El palacio Gia Long esn en la actualidad el Museo de la ciudad Ho Chi Minh. El edificio y sus jardines contienen un montón de historia de la ciudad y además el edificio es bastante fastuoso. Se construyó entre 1885 y 1890 y es de arquitectura colonial francesa. El edificio es uno de los lugares favoritos de los vietnamitas de la zona para sus fotos de boda. Durante la Guerra de Vietnam este edificio era la keli del Primer Ministro.
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Tripas y todo lo demás
El mercado de Ben Thanh ha resultado una fuente increíble de anotaciones para el blog y particularmente, la zona del mismo en la que están las carnes. Hoy tenemos otra foto impactante con unas tripas muy limpias y rodeadas de partes de animales que no tengo ni idea ni quiero saber qué eran. El olor en esa parte del mercado era muy intenso. Supongo que casi todo lo que se ve viene de los cerdos, ya que junto a pollos y patos parecen las tres familias de animales favoritas por la gente de la zona. Los cerdos, con su facilidad para comerse los restos de lo que consumen las familias son favoritos en los jardines de las casas que están fuera de las ciudades.
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Bitexco Financial Tower
En el perfil de la ciudad de Saigón destaca la Bitexco Financial Tower, un rascacielos de sesenta y ocho plantas diseñado por el arquitecto Carlos Zapata, nacido en Venezuela y que ahora vive por esos mundos de Dios gracias a la bondad y la gentileza de los podemitas venezolanos, esa miasma que destruyó y sigue destruyendo el país y que tienen en un altar al joputa aquel que no vamos a mentar pero que todos sabemos quién es. El edificio está inspirado en una flor de loto y tengo que admitir que es uno de los rascacielos más bellos que he visto, con un helipuerto en la planta cincuenta y dos que le da esa forma tan peculiar. Es el edificio más alto de la ciudad pero no del país. Hay un mirador en la planta cuarenta y nueve que por supuesto visité, aunque decepciona un poco porque tienes que mirar a través de cristales que reflejan y joden las fotos pero aún así las vistas son increíbles y los ascensores del edificio brutalmente rápidos. Veremos dos fotos más del edificio de noche.
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Pollita y pollote
Cuando estuve en el estadio Panathinaikó en Atenas, por supuesto que admiré el despliegue de mármol y esas escaleras mortales de necesidad por las que suben los espectadores y con algo de suerte se matan y su ubicación y la supuesta historia que tiene el recinto. Pero también me fijé en otra cosilla que parece pasar desapercibida por el populacho y todas esas bitácoras petadas de premios. En el lado de la curva hay unas esculturas que son dos chamos en su versión más básica. Si por un momento nos ponemos las GafaPasta sin cristales para filosofar y nos preguntamos ¿qué es un julay? la respuesta nos la dio el escultor de la estatua que compone las dos fotos que vienen a continuación, ya que es la misma escultura vista desde lados opuestos. Un julay en su versión más mínima es cara y polla y no hace falta más para identificarnos. Si ves el rabo y la cara, ya lo has visto todo y esta verdad tan absoluta es la que hace que nosotros no entendamos a las pavas, ya que ellas parecen mirar mucho más allá y se calientan como burras con un tipo que se quita la camiseta y sigue en vaqueros y bebe un refresco petado de azúcar y a nosotros nos la suda la ropa que se quiera poner la pava y lo único que pedimos es no huir asustados y gritando con una cara horrenda y que tenga hachazo. En la vieja Grecia, como los escultores eran chamos, esto quedó reflejado en la estatua que yo he bautizado como pollita y pollote.
Mirando hacia el público que está en la grada curva del Panathinaikó tenemos a un joven con pollita, como ya he demostrado, tenemos toda la información necesaria para definirlo, le vemos la jeta y la pipeta. Todo más o menos normalito:
Es la otra parte de la estatua la interesante porque también nos demuestra que desde siempre los viciosillos son los puretas, que de esas aguas debieron beber los presuntos tocadores que trabajan para la organización religiosa que ignoró nuestro derecho a tener pecado y pescado original y nos obligó a ir a un cielo en el que no queremos estar. En el otro lado y mirando hacia la zona abierta del estadio o hacia la pista por la que compiten los atletas tenemos a un pureta con el pollote empalmado, que hasta ha roto el mármol de lo dura que se le ha puesto, seguramente mirando a todos esos jóvenes atletas sin ropa o con muy poca:
Y al unir ambos lados, como caras de moneda, tenemos la obra pollita y pollote: