Hoy tenemos otra foto del pórtico norte del Erecteión solo que en esta además de ver el pórtico vemos a la derecha un olivo y por detrás del mismo está el Partenón y nos sirve para ver la diferencia de nivel entre ambos lados del edificio. La puerta pequeña que se ve a la derecha del pórtico creo que era el acceso al Pandrosio en el que estaba el olivo sagrado de la diosa. En la actualidad no se puede acceder al edificio, solo rodearlo por fuera pero mientras que por el lado de la tribuna de las Cariátides no te puedes acercar demasiado, por este lado no hay ningún problema.
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La playa Paraíso y Bantayan Proper
El relato comenzó en El salto a Dubai que comienza las vacaciones
Después de varios días durmiendo sobre un centro de buceo que comienza su actividad a las cuatro de la mañana todos los días, llegar al hotel en Bantayan y no tener ese ruido fue una bendición. Anoche dormí diez horas, levantándome a las siete de la mañana. Me quedé tirado en la cama hasta casi las ocho, leyendo sobre los sitios a los que voy a ir y cuando finalmente me levanté, lo clásico, afeitarme y jiñote, aunque lo de bucear me tiene muy cambiado y debe ser por las presiones a los que lo someto pero este año parece que no voy a requintar un solo retrete en Asia. Otra cosilla rara de lo de bucear es que debo convertir en líquido la poca grasa que tengo, que gracias a Dios yo no soy obeso como vosotros y cuando regreso de bucear hago unas meadas épicas, yo creo que si me pones un garrafón te lo lleno. Por supuesto muchos prefieren usar el meadero que hay en los barcos en la parte trasera pero yo aún no he dado ese paso y no estoy por darlo..
En la hora que estuve bobeando miré lo que hay que ver en la isla y decidí alquilar una bicicleta. Después de desayunar y junto al hotel hay varios chamos y uno me ofreció una por ciento cincuenta pesos para todo el día. Ese mismo me solucionó el día siguiente apalabrando una excursión en barco. Con mi cámara, una toballa, mi bolsa resistente al agua, la cartera y el teléfono, salí en ruta.
Mi primer destino era cruzar la isla de este a oeste y llegar a Bantayan proper, el municipio y el pueblo que le da nombre a la isla, ya que yo estoy en Santa Fe (en tagalo, en lengua original). Eran unos doce kilómetros de bicicleta a treinta y dos grados y con un sol de justicia y con una bici sencilla, sin velocidades su que no parece que sea capaz de pillar una velocidad alta. En la ida volví a pasar por El centro de Santa Fe y después, la carretera, la única que hay en ese sentido, avanza mayormente en línea recta y sin mucho tráfico, ya que la cantidad de coches que hay en esta isla es muy limitada. Mayormente se cruzaron conmigo motocicletas y ni una sola bicicleta. A unos kilómetros del destino pasé por un pueblo que estaba de fiesta y en otro lugar había un cartel que indicaba que era Mojon y que a dos kilómetros está Sofa. Súper conveniente el que te digan el sitio en el que puedes plantar el jiñote o poner un mojon, que es otra forma coloquial de referirnos a eso que todos, con sangre roja, azul y hasta las ratas deleznables y despreciables, además de asquerosas y zarrapastrosas de los truscolanes hacen, que es, en dos palabras, Ca Gar. En el pueblo de Bantayan está el cajero automático de la isla y en su puerta había cola. Yo por suerte no tenía necesidad y es probable que aguante sin sacar más dinero hasta que me vaya. Los dos centros de buceo que visitaré en el futuro más cercano aceptan tarjeta de crédito, los hoteles los tengo pagos y con la pasta que tengo debería ser suficiente para papeo, taxis, barcos, bus, tricycles y demás. En Bantayan me acerqué al puerto, lugar al que llegan los barcos que van hacia Cadiz, en la isla de Negros. Pese a ser domingo, el mercado estaba abierto, aunque tiene sentido en un lugar en el que la gente vive sin neveras en las casas. La carne o el pescado lo compran diariamente y solo lo que van a consumir. En la plaza principal estaba la iglesia de San Pedro y San Pablo, estaban de misa en ese momento y llena hasta la bandera. La iglesia es de la época colonial española y podría estar en cualquier rincón de España. Hice unas fotos y aproveché para comprarme un helado, una botella de agua de un litro, una de refresco y un dónut. Creo que pagué por todo un leuro. En el regreso iba a desviarme para visitar Paradise beach y programé la ruta en el teléfono para que me diera indicaciones mientras iba escuchando un podcast. Este año he decidido no escuchar audiobooks porque tenía un retraso de meses en mi lista de podcast y de hecho, hoy he llegado a febrero y aún me queda por oír más de noventa. El teléfono me llevó hasta el lugar en el que había varias motocicletas aparcadas y desde el que salía un camino que seguí durante medio kilómetro y que de repente se abría a una playa preciosa y muy bien cuidada. Cobraban por entrar casi un leuro. La playa es idílica y al ser tan complicado llegar hay pocos filipinos, ya que ellos, como cierta comentarista, son culocoches y si hay que caminar como que no mola la cosa.
