Subiendo al Reichstag y volviendo a casa


El relato comenzó en El comienzo del fin de semana en Berlín

El día del regreso comenzó con otro desayuno en el hotel, un poco más tarde que el día anterior. Optamos por llevarnos el equipaje, mayormente porque solo teníamos dos mochilas pequeñas y nos era más cómodo. Como somos viajeros curtidos en la inexperiencia y ya más o menos conocíamos la ciudad, en lugar de tirar del transporte público, fuimos caminando hacia la zona del Reichstagsgebäude. En un estanco nos compramos un billete de transporte para no tener que buscar una tienda a la hora de ir al aeropuerto y queríamos sacar guita de un cajero pero resultó que alrededor del parlamento alemán, NO hay cajeros automáticos, hay que caminar más de diez minutos para encontrar alguno. Resulta alucinante porque sí que hay bancos, pero no ponen cajeros ni en la calle ni en el vestíbulo. Por la mañana teníamos la visita al Reichstagsgebäude o más concretamente, la subida a la cúpula, así que nos acercamos al control de seguridad y con el DNI holandés y un papel con la cita, nos dejaron entrar. Tras toda la movida para reservar la hora y demás y luego resulta que se las trae más o menos floja y entramos media hora antes del tiempo que teníamos asignado.

Reichstagsgebäude

El vídeo está aquí. En el vídeo anterior se puede ver la preciosa cúpula del parlamento alemán, la gente subiendo por el mismo y en una visual de los alrededores se ve la cubierta de la Potsdamer Platz con su forma de volcán japonés. El vídeo lo hice esquivando al Rubio, que siempre se me pone por delante y me los chafa. Te dan unas audioguías que te explican un montón de chorradas según vas subiendo. Merece la pena ver la ciudad y subir a la cúpula. Cuando bajamos, básicamente teníamos que comenzar a plantearnos el ir al aeropuerto, así que fuimos andando hasta la estación central de Berlín y allí pillamos la guagua que te lleva al aeropuerto directamente y que viene a tardar unos veinte minutos en hacer el trayecto. Una vez en el mismo, estábamos confundidos porque nuestra terminal como que no estaba en el edificio y nos explicaron que hay varios edificios que conforman el aeropuerto y teníamos que salir para ir al nuestro. De camino vimos un chiringuito de comida y nos pillamos la clásica salchicha con curry. La cola para pasar el control de seguridad era gigantesca y lentísima y estuvimos casi tres cuartos de hora en la misma.

Una vez dentro, el embarque se retrasó casi una hora y más tarde el piloto nos dijo que al parecer Schiphol estaba tan petado que no tenían plazas de aparcamientos para aviones y estaban impidiendo la salida de los que estaban más cerca. Esperamos otros veinte minutos en el avión hasta que pudimos salir y llegamos a Amsterdam con retraso. En el vuelo había un montón de gente que conectaba con aviones hacia América y varios perdieron las conexiones. En el caso del Rubio y de un servidor, ese era nuestro destino final. La Primera Esposa recogió al Rubio ya que llegaban tardísimo a una fiesta a la que estaban invitados de una pava que después de estar diez años cogiendo con su chamo, por fin se había quedado preñada. Hay dos teorías, una de los que piensan que el colega es ahora Vitorino y la otra que por fin se la ha metido por el agujero adecuado. Yo iba hacia el estadio ArenA ya que quería ir al cine, así que nuestros caminos se separaron.

Así acabó este fin de semana en Berlín con mi más-mejor-amigo en el que como siempre, nos divertimos, bebimos todo lo que quisimos, comimos bien, hablamos e hicimos algo de turismo. Berlín es una ciudad fabulosa y un lugar que vale la pena visitar.

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2 respuestas a “Subiendo al Reichstag y volviendo a casa”