The Dark


Un título enigmático, un cartel misterioso, una historia que promete y un género que adoro. Vuelvo a caer en las redes del cine de terror y aprovecho una visita a Ámsterdam para controlar la casa de un amigo ausente y de paso ver The Dark, una de esas películas que para la mayoría pasará inadvertida y que al igual que ha sucedido en Holanda, se estrenará en pocos y selectos cines.

La canibalización que hemos sufrido por parte de los americanos deja poco espacio para que películas europeas o de otras regiones del mundo puedan llegar a las salas de cine convencional. Sucede en muy raras ocasiones y en el caso del cine de terror es aún más extraño ya que las filmotecas se niegan rotundamente a programar este tipo de cine, considerado desde siempre como muy de clase baja.

La historia que nos cuentan mezcla leyendas escocesas con supersticiones y fundamentalismo religioso. Una tipa más buena que el pan y que en cada movimiento de pelvis nos recuerda que es pecado no follársela hasta el amanecer se desplaza hasta una mierda de sitio en el puto fin del mundo con la penca de su hija para intentar salvar su matrimonio corrupto y finiquitado y de paso ver si la zorra de su hija recibe algún tipo de correctivo por parte del capullo del padre ya que la niña está más salida que el cine X de los viernes noche y de lo intratable que está la mala madre solo tiene ganas de reventarle la cara a hostias. Después de una serie de desastrosas coincidencias y un par de momentos de mal rollo con susto incluido la soplapollas de la niña desaparece y surge de la nada otra aún más guapa y viciosilla que recorre las praderas sin bragas saltando como la nieta del abuelo de Heidi mientras la pareja trata desesperadamente de encontrar el cuerpo sin vida de su retoño. A partir de aquí la cosa se desmelena y comienzan las cosas raritas, los sustos, las muertes imprevistas, el salto de la cabra, las leyendas rurales y todas esas cosas que hay que mezclar convenientemente para mantener la atención de los espectadores y hacer que salten en sus asientos de vez en cuando.. Se nota la falta de una mano americana en muchos de los detalles gores y en la velocidad a la que transcurre la historia. Esto lo hace un yanki y mete seis putorras más en la casa que caminan en tetas y mueren despencadas por los riscos sin bragas y a lo loco y quizás hubiese sido más divertido, pero nos habría dejado sin ese regusto a cine europeo que se te queda en la boca al salir de la sala, aunque ahora que lo pienso quizás el regusto fuera el resultado de mezclar cerveza y cotufas.

Dirige un tipo que ha hecho mucha televisión y ha cogido todos los vicios de la misma, con mucho plano de cabezón y saltos de cara a cara que en la pequeña pantalla quedan bien pero en la grande a veces agobian, ya que cuando la cámara se acerca mucho los granos parecen volcanes en erupción. Como en todo el cine de terror los actores son los que marcan la diferencia. Estos se lo curran muy bien y hacen creíble la historia. Hacia el final se despiporra todo y aquello es un baile chimpúnico de escenas increíbles y giros argumentales absurdos que amenizan la velada y no dejan de sorprendernos, pero yo ya me lo trago todo y me puedo creer hasta este tipo de cosas.

Si eres fans del cine de terror y te gustan las películas raritas en las que no hay muchas putas con tetas grandes y coño ligero pero sí hay argumento y frases grandilocuentes entonces esta es tu película. Puedes llevarte algún colega pero procura que sea de los que tienen algo de cerebro e incluso de cerebelo ya que les puede hacer falta. No te olvides de comprar palomitas de maíz, esas famosas cotufas y una o varias cervezas.
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