The Iceman


Ultimamente, a mí el mensajito ese que te avisa de que la historia que vas a ver está basada en hechos reales me deja más bien frío y quizás se deba a que lees y escuchas tantas historias increíbles de chiflados por el mundo que ya ni te inmutas y hemos cruzado el umbral en el que todo, por muy absurdo que parezca, puede ser posible. Por eso, estoy más dispuesto a creer que en la tierra tenemos una flota de naves espaciales que usamos en una Confederación Intergaláctica para explorar el universo a que un chamo es un asesino despiadado de barriada periférica. Dicho esto, la película que me provocado esta estúpida reflexión no es otra que The Iceman, la cual es más que probable que jamás se estrene en España y que de hacerlo, ya les sugiero gratuitamente el título de El hombre de los mojitos para así despertar la atención de los Orcos y similares.

Un julay tiene una doble vida. En su casa y con su familia es un galanzote que no veas y muy cariñoso y en realidad es un asesino a sueldo que no se detiene ante nada ni nadie para ejecutar sus encargos

Un chamo que trabaja en un taller de copiado de pelis porno tiene la oportunidad de cambiar profesionalmente de carrera y convertirse en asesino y va y resulta que tiene dotes. Mientras en su casa creen que trabaja en movidas relacionadas con el cambio de moneda, él es en realidad uno de los asesinos más crueles y activos de la historia de los Estados Unidos y no deja víctima sin castigo.

Esta es una historia fascinante. Tiene mucho que ver la forma en la que nos la cuentan y que el guión funciona como un reloj suizo. Es un tipo que parece bipolar, con una vida en casa con su mujer e hijas, todo alegría y cosa buena, todo cariño y devoción y después sale a la calle y es como Terminator pero sin escrúpulos. Está interpretado por Michael Shannon, el cual se hace un papelón fantástico y vamos, que si me lo encuentro en un supermercado mientras compro la leche, salgo por patas y no dejo de correr hasta cambiar de continente. El hombre vive en un mundo de violencia que parece no ir con él y al que no le presta demasiada atención. En un momento determinado se alía con Chris Evans y a partir de ahí es una orgía gore de carne y trozos desmembrados ya que convierten el negocio del asesinato en un proceso industrial. Ambos están fabulosos, lo cual no puedo decir de James Franco, que aquí no funcionó bien y hace perder puntos a la película cuando aparece. Merece la pena nombrar también a Winona Ryder en el papel de la esposa que vive en una burbuja de fantasía y que sabe que si se acerca demasiado a la misma y presta con atención, igual descubre algo que no quiere ver y por lo tanto elige hacerse un Lina Morgan y seguir de Tonta del bote. Con un buen guión y unos actores y actrices tocados en gracia, el resultado es una película que sorprende por la calidad que tiene y por ser un producto que no busca ser comercial sino contarnos una buena historia.

Al tener dosis de violencia, puede satisfacer el exquisito paladar de los más sofisticados miembros del Clan de los Orcos y al mismo tiempo, vale para los sub-intelectuales con GafaPasta, los cuales también saldrán del cine satisfechos. Esta es una que merece la pena ver.


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