Viajando a Malapascua y mi primera inmersión nocturna


El relato comenzó en El salto a Dubai que comienza las vacaciones

Mi primera mañana en las Filipinas comenzó siguiendo a pié de letra el dicho ese que dice A quien se le levanta cinco horas antes de la hora Virtuditas … Dios lo ayuda y por eso me levanté a las seis de la mañana, que con el tocomocho horario sería la medianoche en Europa y lo que quiere decir que mientras estoy en las Filipinas, estoy despierto cuando comenta Genín. Después del jiñote, salí a desayunar y opté por un Jollibee, una cadena muy popular en las Filipinas. Después me duché, me vestí con la misma ropa del día anterior, ya que decidí estirar el uso de la camiseta y los gallumbos que iba a tirar y total, si aquí todo el mundo hiede con el sudor así que nadie notará el olorcillo penetrante a jarea de la mejor y volví a meterlo todo en la bolsa. Como ya tenía número de teléfonos local, el programa GRAB ya funcionaba y me pedí un coche particular para que me llevara a la Estación de guaguas del Norte de Cebú. Para el tráfico la ciudad de Cebu es lo peor y los dos kilómetros y pico de recorrido nos tomaron más de veinte minutos. Allí, pregunté y me dijeron cual era la guagua a Maya, no la tienda hindú de Gran Canaria y Tenerife ni la abeja, sino un poblacho completamente al norte de la isla de Cebu. Por supuesto elegí la guagua con aire acondicionado. Tardó unos veinte minutos en salir porque la estaban petando con gente. La distancia a recorrer son ciento y pico kilómetros y el tiempo de viaje unas cínco horas. Por el camino se ve de todo. La parada final es en el muelle de Maya, al lado del puesto de venta de billetes para los barcos. El coste de la guagua, 200 pesos filipinos o menos de cuatro leuros, el coste del barco 100 pesos y por haber marea baja, había que pagarle a un barquillero 20 pesos para que nos alcanzara al barco. En el barco tenían un gallo amarrado como si fuera su mascota. El trayecto tomó algo menos de media hora y nos dejó directamente en la playa, en las isla de Malapascua. Fui andando por la playa hasta que vi el Fun & Sun, el club de buceo con el que había contactado y a los que tambén les alquilé un cuarto. Me estaban esperando y así como quien no quiere la cosa y en cuestión de segundos ya tenía apalabrada una inmersión nocturna para ese mismo día y tres para el siguiente. 

Como tenía un par de horas me di un garbeo por el minipueblo para buscar la panadería, la encontré y me atiborré a pan y donuts frescos, que en cuestión de pan y bollos, las Filipinas lo heredaron de los españoles y hacen auténticas delicias. También note que este fin de semana es la fiesta mayor, o lo que en tagalo llaman la FIESTA. Retomando el curso avanzado de tagalo, uno puede leer cosas como Barato & kumpleto y a menos que seas truscolán, sabes lo que dicen, igual que cuando lees serbisyo garantisado. Al volver, hablé un rato con unos españoles que también están buceando con este club y cuando me avisaron, pillé mis gafas y mi computador de  buceo y pa’lante. Se me ha olvidado comentar que cuando llegue, me asignaron una caja en la que pusieron todo mi equipo, el cual me probé previamente. A las cinco y media salimos en barca mar adentro. Éramos cuatro, dos maestros del buceo, THE CHOSEN ONE y una pava que está haciendo el curso avanzado. Yo tiré con uno de ellos y ella se fue con otro. En el buceo nocturno, la visibilidad es extremadamente cercana al cero más absoluto y solo ves lo que ilumina tu linterna. Vimos un montón de peces, sepias, cangrejos gigantescos y hasta al pequeño Nemo durmiendo. Estuvimos cincuenta y un minutos debajo del agua con una temperatura de veintinueve grados y a una profundidad inferior a los doce metros. Flipante. Yo pensaba que el chamo que se quedó en la barca estaba flipando o algo así porque como que nos hacía fotos con un flash súper-potente y al salir resultó que a quince o veinte kilómetros había una tormenta con relámpagos por un tubo y esos eran los flashes que yo veía. Regresamos al club, lo pasamos todo por agua dulce, nos tomamos una cerveza y lo dejamos todo preparado para la mañana siguiente. Después me fui a cenar y a acostarme temprano que el día siguiente comenzaba antes del alba. 

El relato continúa en Mi primera vez con el tiburón azotador, el Doña Marilyn y la isla Gato

, ,

2 respuestas a “Viajando a Malapascua y mi primera inmersión nocturna”

  1. Los truscolanes esperan a que suba la marea para ahorrarse los $20… 🙂
    ¿Y por el mismo precio, tiráis y todo? 🙂
    Salud

  2. Sabes como revolverme el cuerpo en solo dos párrafos, eh?
    Lo de los 29 grados de temperatura de noche en el agua me ha dado una envidia que ni te imaginas.