Vengadores: Infinity War – Avengers: Infinity War


El día antes de comenzar mis vacaciones, después de mi clase de italiano, me piré al cine aprovechando que ya se había estrenado la mega-hiper-última película de super-hiper-mega-héroes, esos que ya resultan tan cansinos. Estas películas, no es que las hagan con más frecuencia de la que tenemos los seres humanos excepcionales para visitar el baño y crear un jiñote, es que además se les va la mano con la duración y son eternas y en el caso de la que voy a comentar hoy, empezó a las nueve y veinte de la noche y acabó a las doce y cinco de la madrugada, si te mamas los diez minutos de títulos de crédito solo para saber que el desaguisado lo arreglará …… otro superhéroe. La película en cuestión es Avengers: Infinity War y está seguramente en todos los cines a tu alrededor desde hace dos semanas con el título de Vengadores: Infinity War.

Un montón de julays compiten con lycras de colores en un concurso de mariconeo fino

Esto es algo complicado de contar. Resulta que Thor va en su nave con sus refugiados camino de Siria cuando los ataca un tío con un gravísimo problema de acné y hace una escabechina allí mismo y hasta mata a su hermano el malaje de pelo negro. Mientras tanto, en la Tierra llegan otros inmigrantes ilegales a Nueva York y se monta un pitote de que te cagas y el Iron-man y el Spider-Man se cuelan en la patera y se van para el espacio mientras otro montón de super-héroes corren de aquí para allá y están neuróticos del coño y no se sabe muy bien si quizás esto sea efecto de usar lycras por periodos extensos de tiempo, que en Vecindario capital de Mordor, las hembras que las usan reciben la bendición de la obesidad. Al final se juntan todos en el país ese de los negros que no quieren que los otros negros salgan adelante porque son más racistas hasta que los votantes del Trump y allí se monta un pitote que no veas y el Capitán América presenta su nuevo peinado y casi que se declara un drama nacional en los programas de Telajinco. O algo así.

Ciento cuarenta y nueve minutos y con una buena tijera, esto se queda en ciento cuatro minutos y medio y es una película amena y entretenida pero joder, es que me dormí como veinte minutos pese al estruendo en el tramo en el que el tal Thanos ese, que tiene nombre de tampón de supermercado económico y hasta les regalo la frase de promoción, Thanos y ojito y no te lo metas por el anos. Bueno el tipo ese malo estaba con un masque que te cagas hablando y hablando con otros y me dormí, me desconecté porque estaba aburrido. Esto es una saturación de super-héroes, es que no hay seres humanos, todos los que salen son los más mejores y tienen dos líneas aquí, una allí y en seguida cambiamos a enseñar las cosas de otros. Hay uno que de pequeño debía querer ser pelleja hindú y lleva un pedrolo en la frente que yo no recuerdo haberlo visto en otras película y aparte de quejarse y llorar, ni se cual es su super-poder. En varios momentos miraba a la pantalla y trataba de analizar lo que estaba viendo pero es simplemente una secuencia bestial de efectos especiales encadenados, no hay más nada. Cuando se les acabaron las ideas para iterar combinaciones de super-héroes, todos fueron al país de los negros racistas africanos y allí se montó una bronca que no veas en una épica y estúpida batalla campal con el final más chorra que se recuerda, si es que se puede llamar final a lo que hicieron, ya que no acaba, salen los títulos de crédito y ahí te quedas, Lukas, a esperar un año. En lo positivo, de cuando en cuando decían una parida y te echabas una risa.

Si Dios te bendijo con la ausencia total de cerebro, como sucede con los miembros del Clan de los Orcos, esta película es vuestra obra maestra, esa de la que aullaréis y gritaréis para los restos. Si eres un ser humano dotado de una sensibilidad suficiente para convertirte en un sub-intelectual con GafaPasta, esto es el inicio de la abstinencia y no debes pisar una sala hasta que la quiten. Mayormente, un masque.


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