Por más milongas que nos cuenten, a la hora de hacer una fotografía tenemos que hacer una primera elección crucial: quieres contar una historia o quieres señalar y resaltar un elemento. Si eliges el primer camino buscarás una gran profundidad de campo que te permita narrar esa historia visual y si te vas por el segundo camino, tu gran amigo será una profundidad de campo muy reducida. Esto es algo que no siempre se puede conseguir, aquí es donde el tener un buen objetivo ayuda mucho. Esta foto tiene una apertura de f/2.8, la menor que permitía el objetivo que estaba usando. Con ella, puedo aislar perfectamente el tulipán e incluso tengo problemas para que quede completamente enfocado pero no me preocupaba demasiado, lo que quería contar es su historia y todo lo demás no me interesaba, era solo ruido de fondo. Bueno, rectifico, no me interesaba de forma prioritaria pero sí que quería un buen ruido de fondo y los colores primarios se aman unos a otros así que busqué un tulipán rojo en el extremo del campo y por suerte, los que estaban algo más allá eran amarillos y gracias a ellos conseguimos resaltar la historia específica de este tulipán.

Como siempre, la cámara bajó hasta mirar al tulipán a los ojos, yo de rodillas en el suelo con mi bolsa de basura para no ensuciarme los pantalones y la composición fue fundamental para lograr aquello que buscaba.

Si estás pensando visitar Holanda para poder ver estas maravillas, tienes más información en mi otra bitácora, llamada Visitar Holanda y puedes ver más fotos en el Álbum de fotos de tulipanes en el Keukenhof

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