Estuve allí unas horas, tomando el sol y pasando ratos larguísimos en el agua. Cuando dejé el lugar y porque me pillaba de paso paré en el Ogton Cave Beach Resort, de los mismos dueños que el sitio en el que me estoy quedando y para el que me habían dado un pase de entrada para ver la cueva, que resultó ser eso, una cueva solo que entra el agua del mar y los filipinos se meten allí a mearse por las patas pa’bajo y reírse. Hice mis fotos y seguí mi ruta, regresando al hotel. Ya me he puesto y he hecho mis deberes. Tengo todos los hoteles y el vuelo de avión que me faltaba arreglado con lo que desde este punto hasta el día que me vaya no habrá demasiada flexibilidad pero tampoco tengo que agobiarme por eslabones sueltos. Fui a cenar al Bantayan Burrito Company, un mejicano que aparece en el primer lugar en el tripadvisor. Y después de eso, volver en bicicleta al hotel.
El relato continúa en La visita a la isla Virgen
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Pórtico norte del Erecteión
El Erecteión se construyó para reagrupar las antiguas reliquias de los griegos. Al hacerse en dos niveles, acabaron creando dos templos separados con columnas de estilo jónico. Una parte era un templo dedicado a Atenea y la otra un templo consagrado a Poseidón-Erecteón. El pórtico de esa segunda parte creo que es el de la foto de hoy. El edificio resultó muy dañado cuando la explosión del polvorín turco y lo que vemos hoy en día es fruto de una reconstrucción hecha a comienzos del siglo XX (equis-equis).
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Alien, el octavo pasajero – Alien
Gracias a la magia digital y tal y tal pueden volver a las salas de cine películas ancestrales, de la época en la que Genín hasta iba a los cines de verdad. Por aquí hemos ya tenido muchas de esas maravillas que yo jamás pensé que vería en un cine de verdad, con su pantalla grande, sus butaquitas y mi cubo de cotufas. Como previo al estreno de la nueva película de la Saga de Alien, la cual ya ni sé cuantas películas lleva aunque ahora están haciendo como una trilogía previa a la saga normal, anunciaron que un solo día se podría ver en algunos cines holandeses la película que lo inició todo. El día que escogieron fue la Koningsnacht, el previo al festivo por el cumpleaño del Rey y que en la ciudad de Utrecht es ya día de juerga. Por supuesto que reservé mi entrada y por primera vez en mi vida fui a ver en un cine Alien, película que allá por septiembre del año 1979 se estrenó en España con el título de Alien, el octavo pasajero y que yo vi por primera vez en vídeo o por la tele, que ya ni me acuerdo, pero ciertamente un montón de años después.
Una julay se emputa toa cuando se le cuela en su carro un inmigrante truscolán-de-mielda
Una nave espacial regresa de alguna misión maravillosa cuando su tripulación es despertada antes de tiempo y tienen que investigar una movida rara. Se encuentran con una nave extraterrestre y unos huevos kinder gigantes que están como llenos de pús y de los que sale un bicho feo como un pullol y que se te tira a la cara y te jode la vida y te chantajea con el tres por ciento. El bicho se les mete en la nave espacial y además de crecer más que la cuenta de los deshonestos líderes podemitas, los irá matando a disgustos uno a uno y solo una pava parece que está cualificada para hacerle frente y quitarlo de en medio.
Lo primero que noté en el cine es lo obscura que es la película. Hay partes en las que oyes ruidos y ves movimientos rápidos pero no te enteras muy bien de lo que pasaba. Los efectos especiales han avanzado terroríficamente y cuando vas a ver películas tan viejas es cuando más te das cuenta. La historia ha aguantado muy bien el paso del tiempo pero tanto cuando la vi por primera vez como ahora sigo pensando que la segunda es muchísimo mejor. Esta es más elegante en la forma en la que manejan la trama pero tiene menos acción y algunas de las decisiones que toma la tripulación son como tontas, es como si quisieran que los mataran. Cualquiera que haya visto la película SCREAM, que por supuesto es posterior a este y conozca las reglas del cine de terror verá que hay momentos en los que uno no se separa de la manada o que si escuchas un ruido, no vas a meter la nariz como un novelero, sales por patas sin dignidad alguna y así sobrevives. La película fue la que lanzó al famoseo a Sigourney Weaver que aún hoy en día todos recordamos por las pelis de esta serie y poco más. También fue la primera de una serie espectacular que convirtió a Ridley Scott en un director legendario y gracias a ella ha seguido viviendo del cuento. No hay que decir mucho más, todos conocemos la película.
Esto es cine de terror angustioso para ver en casa con algunos miembros del Clan de los Orcos e incluso con el primo rarito ese que es un sub-intelectual con GafaPasta.