We Need To Talk About Kevin


Hace un par de semanas iba al cine un domingo por la mañana y me pegué una sesión doble de dramones. Mi amigo el Niño se lo olió y se dio la jullona, expresión que quiere decir que me la pegó y no apareció y en su lugar, puso una excusa de un partido de baloncesto o algo parecido. Mi particular via crucis comenzó con We Need to Talk About Kevin, una coproducción angloamericana que está funcionando muy bien en cartelera por el boca a boca y de la que yo y muchos más esperamos que salga alguna nominación a los Oscars. Si sucede, es probable que llegue a estrenarse en España. Si no, pues iros haciendo a la idea de que esta no la vais a ver ya que lo del drama y la falta de efectos especiales no atrae a los distribuidores y particularmente a los integrantes del Clan de los Orcos, esos subhumanos que solo entran en una sala si el presupuesto es de más de cien millones y los efectos especiales ocultan la historia.

La madre de un julay más malo que el Guaca las pasa putas

La película nos cuenta, saltando continuamente en el tiempo, la vida y las consecuencias derivadas de las acciones de un tal Kevin, un chaval que desde siempre parecía ser algo rarito y que jodió la vida de todos los que le rodeaban sin ningún remordimiento. Desde el comienzo se sabe que aquí no hay final feliz, que esto es un descenso en picado hacia el infierno y cada uno de los pasos que vamos dando, nos pone el cuerpo un poco peor. En lugar de centrarnos en Kevin, lo vemos todo a través de la madre, una mujer que ve como su vida se convierte en un infierno por culpa de un hijo que es como un asesino nato pero que actúa y oculta todo esto frente a su padre mientras que a ella la tortura psicológicamente tanto como puede.

Tilda Swinton está gloriosa. Se merece una nominación a mejor actriz en los Oscars. Hace de una madre que sabe que su hijo es malo o más bien malísimo y ve como su vida se encamina en una dirección equivocada pero no puede evitarlo. Las consecuencias de lo que hace su hijo la perseguirán y ella se resigna a aceptar el papel de madre del Monstruo, sufriendo el acoso y el ataque de todos aquellos que fueron víctimas de los actos de su hijo. Hay multitud de escenas en las que lo único que puedes hacer es llorar, tanto de odio como de pánico por el mal cuerpo que se te pone viendo lo que sucede en la pantalla. La historia no está contada linealmente y es como un rompecabezas en el que vamos atando cabos poco a poco y descubriendo la aterradora imagen que será el resultado del mismo. Su hijo está interpretado por diferentes niños, dependiendo de la edad, pero entre ellos, el más retorcido y maligno y el que te da miedo solo de verlo en la pantalla es el interpretado por Ezra Miller, un joven que espero que no sea así en la realidad ya que asusta. El guión está muy bien escrito y el director sabía que tenía un diamante en bruto en sus manos y supo pulirlo y sacar el mayor partido del mismo. Hay multitud de actores y actrices secundarios que tienen su escena, generalmente demostrando una crueldad inusitada hacia una mujer que no es más que otra víctima de su hijo.

Obviamente, si eres un miembro del Clan de los Orcos ni siquiera deberías haber leído esto y lo que se espera de ti es que la ningunees y ni te plantees ir a un cine a verla. Para los demás, si tienes estómago para algo muy fuerte, es buenísima.


4 respuestas a “We Need To Talk About Kevin”

  1. No la veo ni de coña, no puedo con las pelis en que los niños son malos, me da tal cague, que no duermo por la noche. Ni pensarlo.

  2. Cuando tenga ganas de llorera, esta tiene todas las papeletas, rollete madre-hijo chungo…. desahogo seguro!

  3. El hijo no es chungo, es directamente malvado y no hace nada que no tenga claro que tendrá nefastas consecuencias.