The Prodigy


No creo que haya un julay ya sea hijo de vecino o no que no sepa que yo no me pierdo una película de terror en cartelera, que ya me pueden poner vientos en contra de noventa kilómetros por hora y una alerta amarilla que me da igual, salgo antes de mi casa y sudo como un mulo para llegar al cine a tiempo porque eso es lo que haces si eres un devoto al género, aunque haya un gusanillo como las lombrices que está dentro de ti susurrándote que va a ser una mierda. Da igual. Por eso, la semana pasada fui a ver The Prodigy que también se ha estrenado en España con el mismo título y la traducción en el subtítulo de truscoluña no es nación.

El hijo de puta de una julay es más malo que Puerkagón y su zorra rumana y quiere montar una república independiente en su barrio en la que no haya chimpún.

Una madre, después de los dolores y haber empujado a su hijo fuera del chichi, como que cree que el chiquillo tiene cositas raritas, pero no de mariponsón sino más bien de hijoputonsón, que el chiquillo es como un bicho malo que hay que aplastar. La chama acaba convencida que su hijo está reposeido por un asesino y malaje que nació y se crió en truscoluña y que murió al mismo tiempo de nacer su hijo. Mientras, el chiquillo irá evolucionando y después de poner los lazos amarillos, le dará por matar, como a toda esa chusma y gentuza de lo peor.

Recordemos que en el libro de como hacer una peli de terror ya dicen que el ingrediente principal de este cine son muchos muertos y que mueran sufriendo y casualmente, eso es lo que no tenemos aquí. Básicamente, si has visto el trailer, has visto las mejores escenas de la película ya que hay muy poco más. El miedo es el elemento ausente, esto es más bien como un thriller para retrasados, con gilipolleces y boberías y un niño que cuando mira a la cámara, te juro que me daban ganas de arrearle un moquetazo y dejarlo sin dientes. La película dura hora y media y le sobran cuarenta minutos fácilmente, es que no paré de mirar el reloj para ver si salían los títulos de crédito, que esto no termina porque obviamente, quieren hacer una serie y ya sabéis quién no muere al final. Aparte del cretino del niño, los adultos ni sabían ni querían actuar, estaban allí por la promesa del cheque y según se lo dieron salieron por patas. Esta también debe ser la primera película en la historia del cine en la que en el segundo rato ya alguien explica perfectamente las razones que tiene el malo, con lo que desde allí hasta el final, somos conscientes de lo que hace y por qué lo hace, lo cual agranda nuestro aburrimiento.

Esto es el tipo de cine que ponen en Telajinco en los fines de semana y te pones a verla combinada con una siesta. Es una película de terror sin miedo y aburrida. Dudo que entretenga a los miembros del Clan de los Orcos y por descontado, no es cine para los sub-intelectuales con GafaPasta.


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