The Skeleton Key – La llave del mal


A veces el azar juega con nosotros de formas extrañas. La película de la que quiero hablar hoy  es The Skeleton Key, conocida en español como La llave del mal enmarcada en el género de casa malvada que se ensaña con sus habitantes. Lo curioso de esta película es que fue rodada en Nueva Orleans y alrededores. Las calles y las zonas que mostraban me sonaban familiares y además de ser cine de terror, el hecho de conocer el lugar en el que fue rodada fue un aliciente.

Como película de terror está bien aunque adolece de esos ríos de sangre y esa abundancia de cadáveres que suelen hacer este género tan divertido. En su lugar optaron por una aproximación más hacia el lado del terror psicológico y mayormente les fue bien. La historia es lo de siempre. Chica desesperada acepta una oferta de trabajo cuidando a un viejo en una mansión en el medio del Bayou, los pantanos cenagosos que rodean Nueva Orleans. En la casa se encuentra la mujer del anciano, este y la chica. Pronto empezarán a pasar cosas raras y ella descubrirá que no todo es lo que parece. La atmósfera se irá cargando hasta la traca final.

En el cine de mansiones encantadas una parte importante es la casa. En esta optaron por una mansión sureña de madera, decrépita y ruidosa que da cierta aprensión. Para correr y gritar y luchar pusieron a Kate Hudson, una chocha del martes guapísima que no termina de encajar en un ambiente tan decrépito y que definitivamente no se entiende que con ese cuerpo y esas virtudes tenga que acabar trabajando cuidando a un enfermo terminal. El contrapunto a esta chica lo pone Gena Rowlands, un pedazo de actriz de las de siempre que impone respeto. Es lo que llamaríamos toda una dama. Entre ambas se comen a cualquier otro individuo que ose aparecer en la pantalla. En donde una resalta por bella la otra lo hace por su capacidad para expresar emociones. Ambas fueron dirigidas por Iain Softley, tipo al que los que son viejos como yo recordarán por aquel clásico del cachondeo que fue Hackers, que no recuerdo otra película que nos pusiera a gritar tan fácilmente.

Había que poner un machillo para compensar y en esta ocasión le tocó al para mí desconocido Peter Sarsgaard, tipo que coge las migajas que le dejan esas dos hembras que estaban en pantalla.

En resumen, si te gusta el cine de miedo entonces no deberías perdértela. Es entretenida y no te hacer recordar a la madre de ninguno de ellos. Para los demás, no os perderéis nada si no la veis.
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