Yuli


YuliSiguiendo con mi gira de cine español, en uno de los cines tenían una que se veía rarita, rarita y que seguro que ni Genín ni Virtuditas verían ni jartos de güisky del más barato. Como de mi no se puede decir que le haga ascos a una película a menos que llueva un montón y la temperatura sea de cuatro grados, pues busqué la forma de ir aunque el sensor interior de mal yu-yu lo tenía desbocado. La película es una especie de docudrama titulado Yuli y en las Palmas está solo en un cine, con lo que igual no es tan fácil encontrarla. Creo que en el noreste del país la han llamado truscoluña no es nación.

Un julay se junta con mariponsones para poder jincarse un mendrugo de pan entre tanta gloria podemita.

Resulta que entre tanta hambre y miseria en La Habana, un chaval que las está pasando canutas es obligado por su padre a ir a clases de danza, algo que el chiquillo piensa que es para julandrones, mariquitas y maricones. El chiquillo lo lleva fatal y recibe unas tundas épicas del padre y a trancas y barrancas va progresando en ese mundillo siempre procurando pegar el culo a la pared y así se convierte en el primer bailarín cubano y negro que triunfa internacionalmente.

La cosa es que la vida del chamo la vemos como a dos velocidades. Por una parte tenemos al Yuli de verdad, que está como preparando una obra de danza contando su vida para estrenarla en La Habana y por otra parte, vamos hacia atrás en el tiempo para ver al Yuli de niño y después de joven y cada uno de esos dos Yuli está interpretado por otros actores y coño, podrían haber cuadrado un poquito el color negro porque el colega blanquea y oscurece y le cambian los labios y la nariz de instante a instante, ya que no es una narración lineal y eso para mi fue mortal, el formato este de docudrama televisivo no funciona y hay secciones enteras de la película que aburren infinitamente. Lo mejor es ver el hambre y la miseria en La Habana, algo que por supuesto los podemitas dirán que no existe y el racismo local, que el cubano con dinero o en un puesto de poder es el más rastrero de todos con los pobres. Las escenas de danza, como son tres personas distintas, son buenas, regulares y sosas. La parte en la que el chamo se va a Londres es la peor, sobre todo la segunda vez, es que es mala, pero mala, mala, no aporta nada a la película y parece tener la misión de acumular minutos para permitirnos llegar al final. En fin, que esto acabó siendo un fiasco.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos y por equivocación entras a ver esto, si no se te muere la única neurona del shock, se te acarajota toda y no te recuperas en la vida. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta, esto como que lo hicieron para ti y aún así, yo creo que no te va a gustar. Es muy sosa.


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