Toscaanse bruiloft


Toscaanse bruiloft

El martes fui al preestreno de la primera comedia romántica holandesa del año. En realidad el día grande para la película era el miércoles, día en el que en el cine celebraban lo que aquí se conoce como Girl’s Night y en la que estrenaban la película en una sala solo para seres humanos con pipa del coño y en donde tras pagar una cantidad superior a lo normal, les garantizan que no hay machos en la sala, les dan una bebida de hembra, o sea, vinito o zumo, les dan una bolsa de cotufas para encochinarlas y una bolsa con productos cosméticos para ocultar la Orca que todas lleváis dentro. Solo nos podemos imaginar como tiene que ser la pelea en los baños durante el intermedio cuando casi ochocientos potorros quieran sentarse en los retretes a echarse una meadita. El día que yo fui la sala tenía una proporción equilibrada de julays de ambos sexos. La película se llama Toscaanse bruiloft y en España jamás de los jamases se estrenará. De hacerlo, aunque el título obvio es Boda Toscana, yo modestamente recomiendo el de Truscoluña no es país sino provincia y chimpún.

Una julay con picores extremos en el potorro organiza bodas en Italia mientras busca un macho que la monte y le quite esa desazón tan grande que le sale de por abajo mismamente

Una pareja holandesa tiene una villa en la toscana italiana en la que organizan bodas para holandesas. Su hija treintañera se encarga de oficiar las ceremonias. Al lugar llega una pareja a casarse y el mejor amigo del novio es un abogado holandés guapera que chinga a las hembras tres veces y después las bota y se busca otro chichi que comer. Durante el tiempo que pasan allí el chamo como que se medio encoña de la pava pero no llegan a nada. Más adelante, seguirán regresando al lugar para nuevas bodas y la tensión entre ellos seguirá en ascenso.

Esto es tres bodas y un funeral pero en holandés con algo de italiano. Aunque técnicamente vemos cinco bodas de las que solo cuatro se consuman, la película se centra en tres de ellas. La historia es el refrito habitual en estas historias. Chico guapo conoce a chica guapa. A la chica se le ponen los pezones como garfios. Al chico se le ponen los güevos como mandarinas. La fricción sigue y una cosa lleva a la otra y tarde o temprano acaban en una cama. Después la cosa no funciona por un quítame aquello, cada uno se va por su lado, se echan de menos, uno de ellos intenta arreglarlo, se encuentra que el otro parece haber encontrado nueva pareja, se despecha, intenta vengarse y todo se va al carajo cuando acaban de nuevo juntos fornicando como conejos, título de crédito, música chachi y todos a casa. Como película coral funciona muy bien y tiene momentos divertidos. El problema está en lo predecible que es, hay partes que las ves venir desde antes de entrar al cine. El protagonista es Jan Kooijman que últimamente es el macho favorito de las hembras holandesas. Cuando le hacen quitar la camisa en el cine los gemidos eran como de parto de burra y más de una se dejó las uñas por culpa de la fricción. Cuando lo ponen en la ducha y aunque no ven nada, te juro por algún Dios que pensé que una que estaba en la parte de atrás de la sala paría allí mismo por los berridos que daba. Esa no debe tener mano sino muñón. El contrapunto femenino lo pone Sophie van Oers, una chica muy mona y resultona que no recuerdo haber visto en ninguna película anteriormente.

Este es cine de ir a pasarlo bien, con trama simplona, con una historia clara y directa, muchas tramas secundarias pequeñas que se resuelven como es de esperar y con el fabuloso paisaje de la Toscana italiana en primavera, en verano y en invierno. Como jamás saldrá del país no hay que preocuparse pero traducida al español esto podría ser una película perfecta para que los miembros del Clan de los Orcos saquen a sus hembras a pasear. Para el resto, es cine sin segundas intenciones.


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