Un último salto durante el otoño y algo más


Ayer después de trabajar tuve que salir para mi casa con el chubasquero puesto porque tras un largo periodo sin agua, llegó la lluvia. En la estación aproveché para entrar en una droguería y aprovisionarme de mi pasta de diente favorita para los próximos seis meses ya que tenían una oferta de dos por uno, algo que me sirvió para recordar que en lo relativo a mantener listas de productos que necesito a medio plazo y aprovisionar en cuanto sale la oferta, soy imbatible. Los domingos por la noche, en lugar de estirar los güevos para ver si me llegan a las rodillas me pongo a husmear en el programa reclamefolder y miro las ofertas de todas las tiendas que visito habitualmente y así visito algunas o las evito dependiendo de lo que tengan. Cuando llegué a mi casa y cené, tenía pensado ir al cine por la noche pero la lluvia me hizo cambiar de idea y retrasar el visionado de la película al viernes o el sábado. Con el tiempo ganado, me pegué un queme que no veas mirando, editando, montando y exportando los vídeos que hice el primer día en Corón, algo que por supuesto todos han leído en Los vídeos del primer día de excursión alrededor de Corón y no hace falta repetir. Ese mismo día me apunté al curso de Open Water para convertirme en buceador titulado y mi amigo el Turco me estuvo dando la vara para que cumpla con mi palabra y visite Estambul en otoño. Ciertos eventos que todos tenemos en mente han provocado una caidita significativa de los precios de los billetes y hasta vuelo con aerolínea de esas conocidas como regulares y voy al aeropuerto de Ataturk, el chachi de la ciudad y el que con algo de suerte está a veinte minutos de la casa del Turco, aunque como la suerte no se da a la hora a la que llego, tardaré una hora. Cuando hablo con colegas, conocidos y compañeros de trabajo, todos parecen haber entrado en un modo de miedo permanente y no quieren viajar, no quieren arriesgarse. Eso es regalarle la victoria a los josdeputas-terroristas-islámicos y me niego. No dejaré de moverme porque esas bestias deleznables hayan comenzado ya la guerra que todos niegan que existe. Lo que me cabrea es que nuestros gobiernos no se pasen por el forro del culo todos los derechos y obligaciones que ellos no respetan y bombardean sus casas, sus mezquitas, sus hospitales, sus depósitos de agua y no dejan de bombardear a esas ratas asquerosas hasta que la última haya reventado. Espero que en Europa se siga con las ejecuciones de terroristas que se están viendo últimamente y que no se atrape a ninguno vivo. Al que pillan, que lo maten en el lugar. Por supuesto, sería bellísimo que metan el cuerpo muerto en un tanque de sangre de cerdo, que lo troceen y que lo quemen después de diez días y a ser posible, que violen todas y cada una de sus costumbres para que vean lo mucho que los respetamos.

Y siguiendo con los eventos sociales y el verano, la semana que viene he quedado con la Chinita para que venga a encochinarse a mi casa y me da que voy a hacer la empanada de mejillones y la japuta se va a cagá. Dos días más tardes, la segunda visita en el mes de julio primera visita del mes de agosto al Cartouche para encochinarme con costillas y trabajarme un épico jiñote para la mañana del sábado.

Por muy increíble que parezca, he llegado a la octava semana del programa para convertirme en corredor dopado olímpicamente y sigo odiando la actividad pero la hago con esfuerzo pero con determinación. El Rubio está flipando con mi constancia y mira que sabe que llevo cerca de dos años con el Duolingo y si hay algo que puedo demostrar es eso, la constancia.

En mi jardín, ya he recogido tres kilos de moras y mañana creo que cosecho otros dos kilos más. El olor a mermelada de moras en la cocina de mi casa es altamente adictivo.


4 respuestas a “Un último salto durante el otoño y algo más”

  1. Yo creo que antes de cargárselos habría que torturarlos como dices, pero antes, torturarlos hasta que palmen, así se ahorran las balas y demás… 🙂
    Besos y salud

  2. Yo también voy a seguir viajando igual que antes, nunca se sabe dónde va a pasar tristemente, por lo menos, que no sea trabajando.

  3. El sábado por lo que he leído en el aeropuerto de Schiphol había una cantidad brutal de soldados pero al final parece que el soplo no fue verdadero o acojonaron a los cobardes que querían hacer algo allí.