Un brutal cambio de paradigma


Dos o tres entre los que me incluyo soñábamos de pequeños en mundos del futuro como los que describían los autores que leíamos de Ciencia Ficción y que al final nunca llegaron. Yo me veía teletransportándome a la keli de mi tío en América para comprarme unos English Muffins, me veía viajando en aviones super-hiper-mega sónicos que te llevaban casi a la misma velocidad que el teletransporte y hasta tenía claro que el vehículo de transporte para ir al curro sería una especie de drón que te lleva de un lado a otro y te cruzabas con tu vecina por el aire y como tu vehículo vuela un poco más alto que el de ella, aprovechabas para mirar si pertenece a ese diez por ciento bendito que no lleva bragas y le podías ver el mostachillo del potorro. Nos quedamos con las ganas y lo más exótico que pasó fue que Apple inventó la telefonía computerizada y fastuosa y después llegaron los kabezudos-koreanos-de-mierda junto con el emporio malévolo de GooglEVIL y los copiaron sin descaro alguno.

En esta línea de progreso nulo se encuentran los coches, que se quedaron apalancados en la caja de lata con cuatro ruedas desde los años veinte del siglo pasado o así y que por más que mis amigotes se empeñan, yo cada nuevo coche que compran lo veo igual que el anterior, salvo por el color y la ordinariez del tapizado interior. Alguien me debería grabar cuando un julay me muestra su coche nuevo para ver como le anulo toda su excitación y energía positiva con mi absoluto desprecio por el trasto, algo que es una pena que yo no pueda grabar ya que como todos sabemos, está el levísimo problema de MI LISTA DE DESEOS. Desde hace cosa de un año, parece que por fin se han decidido a dar el gran salto y ya tenemos a un montón de grupos investigando y desarrollando para poner el mismo vehículo cutre que tenemos ahora en la calle, pero sin volante. El cambio es brutal, ya que por fin no tendremos que andar aterrorizados cuando vemos que se acerca una pava en el coche o un adolescente que se cree que está al mando de su Pleisteishon. Me resulta imposible concebir un mundo en el que todos los vehículos irán a la misma velocidad, se adaptarán a las condiciones de las calles y cotorrearán unos con otros en los niveles más bajos del sistema OSI para prevenir movidas chungas. Será también un mundo sin taxistas, ya que el coche vendrá sin nadie en su interior, un mundo sin guagüeros y un mundo sin coches de autoescuela, ya que no sirve de nada aprender algo que no puedes usar. En ese mundo de vehículos que son meras cápsulas de transporte, ¿qué pasará con las ambulancias? ¿o los coches de policía? ¿tendrán un algoritmo distinto que les permitirá pasarse por el forro las reglas y conducir mas rápido y saltándose los semáforos? En un mundo así, muchísima menos gente necesita un vehículo en propiedad sobre todo si alguna compañía monta un sistema de taxis razonablemente económico y en el momento en el que lo necesitas, lo pides, te lleva al lugar y sigue su camino hacia otro cliente. El cambio de paradigma puede ser brutal para todos esos que desahogan sus frustraciones y nervios al volante. ¿Qué harán los que van como locos y gritando a todo quisqui? Con ese nuevo sistema, comienzan a aparecer situaciones en las que una inteligencia artificial tiene que decidir entre unos humanos y otros. Imagina que alguien está cruzando a lo loco una calle y el algoritmo del coche no encuentra la manera de evitar el atropello sin poner en riesgo la vida de sus pasajeros. Si el coche va vacío, podría hacerlo suponiendo que alguien se haga cargo de los gastos del seguro o quizás por culpa de esto, el vehículo decida atropellar a la persona para que sea su seguro de responsabilidad civil el que mitigue la pérdida económica. Estaríamos en un mundo más amable con los humanos hasta que uno de ellos se pone en el sendero de la pasta, algo que por ejemplo puede pasar en Holanda cuando una julay de esas que van en bicicleta enganchadas como perras a la pantalla de su teléfono móvil gigantesco se salta un stop y se la lleva por delante un coche, lo cual sucede hoy en día con cierta frecuencia, ya que la multitarea de la que presumen las portadoras del piporro parece activarse en los momentos más inadecuados. ¿Y qué pasaría si el obstáculo a evitar es un animal? ¿Tratará el coche de preservar la vida del bicho y quizás herir a los humanos que lleva o decidirá seguir pa’lante como los truscolanes y que le den por culo al animal? Y cuando hayan pasado años en los que nadie aprende a conducir y en los que los vehículos con conductor son minoría, ¿los prohibirán? ¿los relegarán a museos? Imagina también el golpe para las marcas de vehículos deportivos. De qué te sirve comprar un fastuoso coche rojo de esos sí después lo lleva un ordenador que lo hace conducir como si fuera un abuelete. Tropecientos mil caballos y el coche dale que te pego a ciento veinte kilómetros por hora.

Veremos como solucionan todas estas dudas y muchísimas más que seguro que aún no se me han ocurrido pero que seguro que están ahí …


2 respuestas a “Un brutal cambio de paradigma”

  1. Bueno,,para alguna de tus dudas tengo mis propias ideas.

    Para el que desahoga sus frustraciones gritando e insultando al volante, pues lo siento por su familia, pero seguro que será allí donde se comporte aún peor.

    En cuanto a los deportivos, seguro que las grandes compañías lo solucionan con pasta. Inventaran algoritmos de conducción mejorados y seguros a más velocidad ( o eso dirán) y se pagará un plus para que tu deportivo pueda ir a otra velocidad, por supuesto mayor.