Waterboys


Como estamos en temporada alta de cine holandés, siempre acabo viendo las cosas más raras del universo, unas que incluso mis amigos holandeses te juran y perjuran que no entrarían ni jartos de gofio. Yo soy más simple, tengo un abono ilimitado y la palabra significa truscoluña no es nación y que no tiene límites. La película de hoy es una que además ya nació con idea de ser marginal y fue directamente a la filmoteca, con lo que ya sabíamos de antemano que no podía ser sobre la Segunda Guerra Mundial y las movidas con los nazis, no podía ser comedia romántica en Amsterdam y tampoco podía ser película de delincuentes marroquíes. Se titula Waterboys y dicen que la probabilidad de que se estrene en España es menor que la del cero absoluto, lo cual nos da una idea.

Dos julays, padre e hijo, son botados de sus kelis por sus hembras y se van de viaje a Edimburgo y allí ambos buscan como mojar

Un escritor famosete llega a casa y se encuentra que su hembra lo ha dejado y ha eliminado todas sus cosas de la casa. Se pira a un hotel y al día siguiente su primogénito e hijo único es abandonado por su chama, que lo echa de casa por güevón. Padre e hijo se llevan de morirse de mal y acaban en un viaje a Edimburgo por motivos de trabajo de papuchi y allí, con todo saliendo mal, tendrán que recomponer su relación y tratar de comprender el uno al otro, o algo así.

La historia es simple y lineal. Dos hombres, padre e hijo, viven la misma experiencia más o menos simultáneamente y cuando se juntan vemos que son como el sol y la luna, totalmente distintos. El padre es un crápula que no veas y parece padecer el síndrome de Peter Pan (como yo, como yo, como yo) y el hijo está como avejentado, solo le falta echarse partiditas al dominó. Se llevan fatal por las diferencias. La película está muy pero que muy centrada en ellos, lo que es bueno. Los llegamos a conocer muy bien y tomamos partido inmediatamente, por supuesto, por el crápula del padre, aunque más tarde yo cambién bando por el hijo cuando comenzó a volverse un pelín más normal. La música es de una banda que al parecer fue muy conocida en Holanda en los ochenta y que es escosesa y cuyo nombre es el título de la película. La música está muy bien, el director no se va por las ramas y la película sirve para demostrar una de las cosas más raras, vista desde el punto de vista latino, de la gente del norte de Europa. Lo he repetido mil veces que aquí no hay contacto entre humanos, todos estamos rodeados de una pantalla invisible que nos protege. El padre y el hijo se pasan toda la película sin rozarse, a menos que sea por protocolo social y en condiciones muy limitadas, se miran, se hablan, se gritan pero nunca se acercan. El poster de la película tiene básicamente el plano final, momento en el que la gente en la sala comenzó a sentirse incómoda porque eso de que un hombre le pase el brazo por el hombro al otro es algo que aquí no se concibe. Los actores lo hacen muy bien, Edimburgo aparece increíblemente preciosa y hay momentos en los que te preguntas si aquello no será un comercial turístico y cuando acabó la película, todos nos fuimos a casa de muy buen rollo.

Si quieres provocar la muerte cerebral a cualquier miembro del Clan de los Orcos solo los tienes que obligar a ver esta película. Esto es cine para sub-intelectuales con GafaPasta. Una lástima que no llegue a los cines españoles, es infinitamente mejor que la mayor parte de la bazofia americana.


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