Después de trepar la montaña como una cabra, aunque en los dos años que pasaron entre mis visitas, la subida la han mejorado mucho y la próxima vez que vaya seguro que ya tienen hasta escaleras mecánicas, ya que esta es la gallina de los güevos de platino. En la panorámica tenemos el lago Kayangan, de agua dulce y salada y con unas plataformas en ambos lados para lanzarte al agua desde las mismas. En mi primera visita te podías bañar sin chaleco salvavidas pero en la segunda lo han hecho obligatorio después de que dos gilipollas turistas murieran ahogados cuando intentaron hacer apnea mientras estaban borrachos y accediendo al lugar de noche. Por culpa de esos dos cadáveres, ahora tienen una neura tremenda y obligan a todo el mundo a ponerse el chaleco salvavidas. El lago es bastante grande.