Miro la vida pasar


Miro la vida pasar
Desde mi ventana miro la vida pasar, lentamente, poco a poco, sin esperanza ni ilusión. Todo cambió el día que te dije no. Recuerdo que era una mañana soleada de invierno, con un cielo totalmente limpio. Recuerdo que había nieve sobre el tejado, sobre los coches y sobre la acera. El humo salía de las chimeneas de las casas y el silencio sólo lo rompían los coches al pasar. No habían pájaros volando, no habían flores, sólo tonos neutros que el contraste con el cielo resaltaba aún más. A lo lejos se veía un ciclista tratando de no caerse en el hielo de la calzada. De su bicicleta colgaban varias bolsas en las que llevaba comida.

Si hiciera un poco de esfuerzo podría recordar muchísimos más detalles de ese día. El día que se detuvo mi mundo, o el día que me bajé del tuyo. Estabas ahí, sonriéndome, haciéndome carantoñas y yo me dejaba llevar. Para ser tan temprano estabas muy activa. Eso tendría que haber disparado las alarmas, pero no lo vi venir. Me dejé llevar y te seguí la corriente. Respondí a tus insinuaciones, yo también te hice carantoñas, jugué contigo.

Cuando llegó la pregunta me cogió totalmente desprevenido. Ni siquiera me dí cuenta de la respuesta que había dado hasta que vi la cara que se te puso. Fue como si la luna eclipsara al sol y toda la luz se fuera de golpe. Tu sonrisa se torció lentamente, tus ojos se fueron cerrando poco a poco y las aletas de tu nariz se comenzaron a convulsionar, al principio lentamente, luego ganando velocidad. Tus ojos se tornaron vidriosos y no debieron pasar más que unos segundos cuando empezaron a derramar las lágrimas. Lo siguiente fue tu mano. Salió disparada contra mi cara y me la cruzaste con dos bofetones. Yo aún estaba en el modo cariñoso y divertido y sin venir a cuento me vi en el medio de una batalla. Los gritos tuvieron que despertar a todo el vecindario. Por un instante pensé que habías perdido la cabeza mientras yo me encogía y mi corazón dejaba de latir.

Yo traté de hablar, traté de encauzar la discusión por un camino más pausado pero no fue posible. Lo siguiente que vi fue como sacabas la maleta y empezabas a guardar tus cosas, llorando, moqueando y lanzándome esas miradas de odio que acuchillaban mi corazón. Pese a mi indiferencia natural fui capaz de darme cuenta de que habíamos llegado al final de un ciclo, que la rueda había girado, que ya nada sería lo mismo.

Saliste dando un portazo y ese fue el punto final. Nunca más supe de ti. Nunca más respondiste a mis llamadas, nunca más permitiste que te viera. Pasados los días noté el cambio. Todos los amigos comunes pusieron tierra de por medio. Todos cerraron sus puertas. Nadie quiso seguir a mi lado. Creía que estaba curtido en mil batallas y nada me afectaría pero no fue así. Tu estrategia surtió efecto. Me borraste del mapa. No pude más que retirarme, derrotado.

Pasado el tiempo todo sigue igual. Siempre he sido fuerte aunque a veces he dudado si la suerte no se ha reído de mí. He acabado en esta casa, mirando por esta ventana y recordando lo felices que fuimos. No soporto que te nombren y ello me ha vuelto arisco, insociable. No puedo aceptar que no volverás. Miro cada mañana en la cama y espero verte ahí, sonriéndome, pero ya no estás.

Alguien me dijo que todo podría ir a peor pero yo lo dudo. Ya estoy en el fondo así que desde aquí sólo se puede subir, aunque cuando estás aquí abajo todo se ve tan negro que cansa y te sientes sin fuerzas para empezar a nadar hacia arriba y salir a la superficie. Espero tener el valor suficiente para hacerlo algún día.

Mientras tanto miro la vida pasar
y no sabes cuánto cuesta creer que no volverás …


4 respuestas a “Miro la vida pasar”

  1. ffff pibe, que triste sonó eso. No nos conocemos, pero bueh??desde cerca, te mando ánimos.
    Cuendo quieras salir de cervezas por A’dam, solo decirlo.

  2. Fabian, es sólo una historia. En Agosto siempre procuro ser un poco más creativo y escribo historias variadas. Nada real. Si sigues leyendo los próximos días, también escribiré algo de miedo y sobre otras cosillas. No te preocupes, estoy más feliz que el Pupas. Lo hago porque los vagos de mis amigos se niegan sistemáticamente a leer libros, así que esta cutre-literatura es lo más cerca de un libro que llegan a estar. En fin. …

  3. COJONUDOS LOS RETOQUES DE LAS FOTOS. NO LAS HABIA VISTO. LA LITERATURA SABES QUE ME SUELE GUSTAR