La última vez que estuve en Estambul y salí con mi amigo el Turco, en uno de los bares en los que estuvimos tenían cerveza Bomonti. Primero pensé que era alguna marca italiana pero el colega me dijo que en realidad era una cerveza nacional y efectivamente, buceando en la red descubrí que es la cerveza más antigua comercializada en Turquía y el nombre viene porque era el apellido de los dos hermanos suizos que fundaron la compañía allá por el año 1894. En la actualidad la produce la compañía Efes, aunque mantienen el nombre. Es una cerveza con un porcentaje de alcohol del 4,8%, de sabor más bien dulzón pero refrescante, que es lo que se busca. No produce demasiada espuma y la poca que tiene, desaparece en un visto y no visto. Si tengo que elegir, esta me gusta mucho más que la Efes, la más popular de las cervezas turcas y que no estoy seguro de haber comentado, así que igual es la próxima en esta serie.
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Las casas diminutas de Marken en el club de las 500
Si vienes de visita a Holanda y tienes un día, la excursión a Volendam y Marken es obligatoria. Es un lugar increíble y en el que se puede ver ucho mejor como era la vida en este país hasta hace unas cuantas lunas. Una de las cosas que llaman la atención son Las casas diminutas de Marken, en las que aún vive gente, en un espacio realmente pequeño en donde tienes cocina, salón, dormitorio(s) y baño. Las casitas son muy alegres por fuera, aunque a mí ni amarrado me pones a vivir en una de ellas. La foto la hice en una de las innumerables visitas a Marken, concretamente en julio del año 2006 y apareció en la bitácora dos años más tarde. Hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.
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Wat Phnom
En lo alto de la colina rotonda que marca el punto central de Nom Pen tenemos el templo budista más famoso y visitado de la ciudad y que quieres que te diga, después de haber estado en Angkor Wat como que se ve muy miserable. El primer templo se levantó en el lugar en el siglo XIV (equis-palito-uve) y desde entonces lo han estado reconstruyendo continuamente, siendo la actual la versión que se levantó en los años veinte del siglo pasado y que se restauró en 1998. Yo fui antes de la hora del almuerzo y al parecer ese es el momento dulce en el que no hay mucha gente. A primera hora de la mañana y durante el almuerzo o por la tarde, el flujo de creyentes que vienen a hacer sus plegarias es bastante intenso. La foto corresponde a la Pagoda principal del templo. Cerca de la misma tenemos la estupa habitual que ya hemos visto en muchísimas fotos anteriores.
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Asmático del coño
Mi cerebro es una máquina asíncrona y la forma en la que hilvana los pensamientos no se puede explicar. Hoy tenemos un buen ejemplo. Las acciones que llevaron a la conclusión que encabeza el título comenzaron hace cosa de dos semanas cuando me dieron cita para ir a hacerme una prueba para el asma, ya que últimamente me estaba cansando demasiado al ir en bici y siempre tenía la sensación de tener flema en los pulmones, aunque mi médico de cabecera no la escuchaba. La prueba me la hicieron el jueves pasado y durante tres cuartos de hora, analizaron mi respiración sin tomar medicinas para el asma y después de usar una de ellas para ver la diferencia. El resultado estaba claro pero tenía que esperar a la visita a mi doctor de ayer por la tarde para hacerlo oficial.
Cuando estaba en la sala de espera me acordé de la Isleta, ese país y república independiente que fue colonizado y expoliado por los malvados truscolanes, los cuales manipularon a los españoles para que dejaran de palmear y bailar flamenco como hacen todo el día y los mandaron a las Canarias a acabar con los aborígenes y añadir el territorio al país que mangoneaban y que ahora quieren desechar. En la Isleta, en cada calle había una o varias verduleras, hembras de profesión ama de casa que pasaban la mayor parte del día en la verdulería, que en aquellos tiempos se conocía como la Tienda de … Lucianito, Gregorito, Paquito, Chanito o cualquier otro nombre modificado para que porte el diminutivo ito. La mayor parte de esos hombres eran como muros de grandes pero a las verduleras eso no les impedía añadir el diminutivo. Estoy convencido, es más, estoy convencidísimo que si cualquiera de ellos se baja la bragueta y se saca una polla más grande y gorda que un vaso de cubata y la pone sobre el mostrador, las verduleras seguirían llamándolos Paquito, Chanito o Lucianito. Los hijos de las verduleras se criaban en la calle, jugando sin control alguno y acudían a la casa solo para comer. Quizás el desinterés de ellas fue la razón que llevó a muchos de ellos a acabar metidos en drogas y crimen, algo que sucedía con frecuencia en la Isleta. El otro grupo de chamas que pululaba por el barrio era el de las beatas, las que parecían encoñadas con el cura y andaban siempre en la iglesia. No se sabe muy bien lo que hacían pero pasaban allí horas y horas y los hijos de estas eran entregados al cura para los tocamientos de rigor, que ya lo dice el libro gordo ese que escribieron un montón de pollabobas hace miles de años: Dejen que los niños se me acerquen
pa’follármelosy notad como en las versiones actuales se eliminó un pequeño pero significativo trozo de información. Los hijos de las beatas también acabaron metidos en drogas tratando de olvidar los favores recibidos.Todo esto viene a cuenta de una tarea que llevaban a cabo las verduleras. Una hembra del barrio tenía un problema de algún tipo, se iba a la tienda de Lucianito, les contaba al equipo de verduleras de guardia el problema y éstas daban su veredicto, el cual siempre comenzaba con la palabra ¡Ay María! para identificar a la solicitante, independientemente de su nombre, y acababa con del coño.
Así, una julay iba a la tienda para explicar que a su hijo Toni lo llamaban en el colegio Toni el Braga porque lo pillaron con unas bragas puestas en los bloques en los que vivía y ella explicaba sus temores antes de que llegara el veredicto: ¡Ay María, tu hijo es mariquita del coño! Otra podía ir a lamentarse porque su hijo nunca quería hacer nada y se negaba a salir a la calle a jugar y ellas dictaminaban: ¡Ay María, tu hijo es gandul del coño!
Regresando en la línea del tiempo al día de ayer, cuando el médico me dijo que efectivamente, tengo algo de asma y que tengo que comenzar un tratamiento regular para ver si vuelve a los niveles normales, me acordé de las verduleras y como le explicarían el diagnóstico a mi madre: ¡Ay María, tu hijo es asmático del coño!