Una calle sin mucho tráfico en Saigón


Una calle sin mucho tráfico en Saigón

Hoy no tenemos un lugar específico en Saigón sino una de esas imágenes que valen más que dos o tres palabras. Aunque cueste creerlo, por aquí crucé la calle, sin semáforo y sin que me atropellaran. Es un acto de fe en uno mismo y en el prójimo, suerte, cojones, alegría y cosa buena. Éramos un pequeño grupo, unas seis personas y así generamos un bulto del tamaño suficiente para que las motos, los tuk-tuks y los coches que puedan venir nos esquiven. Escenas como esta las hay en un montón de lugares de Saigón o Hanoi, un tráfico endemoniado, unos niveles de polución alegres como los de Mandril y un nivel de ruido infernal. Al menos en el 2012, que fue cuando yo pasé por allí, en este país las casas de alquiler de coches en las grandes ciudades solo lo hacen si además alquilas el conductor, asumen que por mucho que pasases un examen de teórico y de práctico, no tienes la experiencia suficiente para sobrevivir sin múltiples accidentes en esta jungla de asfalto.

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