Trabajando en el jardín


Mi pequeño proyecto en el jardín de mi casa ya está listo para entrar en la fase de ejecución y ha coincidido con mi semana de vacaciones, con lo que tendrá que retrasarse un poco. Cuando lo imaginé, lo vi como una cosa que hacía en un par de tardes y poco menos que con la punta de la polla, como hacía Harry chapaPotter todo, un pequeño hechizo y ya está. La realidad no siempre entiende estas cosas y han sido casi tres meses de trabajo, limitados sobre todo porque la cantidad de basura de jardín que puedo generar semanalmente es de un contenedor, dos si uso el de mi vecino, lo cual ha sucedido en varias ocasiones.

El proyecto es sencillo. Eliminar una franja de plantas de catorce metros de largo y ochenta centímetros de ancho y reemplazarla con césped. La ventaja es que el mantenimiento no me tomaría más de cinco minutos a la semana, combinados con el otro césped que tengo que cortar y me ahorraría horas y horas y horas de podar y quitar malas hierbas. Para limpiar esa franja he tenido que cambiar al menos tres árboles de lugar, dos de ellos en invierno y el tercero antes de que comenzara la caló, trasplantar una pequeña parra, algo que también hice en invierno y después vino lo peor, limpiar esa franja de malas hierbas y quitar tierra, un montón de tierra y encontrar los cientos de bulbos que había bajo la misma. Todo el mundo dice que Holanda se hunde pero mi jardín parece estar en la nueva cordillera de montañas holandesas porque el jardín está algo elevado y debo haber extraído más de dos mil kilos de tierra contaminada con raíces, bulbos y todo tipo de semillas. Esa ha sido la peor tarea, junto con trasplantar algunas plantas que crecen cubriendo el suelo y que he colocado en varios lugares para que no quede un hueco favorito para los gatos y que así tengan su rinconcito para cagar, aunque este año en mi jardín solo ha entrado un gato una vez, ya que los aspersores con sensores de movimiento funcionan como las metralletas de la película Aliens y los castigan con chorros de agua y esas bestias despreciables como truscolanes han aprendido que entre eso y la ingente cantidad de zarzamoras que tengo protegiendo el perímetro, no son bienvenidos en mi jardín.

Junto a la tarea de quitar la tierra, limpiar, airear y aplanar, he tenido que cortar metros y metros, quizás kilómetros, de zarzamoras, que han pasado de la primera que planté a ser unas veinte y que crecen sin parar. En el lado positivo, he cosechado un montón de kilos de moras. Entre pitos y flautas dejé completamente olvidada la parte delantera de la casa, que se convirtió en una selva de malas hierbas y con un árbol desbaratado. Hace una semana eliminé las malas hierbas, básicamente medio contenedor con todo lo que quité y ayer podé y adecenté el árbol. La cantidad de ramas y hojas era de tal magnitud que mi vecino creía que me haría falta su contenedor y me lo ofreció, aunque le dije que me podía apañar. Estuve hora y media cortando las ramas en trocitos de unos diez centímetros de largo, algo que me enseñó mi padre y poco a poco, todas las ramas fueron encontrando su lugar en el único contenedor que usé y que quedó petado hasta la tapa. Cuando estaba acabando mi vecino salió y no se podía creer que hubiese metido todas las ramas en aquel espacio.

Si todo sale como está previsto, dentro de una semana tendré diez rollos de césped y quince sacos de tierra para crear la que será conocida como la Franja este y que espero tener acabada antes del comienzo del otoño. Al menos este año, la cantidad de hojas y ramas que tendré que recoger en otoño será muy inferior.


4 respuestas a “Trabajando en el jardín”

  1. La verdad es que no entiendo porqué tienes que sacar tanta tierra para poner el césped, es mas, le vendría muy bien al que ya tienes que se la echaras esparcida encima, pero claro, tus razones tendrás 🙂
    Salud

  2. Genín, en Holanda, lo que hay debajo es arena y solo tenemos una capa de cuarenta centímetros o así de tierra. La que hay en mi jardín estaba en muchos sitios totalmente agotada y llena de malas hierbas. Si la dejo y pongo la alfombra de hierba, todo lo que hay debajo la destroza en dos chubascos. También, es probable que el césped se muera. Por eso, limpias, reduces, limpias, reduces, pones tierra, pones el césped, riegas y riegas y agarra que no veas. El Rubio trató el año pasado de no quitar y simplemente echar encima y no funcionó muy bien y los sitios en los que tenía unas calvas del quince en su jardín, siguen ahí. Tiene que hacerlo bien y retirar tierra antes de poner la nueva.

  3. Me canso sólo de leerte, qué trabajera, hijo. Ojalá tuvieramos la varita de Harry.