Titanic


A comienzos del año 1998 yo era un querubín adorable que daba los primeros pasos para escapar de la España de ZaPatazos, ya que sin saberlo, presentía que el país se iba a tomar por culo y no quería estar en el mismo cuando sucediera. En esa época, estudiaba para sacarme el FCE de la universidad de Cambridge e intercambiaba correos con americanos y alemanes y aún tengo dos buenos amigos de este último grupo y uno de ellos me visitará a finales de mayo para pasar unos días en mi casa. En esa época yo adoraba el cine tanto como lo hago ahora e iba siempre que podía o tenía dinero. Además, compraba cada mes las revista Fotogramas y Cinemania. En la primera sobre todo, durante años se habló de una película que se estaba rodando y que era sin lugar a dudas la más cara de la historia del cine y del universo. También decían que parecía gafada y llamada a convertirse en un pallufo memorable. Yo leía lo que ponían y lo dudaba y mi ansiedad no dejaba de crecer conforme se acercaba su estreno. Mi fe en esta película estaba en el director de la misma, James Cameron, el hombre que había hecho la mejor película de ciencia ficción de todos los tiempos, ALIENS, el mismo que dirigió las dos primeras y por desgracia no las únicas partes de Terminator y el mismo que creó una pequeña joya ninguneada por muchos llamada The Abyss. Cuando la película llegó a los multicines de Gran Canaria, en el primer día en pantalla, en la primera sesión, allí estaba yo para ver por primera vez Titanic. Para cuando la quitaron de cartelera yo había ido a verla cinco veces y en todas y cada una de ellas me emocioné, me enamoré y disfruté como un enano. Casi quince años más tarde y conmemorando el centenario del hundimiento de ese transatlántico, vuelve a las pantallas en una versión restaurada y a la que han añadido la tercera dimensión y por supuesto, he vuelto al cine a verla.

Un julay más caliente que el volcán Timanfaya le quiere poner la pierna encima a una pija pelleja mientras viajan en una patera enorme a América

No creo que haya una sola persona en el universo que no haya visto Titanic así que esto sobra pero por si acaso, la película trata de el primer y último viaje del transatlántico Titanic y de como una joven de clase alta se enamora de un Don nadie de clase más bien bajísima y de como viven una historia de amor increíble en unas pocas horas antes que su dicha y su gozo se vaya al garete cuando el barco choca con un iceberg y se hunde. En el presente vemos a una expedición que ha encontrado los restos del barco y que trata de sacar del mismo una joya de valor incalculable.

Titanic es un drama, una historia de amor y una película de aventuras, todo en uno gracias a sus más de tres horas de metraje. En la primera parte tenemos el romance mezclado con drama de un chico cualquiera que se encoña de una chama fuera de su alcance y que de alguna manera y por intervención del destino la consigue hacer suya. En esa parte, Leonardo DiCaprio y Kate Winslet se desvelan ante nosotros como dos actores extraordinarios y resulta muy difícil no enamorarte de ellos. Su historia de amor es tierna y fascinante y algo tan sencillo y tan manido aparece ante nuestros ojos como algo totalmente nuevo. En el segundo acto, cuando arranca la película de acción, uno no sabe quien tiene los güevos mejor puestos porque ambos compiten en actos heroicos una y otra vez. Son un duo fabuloso. A su alrededor hay un elenco que también resalta por la miríada de pequeños papeles, íntimos y sin embargo tan importantes para apreciar el conjunto final. Todos nos terminamos encariñando de la americana rica y sin maneras interpretada por Kathy Bates, de Gloria Stuart, la protagonista de la historia en el presente y que murió hace un par de años después de cumplir 100 años o con la amargura de Victor Garber al ver desaparecer su obra. Titanic no solo es una película brutal con un guión muy bien ensamblado. Durante los ciento noventa y cuatro minutos que dura, nos acompaña la que para mí es la mejor banda sonora de la historia del cine y la obra maestra de James Horner, una música que muchos asocian con la canción de Celine Dion pero esa canción no aparece en la película hasta los títulos de crédito y sin embargo la tonada la reconocen hasta los sordos gracias a esta película. Puedo cerrar los ojos y escuchar solo la música y la banda de sonido y disfrutar como un enano con la historia. Aunque pensaba que lo del 3D jodería la película, lo cierto es que no resulta intrusivo y el resultado es bestial, sobre todo en algunas escenas con mesas y mil cosas sobre las mismas en las que prácticamente podemos tocar las cosas y apreciar la profundidad de campo. También merece la pena resaltar que la restauración ha sido fantástica y la película en la era digital y tal y tal luce mejor que nunca.

Si nunca la pudiste ver en un cine, los dioses están de tu lado y te están dando una segunda oportunidad y no deberías desaprovecharla. Como dura más de tres horas, desconozco si los miembros del Clan de los Orcos podrán aguantar tanto tiempo sentados en un cine sin ver un puto elfo o un hobbit julandrón pero hasta ellos deberían ser capaces de apreciar este peliculón. Para los demás, asignatura obligatoria. Yo repetiré unas cuantas veces.


5 respuestas a “Titanic”

  1. Está bien, pero no me pone demasiado y eso que Kate Winslet me parece una de las mejores actrices que existen hoy día. En Alien y Terminator totalmente de acuerdo contigo, me encantan.

  2. Muchos estábamos el día del estreno esperando a que se abrieran las puertas. Recuerdo que vi un trailer en el cine, y me juré y me perjuré que allí estaría en su estreno, y allí estuve. Y ha llovido tanto desde entonces… aish… una de las escenas que más me marcó, y es una chorrada de escena, fue cuando ella llega y levanta la vista por primera vez hacia el barco «ha pasado mucho tiempo, y todavía recuerdo el olor a recién pintado». Que arte.