Ying Che


Ying Che

Hay experiencias que uno preferiría no haber vivido. De esas tengo yo una jartada y para liberarme de ellas y evitar las pesadillas tiendo a exponerlas aquí y así dejar que los fantasmas vuelen en paz. Mi amigo el Chino me produce una de esas cada cierto tiempo. Hace unas semanas me preguntó si podía ayudarlo con unos cuantos problemas que tenía en la casa y yo, de natural generoso y servicial quedé con él para ir por allí el domingo y echar un vistazo. Tenía algún problema con la televisión por cable que yo arreglé haciendo una llamada a dicha empresa y explicándoles el tema. El chino me miraba entre arrobado y abobancado ante mi eficiencia. Los tíos de la empresa que da el servicio me dijeron que ya habían recibido una llamada desde esa casa pero que no lograron captar la esencia del asunto, algo que les tuve que decir que es normal porque para entender al chino hace falta mucha técnica y años de entrenamiento en el chiquistaní o en su defecto ser un fans de la guerra de las galaxias y entender al pequeño y encantador Yoda con fluidez.

Aprovechando que estaba en su casa revisamos los progresos de sus obras, una tarea milenaria en la que se enfrascó cuando compró la casa y que nunca parece terminar. Lo malo es que cuando uno ve los resultados no merece la pena el esfuerzo que ha invertido en el asunto. En su país con menos dinero y menos ganas se hicieron una muralla enorme y el mira que tira pintura a las paredes y estas siguen de color gris, descojonándose en su cara por su ineficiencia.

Como premio a mi buen hacer el chino me invitó a tomar un refresco y aunque mi cuerpo me pedía a gritos que dijera que no y saliera por patas mi educación me pudo y acepté. Maldita sea la hora. Me hizo el número de las gárgaras que tanto odio y después desapareció para volver con algo extraño que se llama Ying Che. Yo por experiencias anteriores siempre ando con cautela en lo referente a comida china pero el decía que no me preocupara y que me lo comiera que está muy bueno.

Ying Che

Cuando lo abrí mi corazón comenzó a latir a destiempo y las manos me sudaban. Aquello tenía una pinta asquerosa, un aspecto repugnante y que daba ganas de dejarlo allí y salir corriendo. Según mi amigo son unos dulces chinos hechos con cáscaras de naranja que se dejan secar (o pudrir) y mezclado con otras cosas adopta ese adorable aspecto de cagada de caniche. En mis manos tenía lo que parecía ser un pedacito de mierda de perro que además olía a podrido y un chino empujándome a echármelo en la boca y disfrutar con tremenda exquisitez. Insistió tanto que no me quedó más opción y lo mordí. Asqueroso. Sabía tan mal como aparentaba. Fui incapaz de seguir comiendo y en un despiste suyo lo enterré en una planta que me quedaba a mano y la cual posiblemente tenga una muerte horrorosa.

El cabrón no dejaba de recalcarme lo bueno y saludable que es aquella mierda y lo afortunado que soy por poder comerla. Yo le agradecía el honor y el privilegio y traté de escaparme antes de que me matara envenenándome con alguna otra lindeza y él se echó a correr, interceptó mi chaqueta de invierno y me llenó los bolsillos con más de aquellas cosas para que pueda seguir comiéndolas. Ahora que lo pienso yo no lo vi comer a él así que intuyo que se deshizo de ellas colocándomelas a mí. Salí de su casa con una tremenda carga tóxica en mis bolsillos, provocado por aquel asqueroso sabor que se había adueñado de mi boca y con la preocupación de tener que deshacerme de esa mierda.

Primero intenté la opción de los enemigos y a todos les ofrecí uno pero nadie picó, después me los llevé a reuniones en el trabajo y la gente miraba, olía y los volvía a poner en la mesa. Finalmente, ya desesperado, los deposité en una papelera en la calle para que puedan seguir en paz su camino de destrucción.

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8 respuestas a “Ying Che”

  1. Joder macho, tu si que aprecias la amistad y lo demas son hostias. Porque para comerse esa cosa con pinta de mierda de perro, hace falta querer mucho a un amigo…

  2. cuando he visto la primera foto, antes de ver/leer el contenido me he dicho «buah, eso es un polvoron», jejejej, pero noooo, como engañan las apariencias jajajjaja

  3. A eso yo no lo llamo amistad, que le den por culo a los zurullos del chino, bastante favor le hiciste con arreglarle el cable.
    Yo, después de ver el contenido del «polvorón» no me lo hubiera metido en la boca ni aunque de ello dependiera la paz mundial.

    …me acabo de fijar que pone «seedless Ying Che» … gracias a que viene sin pipas, que me dan un asco!! XDDD

  4. Juas, pues por ser mi amigo… de mejores veras le digo lo que pienso del bollo de perro… je ¡anda que no!.

  5. y que se creen, que no se lo dije. El se hace el lolailo y te lo embute en la boca. Y un par de semanas más tarde me preguntó si quería más y creo que captó mi respuesta cuando me vio salir corriendo.

    Esta semana ando acojonado porque el sabado vuelve de china y solo Dios sabe lo que traerá en la maleta.

  6. Gracias, a ti por lo que escribes y a bleuge por recomendarmelo. Felicidades por ser tan buen amigo jajaja.

  7. Que fuerte!!. Se parece a las cagadas del perro de mi madre. Con lo exigente que eres para la comida!!!. No se como lo pudistes probar.

    Yo tuve que probar por compromiso chocolate con leche y un huevo crudo dentro y pense que de ese dia no pasaba. Te garantizo que ya no lo hago mas.