Thor: Ragnarok


Aunque cada vez me da más pereza, al final he optado por seguir esta iteración del multiverso de la Marvel y cuando termine y vuelvan a empezar con otra gente, creo que pasaré y me olvidaré de esas películas, o de la gran mayoría, ya que uno tiene siempre sus super-hiper-mega-héroes favoritos. Hoy llegamos a la tercera película en la que el Dios del trueno vuelve a fallar y no le jinca uno a cierto delincuente truscolán y lo deja como trozo de madera quemado. Las dos películas anteriores me gustaron bastante y tanto Thor en el 2011 como Thor: El mundo oscuro en el 2013 consiguieron un ocho. Con esas expectativas llegamos a Thor: Ragnarok que se ha estrenado en todo el universo una semana antes que en gringolandia con este título.

El julay de los correntazos pretende madurar pero como que no acaba bien la cosa

Después de quitarle la corona a un malaje truscolán, Thor vuelve a su planeta y se encuentra a su hermano muerto disfrazado de su padre, que se ha pirado a la Tierra y aquello es un despiporre. Van a buscarlo y como que lo ven morir e incinerarse, ahí mismo se enteran que tienen una hermana mayor que es mala que no veas y que pretende declarar la independencia y ya después de eso, las cosas se tuercen acaban en el quinto coño y todo va a peor, o algo así.

Las dos primeras películas de esta trilogía eran como series y grandiosas y eso se ha perdido totalmente y el cambio ha sido un acierto. Ahora hay un director nuevo, un tal Taika Waititi que tiene clarito que no hay nada más maricón que un superhéroe en lycra y ha hecho una película que es más bien una comedia. Esto es puro cachondeo de principio a fin, los super-héroes se saben superiores y ningunean a la vasca y se lo pasan bomba, casi tanto como los espectadores. Salvo por el tramo inicial, la película, una vez llegan al planeta regido por el épico y fabuloso Jeff Goldblum actuando como una reinona, pues a partir de ahí todo son risas y carcajadas. La relación complicada entre los hermanos dioses se endereza o algo así ya que ambos se divierten tanto como los espectadores. Chris Hemsworth borda su papel y se convierte así como quien no quiere la cosa en el mejor super-héroe de la Marvel. Tom Hiddleston cambia y de ser malo pasa a ser el hermano puñetero que hay que tolerar y el cambio le sienta a la película bienísimo. En resumen, esta ha sido la entrega más divertida de lo visto hasta ahora y para cuando he escrito esto la he ido a ver dos veces y en la segunda me reí tanto o más que la primera vez que la vi. La selección musical de la película es buenísima y encaja con la historia y el tono de cachondeo. En definitiva, se supone que en la tercera película las cosas ya van hacia abajo pero en este caso, esta es la mejor de la serie.

Esto es cine por y para los miembros del Clan de los Orcos, que aullarán en los cines incluso sin luna llena y los entiendo porque yo también lo he hecho. No es el tipo de película que mola a los sub-intelectuales con GafaPasta pero vamos, que seguro que la ven en su casa escondidos y se divierten tanto o más que yo.


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