Tanto en Hanoi como en Saigón me tropecé con varias bodas o con las sesiones fotográficas de las mismas y en esta última ciudad, el Palacio Gia Long es muy popular para las fotos, sobre todo por los coches del Jurásico que tienen aparcados por fuera del museo. En la foto vemos una de esas sesiones de fotos, con chama con pavo y paraguas para tratar de preservarla. Yo no se como pueden sobrevivir ambos con cuarenta grados con tanta ropa. Si yo soy el tío, los gallumbos, los calcetines y la camisilla están literalmente mojadas. A veces moviéndome por la calle tenía la sensación que las nubes en realidad se formaban con mi sudor. El ramo de flores de la pava es como muy truscolán, aquí en Holanda llevan unos gigantescos, aunque también es cierto que en este país las flores se venden a precios de risa histérica, como los cincuenta tulipanes por cinco leuros o las sesenta rosas por cinco leuros. En los coches esos de época sin aire refrigerado, no creo que se pudiese entrar al mediodía, mueres abrasado en su interior.
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Vista desde el gallinero en la Santa sede del Cao Dai
Aunque hice un montón de fotos en el nivel en el que estaba la gente que atendía la misa o como queráis llamar a la ceremonia en la Santa sede del Cao Dai, subí un momento al balcón donde estaban los turistas para hacer algunas fotos desde las grandes alturas. En la imagen, la acción transcurría por detrás de mi, ya que fui hasta la mitad del balcón y desde allí hice una foto hacia la parte delantera. El templo es enorme y engañan visualmente sobre la cantidad de gente que atiende el servicio y lo hacen llenando desde atrás y en la foto podemos ver que la primera fila estaba más o menos a la mitad del templo. Entre los que están sentados en el suelo, por el lado de la derecha se ven los jaiques azules, amarillos y rojos de los que tienen más rango. El altar recordaba a los católicos, con sus velitas y su caliz y una especie de caldero que supongo que era para la sangría o el calimocho.
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El micro-invierno vino y se fue
Este año hemos tenido dos momentos puntuales de invierno. El primero fue con el frío seco y que llegó a helar los canales pero que no se alargó lo suficiente en el tiempo para que el patinaje sobre hielo se volviese una actividad regular. El segundo llegó el viernes por la tarde y acabó el lunes y fue la parte del invierno relativa a la nieve, esas acumulaciones de polvos blancos que no se pueden esnifar pero que nos dan grandes alegrías.
Quiero creer y creo que al menos dos personas tuvieron la capacidad intelectual suficiente y necesaria para comprender mi mensaje cuando en otra anotación dije que la foto anterior en realidad es un vídeo y que para verlo hay que hacer clic en la imagen. Los dos afortunados vieron las chochas en pelotas y el muñeco de nieve y a los demás les tendrá que bastar la foto de la imagen. Lo que se ve en ese vídeo era el estado de la nación el sábado sobre la una de la tarde. Holanda no es un país grande pero las diferencias en cuanto al clima son tan enormes que si seguíais con el coche en dirección sur, en unos veinte minutos la nieve desaparecía prácticamente por completo.
La noche del sábado al domingo nevaba otra vez y por la mañana, unas dos horas antes de la hora Virtuditas, mi jardín parecía sacado de una telelevisión de blanco y gris, de las de antes. Había una completa y absoluta falta de color. La foto la hice antes de regresar al cine, mi segundo hogar.
El lunes la temperatura subía por encima de los cero grados y la nieve comenzaba a desaparecer. Aún así, sobre las doce de la mañana, cuando salí a pasear, fuimos a uno de los bosques cercanos, un bosque embrujado en el que los árboles se alinearon en líneas rectas para facilitar las escenas de terror y en ese paseo teníamos el suelo todavía cubierto de nieve, aunque gracias al sol al menos aquí hay algún color.
Esto ha sido el invierno. Ya hoy estamos rozando los once grados y probablemente mañana ya no queden ni las piedras de hielo que todavía se pueden ver en algunas calles. Es el fin del invierno y la llegada de la primavera. Esta mañana, catorce de febrero y oficialmente día de compras para acarajotaos y similares, por primera vez no usé las luces en la bicicleta cuando llegué a Hilversum. Eran las siete y veintisiete minutos de la mañana y ya teníamos la luz suficiente para pedalear sin la necesidad de indicar tu posición a los otros vehículos usando medios artificiales. Ya estamos ganando cuatro minutos de luz cada día y en menos que nada, volvemos a tener los fabulosos días de dieciocho o diecinueve horas.
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La misa de las doce en la sede del Cao Dai
Ayer veíamos de cerquita una de las columnas dentro de la Santa Sede del Cao Dai y hoy tehemos una vista desde la parte de atrás del templo durante la misa o servicio religioso o como lo queráis llamar. Aquí si que se pueden ver las influencias folclóricas con el despiporre de las columnas y la ligeresa conque les dieron manos de pintura de colores pero hay muchísimo más que ver. El techo simula el cielo, como la sala principal de la escuela Hogwarts y la gente que viene al servicio van vestidos de blanco, tanto los pavos como las pavas. La que está detrás de pie es una de las que controlan el cotarro. A la derecha en la parte superior veréis la balconada de los turistas, aunque a mi me permitieron ponerme por detrás por el considerable tamaño de la mía, la cámara quiero decir. Hacia delante, aquellos con ojos en buen estado podrán ver unos colores rojos, amarillos y azules, esos son como los obispos y cardenales, que reciben una promoción hacia colores mejores que el blanco. Mañana creo que veremos una toma desde el balcón.