Twelve


Intentar retratar los usos y hábitos de algún segmento de la sociedad es algo que a los directores de cine les gusta mucho. En lugar de limitarse a contarnos una historia, pretenden aleccionarnos y que veamos lo que otros hacen de una u otra manera y más o menos encauzar nuestro juicio en la dirección que a ellos les conviene. El problema es que la línea que separa ese adoctrinamiento la marca el simple y banal gusto y si la película no nos gusta, da igual lo que nos quieras contar, no nos va a interesar lo más mínimo. Algo parecido es lo que le ha sucedido a la película Twelve, la cual se estrenó en España a mediados de enero con el mismo título.

Un julay que trapichea drogas con niños ricos tiene un fin de semana horribilis por culpa de una nueva droga de diseño para niñas putas y ricas

Durante la semana de vacaciones de primavera, vuelven a casa en Nueva York todos los niñatos ricos y malcriados que solo aspiran a pasárselo bien. Casi todos esconden tras su perfecta y preciosa fachada algún secreto y parecen ser infelices. Uno de ellos es el camello que les pasa las drogas, un chico que ha vivido recientemente la muerte de su madre y no lo ha sabido superar bien y que en unos pocos días tendrá que afrontar que su primo es asesinado, su mejor amigo es culpado del crimen y la chica a la que quiere se está cansando de esperar a que de el primer paso. Nadie dijo que la vida sea sencilla ??

El principal problema de esta película es la falta de empatía. Los espectadores no nos identificamos con nadie, lo vemos más bien como un documental que ni siquiera sabemos si es realista o está muy alejado de la verdad. Caminamos con el protagonista y vemos como jode su vida poco a poco pero no nos importa e incluso nos alegramos porque si eres guapo y rico, te mereces algo malo por capullo. A su alrededor hay niñas pijas y repelentes, operadas hasta la saciedad, de cuerpos exteriormente perfectos pero podridas por dentro, hay frikis que tratan de ser aceptados, psicópatas a los que el dinero de sus papás mantiene en la calle y estupidez en grado superlativo. Es un fresco de una sociedad decadente y en la que parece que todo el mundo tiene unos cuantos miles de dólares para tirar en drogas durante el fin de semana.

Una vez abrimos el envoltorio y nos dejan de deslumbrar esos cuerpos danone nos damos cuenta que no había demasiada historia que contar y no supieron hacerlo de una manera interesante. Una lástima pero esta es una de esas películas que se olvidan pronto. No merece la pena mencionar a ninguno de los actores y actrices ya que aparte de poner la cara, ninguno fue capaz de construir una actuación memorable.

Ni te molestes. Busca alguna otra película y no pierdas tu tiempo con esta.

05/10


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