Yo elijo


La semana pasada escribía algo Sin ninguna relación y que parecía caer directamente del cielo. En realidad la secuencia que disparó aquella anotación la comenzó otra reflexión, una que se puede resumir en dos palabras: Yo elijo. Como todas mis reflexiones, venía de más atrás e incluso en Diez años desde el comienzo ya se dejaba ver. Cuando emigré a Holanda, allá por el año dos mil, comencé a enviar las homilías, aquellos correos en los que contaba mi vida en un ambiente totalmente distinto del habitual. Elegía lo que quería contar ya que no toda la información es de consumo público. Cuando creé la Mejor bitácora sin premios en castellano, la parte más complicada fue siempre elegir la información para la bitácora, protegiendo mi vida al máximo y así ha continuado. Muchos pueden creer que en casi siete mil anotaciones está todo dicho pero no es así, solo aparece aquello que pasa mi auto-censura. En todos estos años he ido de izquierda a derecha, de norte a sur, he tenido mis altos y mis bajos y siempre he sabido mantener los límites entre el mundo digital y el real. Por eso me gusta la bitácora y detesto el CaraCuloLibro. Yo determino lo que quiero compartir y lo hago de una forma libre y no obligo a nadie a leerlo. Con eso consigo que todos los que seguramente deberían admitir que están interesados me ignoren completamente y los que me leen son mayoritariamente aquellos que no tienen ningún vínculo conmigo, aunque con el tiempo creen que me conocen y lo saben todo de mi en base a una información censurada que yo les suministro. Es la belleza de un juego en el que siempre salgo ganando yo.

Durante la semana pasada fui a cenar con la Chinita y ese fue un día con buenos ejemplos. Mientras cenábamos la conversación derivó hacia historias épicas y legendarias con mi amigo el Turco, historias que jamás publiqué por aquí ni pienso hacerlo. Igual algunos piensan que las mejores fueron las que escribí pero lo tristemente real es que en los años en los que hemos sido amigos, las más discretitas y modositas fueron las publicadas y las otras las dejé para contar en las tertulias y os puedo asegurar y hasta os aseguro que cuando las cuento, no me creen. La Chinita tuvo que ir al baño a mear para no hacérselo encima, ya que aventuras como el increíble viaje a Madrid con el Turco son más propios de un relato de Ciencia Ficción. Lo mismo me sucede con el Rubio, hay algún atisbo de lo que sucedía en relatos como el de E.T. pero la mayoría han quedado para echarnos unas risas junto al fuego de la chimenea.

Elegir está en el mismísimo núcleo de una bitácora personal. No hay manera de contarlo todo y seguramente no te quieres exponer de esa manera, así que has de elegir y pintar una realidad que probablemente es más bien irreal. Al final de cada día tengo una, cinco o veinte historias que puedo contar y tengo que elegir la que verá la luz, sopesando su relevancia, como afectará a mi mundo o al de aquellos que me rodean. Por suerte mi vida es muy dinámica y salvo por hablar sobre programas que den en la tele o eventos deportivos, universos paralelos al mío que no me interesan en absoluto, siempre encuentro algo que contar. Hay semanas con mucha información y otras con aún más y en ocasiones, la única elección lógica es salirte por la tangente y comentar otra cosa porque todo, todo, todo lleva la etiqueta de Confidencial. Con los años incluso mis amigos han llegado a creerse que cuento todo lo que hacemos y me comentan que esto o aquello es perfecto para la bitácora sin saber que desde siempre los he protegido y nunca se ha sabido nada de ellos. Ninguno parece recordar que pese a ser un lugar supuestamente anónimo, todos los que me conocen saben que lo escribo, no se lo oculto a nadie y son libres de entrar por aquí, ya sean desconocidos, conocidos, amigos o familiares. Por eso elijo lo que quiero decir y cómo hacerlo.


5 respuestas a “Yo elijo”

  1. Muy bien! Me agradan tus escritos por eso los leo a diario ya que puedo notar tu sinceridad! 🙂

  2. Es verdad, puede que se elija, si, pero en realidad yo no pienso demasiado cuando escribo una entrada, es un impulso, claro que la elección seguramente que queda implícita, incluso hasta puede que sea subconscientemente 🙂
    Salud

  3. ¡Así me gusta!…¡Libertad a raudales, para todo el mundo!… Y además, como ocultas, cambias, modificas, imaginas, y distorsionas, existe la posibilidad de que no seas como pareces. Jajaja… ¿O tal vez sí?… Jajaja…

  4. No, para todo el mundo no. Si los truscolanes dicen que están esclavizados, hay que tratarlos como tal y darles tremendas palizas y ningunearlos