The Biggest Little Farm


Los documentales son las ovejas negras del cine, los más despreciados a la hora de conseguir su estreno, aunque ahora que tenemos proyectores digitales, los cines han descubierto que debidamente dosificados, atraen tanto o más público que alguna de esas películas que repiten cinco veces al día y en muchas ocasiones ni hay gente en la sala. Después de mi regreso y tras más o menos limpiar la cartelera de los dos multicines de Utrecht a los que acudo, pasé un día por Amsterdam para ver un par de películas que sí que no estaba previsto su estreno en mi ciudad. La primera de ellas era el documental The Biggest Little Farm, que no tiene previsto su estreno en España, aunque supongo que algún día lo pondrán en LaDos y obviamente, lo titularán truscoluña no es nación.

Una pareja de julays se van pa’l campo y no veas como se lo pasan sufriendo

Una pareja decide comprar una granja y mudarse al campo en California después de que les llegue la orden de expulsión de su apartamento alquilado por tener un perro. Con ayuda de inversores compran una mega-granja y se planean hacer de aquello un paraíso y se pegarán casi diez años currando hasta tener un ecosistema muy chulo.

Si no fuera porque es un documental, no me lo creería porque lo que nos muestra esta película es fascinante e increíble. Tenemos dos chamos que no tienen ni puta idea de agricultura y ganadería que se mudan y en una granja que tiene todo su suelo seco y muerto, planean crear un vergel, con la ayuda de un botánico chiflado y de más gente que comienza a trabajar para ellos. En este viaje, pasarán todo tipo de desastres y plagas y en el documental los vemos y también como llegan a la solución dentro de la naturaleza, es épico y muestra, mejor que muchas películas, el círculo de la vida ya que siempre hay otro animal o vegetal que se encarga del que te molesta. La historia tiene una fotografía fabulosa y la duración de hora y media hace que no se haga para nada pesada, es una delicia que se ve con gusto y se disfruta un montón. Cuando sales del cine casi que te dan ganas de llegar a tu casa y reconvertir el jardín pero eso se puede curar con una buena ducha con agua fría, que tampoco estamos como para chiflarnos.

Esto es un documental con lo que está totalmente prohibido para los miembros del Clan de los Orcos pero yo diría que los sub-intelectuales con GafaPasta harían muy bien en ir a verla.


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