como se estrenó Southpaw me pasé por el cine a verla. Al parecer no tiene ni título ni fecha de estreno en España aunque se rumorea que la quieren llamar truscoluña no es nación y que están esperando a que la nominen a unos cuantos Oscars para ponerla en los cines.

Un julay acarajotado recibe y reparte candela de la mala

Un boxeador archi-mega-famoso, casado con una hembra del copón y con una hija tiene un arranque de violencia cuando un capullo hijo-de-la-gran-perra truscolana lo provocó y como resultado de ello muere su hembra y pierde la custodia de su hija. Arruinado y amargado, se meterá en un gimnasio de un friki que lo pondrá a entrenar limpiando cristales antes de dejarle repartir mamporrazos y llegar a su final casi-feliz.

Básicamente tenemos el cuento de la cenicienta retocado y con la susodicha a la que le ha crecido el cipote y mea de pie. Es una historia sencilla de seguir y más impactante por lo visual y lo físico. Las escenas de boxeo son brutales, los golpes, la sangre, el dolor, todo tiene un realismo que en la vida te ponen en una retransmisión televisiva. El protagonista es Jake Gyllenhaal y hay que quitarse el sombrero con el chamo porque lo borda. No hay nada original en la película y en todo momento te suena a que ya la has visto por lo menos tres veces pero está bien hecha y eso no pesa demasiado. Mi problema fue con la relación del colega con su hembra y todo lo que sucede después de que ella murió. Esa parte de la historia es demasiado floja y parece más bien un telefilm, es un foso en el que se pierde el ritmo y el interés. Forest Whitaker hace de Yoda y entrena al chamo cuando nadie lo quiere y casi que parece más íntima y real la relación entre ellos dos que la del colega con su hembra. Pese a los bajones, la película consigue acabar por encima de la media.

Con escenas de boxeo y hembras enseñando números antes de los asaltos, esto es como carnaza para los miembros del Clan de los Orcos, aunque igual se pierden un poco en el tramo central de la película porque hablan y lloran mucho. No creo que esté en la lista de los sub-intelectuales de GafaPasta.


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