Soy un puto adicto


Lo reconozco. Esta tarde volvía de trabajar con una agradable temperatura de veintitres grados y al llegar a casa me entró el gusanillo ese que es como un picor que no se alivia cuando te rascas. Fue una idea alocada, propia de un cerebro incorrupto. En lugar de ponerme a preparar la cena, que eran casi las cinco y media y el estómago me crujía, cogí la Machtige y me fui a pasear en bici con una ruta muy determinada. Mi destino era una granja a la vera de una carretera, en un lugar de cuyas coordenadas no quiero ni puedo acordarme porque si lo revelo, aquello se peta de chusma y gentuza y se me acaba el negocio. Tardé exactamente quince minutos y medio en llegar y cuando me acercaba, vi que el granjero estaba rellenando las cestas y que lo que yo esperaba y deseaba e incluso anhelaba estaba allí. COMENZ? LA TEMPORADA 2012 DE PI?AS DE MILLO.

Piñas de millo

Piñas de millo, originally uploaded by sulaco_rm.

El hombre me saludó y hasta observó con preocupación como me temblaba todo el cuerpo y un sudor frío perlaba mi frente. Yo mimraba a ambos lados de la carretera asegurándome que nadie viniera a robar mi tesoro. En dos cestas grandes las tenía así que escogí doce piñas de millo o eso que los más finos llaman mazorcas de maíz y en la cajita que se encuentra allí mismo dejé los cuatro leuros y medio que me han costado. El hombre ya se había ido ya que las ponen a las puertas de la finca y uno para, recoge lo que quiere, lo paga en base a los precios que hay allí indicados y se va. Fui preparado con La bolsa New Looxs Mondi Single Canvas y la llené con todas las piñas. Después seguí el paseo, disfrutando de la campiña, del verde apabullante, de las vacas que pacen tranquilas, comiendo hierba y haciendo esa leche que aquí se conoce como weidemelk y que es una auténtica delicia. Para que una leche pueda llevar ese nombre, se ha de producir con vacas que pasan al menos 120 días cada año al aire libre comiendo hierba. Es una leche rica en sabor y sin parangón entre las marcas esas cutres que se venden en España. Me río yo de las marcas que hay allí. Por eso dejé de tomar leche cuando voy al país desde hace más de ocho años, porque lo que allí llaman leche para mí no es más que agua sucia. En Holanda, la demanda de weidemelk es tan grande que obliga a los granjeros a tener las vaquitas al sol, creando ese paisaje tan típico en este país de caminos y carreteras desde los que puedes ver vacas pastando tan contentas, relajadas y felices y disfrutando de la malísima calidad de vida que hay por aquí arriba. Como curiosidad, hasta los supermercados Lidl tuvieron que abandonar las leches estas de chernovil que traían y pasarse a la weidemelk porque la gente no se la compraba ni aunque la regalaran porque no se puede comparar el sabor entre una y otra.

Al regresar de mi paseo, elegí una ruta que me llevó junto a otras dos granjas en las que a veces me aprovisiono de arándanos azules pero no tenían, así que seguí de largo y ninguneé las fresas que vendían, ya que mis ocho fresales no paran de producir fresas y me tienen enconchinado. Al llegar a casa pelé mis piñas y las preparé para ir comiéndomelas durante la semana, una diaria asada y el resto lo usaré para un caldo de millo. Que nadie se chive y se lo diga a los yanquis porque como se enteren que detrás de mi casa hay campos infinitos de maíz y que los holandeses no lo comen porque según ellos es comida de caballos y para hacer aceite, los gringos nos lo quitan que dicen que este año van a tener una cosecha muy malita. Yo, desde la semana pasada y hasta mediados de octubre, seguiré con mi adicción porque al fin y al cabo, esta es una droga de temporada.

… más tarde: Gracias a mi dieta de piñas, desde hace una semana y hasta Dios sabe cuando, jiño bolitas como las cabras, uno de los efectos secundarios más fascinantes del consumo de maíz de forma regular. Se acabaron (por ahora) los truscos enormes que produzco habitualmente ….

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9 respuestas a “Soy un puto adicto”

  1. Cuando menos se trata de una adicción bastante sana. Máxime por los paseos en la Naturaleza para aprovisionarte de la mercancía.

  2. A mi también me encantan, las aprendí a comer en Canadá, ahora hace tiempo que no las como, me he llevado varios chascos en el pasado…
    Sin embrago, yo que estaba tan contento con mis recuerdos canadienses, casi vomito cuando describías esa leche, puag que asco tío…
    Salud

  3. Están buenísimas; a mí me encantan. Y lo de ir a comprarlas, de la forma que lo haces tú, también me encantaría.

  4. Joder, 12 piñas por 4??, aquí te pueden pedir entre 1 y 2?? por cada una, y encima son raquíticas.

    Con lo de la leche estamos de acuerdo, aquí debe ser de vaca raquítica alimentada solo a base de agua. Nunca he probado la Holandesa, pero tengo muy buenos recuerdosde la de EEUU.

  5. Luis, aquí en el super te las venden a dos por dos leuros en esta época y a veces las rebajan a dos por un leuro.

    El sabor de la leche no tiene comparación ni siquiera con el preparado lácteo «como» la leche fresca con el que crecimos. La leche fresca de Sandra, si es que todavía existe esa empresa, era agua con colorante blanco. La mantequilla holandesa también está a galaxias de distancia de la que hay en España, aunque supongo que tiene que ver con la calidad de la leche.

  6. Pregunta curiosa, ¿porqué les llamas «piñas de millo«? Porque lo del millo es muy gallego, ¿donde más se le llama así al maiz?