La diferencia entre la fe y la ciencia


La diferencia entre la fe y la ciencia
Cruzaba las calles corriendo sin mirar atrás. Tampoco miraba a los lados o hacia los vehículos. Sólo corría. Murmuraba algo ininteligible. Esquivaba a los que se ponían en su camino, obstáculos entre él y su meta. Su carrera llegó a su fin al alcanzar la puerta de la iglesia. Chocó contra ella debido a la inercia que llevaba su cuerpo.

La iglesia era un sobrio edificio emplazado en el centro del pueblo con un puntiagudo campanario que señalaba la puerta principal y sentenciaba el punto más alto de la zona. Un diseño arquitectónico robusto y sin los adornos tan del gusto de las gentes del sur de Europa. Como decía el párroco, Dios no gusta de adornos en su casa. El gusto del Señor por la simplicidad no parecía alcanzar a la casa del párroco, situada junto a la Iglesia y de un lujo exquisito.

La puerta de la Iglesia estaba cerrada, como es habitual en los países nórdicos. La casa de Dios sólo se abre cuando hay misa. El resto del tiempo Dios no admite visitas. Dios no quiere que lo importunen a deshora.

En su desesperación comenzó a aporrear la puerta, mientras lágrimas de rabia corrían por su cara. El salmo que rumiaba cambió y comenzó a repetir: «abran la puerta, abran la puerta, por favor«. Había roto mil barreras para llegar allí y no iba a rendirse por una cerradura. Ya no pensaba. Sólo sabía que tenía que entrar allí, tenía que llegar al altar, alzar sus ojos y preguntárselo a la cara.

Preguntarle por qué no quería que él fuera feliz, preguntarle por qué no tenía derecho a cabalgar en busca del Grial, o a visitar mundos por descubrir. Quería que fuese Dios quien le respondiera, que le dijera a la cara lo que un atajo de médicos rodeados de máquinas le habían dicho hacía unas horas. Quería pedirle, rogarle, implorarle que le dejara estar, que le permitiera disfrutar de los pequeños detalles cotidianos, que le dejara querer sin sufrir, amar sin dudar, vivir las cosas que había soñado y que nunca había tenido ocasión de hacer.

Quería el tiempo que la ciencia le negaba. Quería la vida que un atajo de fríos y calculadores médicos le habían dicho que ya no tenía. Quería un sí entre tanto no. Un quiero frente a los no puedes. Un mañana para la noche que le auguraban. ¡Quería vivir! ¡Quería seguir viviendo! Llegar a viejo y tener nietos que lo importunaran, quería ser el cascarrabias del barrio, el viejo belicoso que amenazaba a los niños con su bastón.

¿Por qué no podía disfrutar de eso?¿Por qué se le negaba?¿Por qué a él y no a otro? Era tanto lo que quería reprochar.

Sin embargo estaba allí, golpeando una puerta cerrada que lo separaba de su Dios, que le impedía hablar con él, negociar con su fe. Los puños comenzaban a dolerle y los ojos se le habían secado. Ya no tenía lágrimas que llorar. Su rabia se iba consumiendo agotada por la impotencia, la frustración de saber que no había nada que hacer, que su destino estaba escrito.

Con la llegada del ocaso comenzaron a encenderse las luces de la calle. La iglesia también se iluminó, cobrando vida. Las luces la agrandaban, la hacían más majestuosas. Por el rabillo del ojo sintió que una lampara se había encendido sobre un pequeño cartel que estaba a un lado del portal. Se dirigió hacia el. Había un mensaje escrito en la pared. No acertaba a distinguirlo así que tuvo que aproximarse. Era solamente una palabra y estaba en inglés.

«Believe«. «Cree«. Algo muy dentro de él le decía que era un mensaje para él. Que su fe no había podido mover la puerta pero había recibido una respuesta a sus dudas. Miró hacia atrás, hacia la calle y vio un grupo de gente que caminaba hacia él. Allí estaban ellos. Su esposa, sus padres, su familia, sus amigos. Todos venían a buscarlo. «Cree». El mensaje taladró su corazón. Se limpió la cara con la manga de la camisa. Un montón de brazos lo rodearon abrazándolo…

Cual será la diferencia
entre el fe y la ciencia.
Somos santos y demonios
somos invencibles.


4 respuestas a “La diferencia entre la fe y la ciencia”

  1. me he inspirado con tu grato relato en el siguiente parrafo:

    todos los dias de mi vida el tiempo se desgrana a mi alrededor en pequeñas cadencias y, en cada uno de esos dias la luz de mi corazon ilumina sin duda ni temor la turbia soledad que me quiebra el aliento

    mientras hay amaneceres que mas puedes desear?

    —-
    joasjoas 🙂

  2. soyinferior: Mañana por la mañana sin falta al ambulatorio de San Juán que estás muy mal. Me estás empezando a preocupar. Dedícate a bajar cosas de internet y a reirte de la gente, por Dios.