Justo al lado de la avenida y en la zona más céntrica de la playa hay un edificio que parece que lo inauguran cada día. La pintura brilla y se ve impoluto, deben tener como cienes y cienes de pintores de brocha gorda asegurándose que el edificio resplandece. Tiene aspecto de edificio de la época colonial francesa y en todos los días que estuve allí no vi un ser humano entrando o saliendo del mismo. La foto engaña un montón, aquello era el infierno y el suelo derretía la suela de las chanclas.
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El cambio
El sistema ferroviario holandés es centenario y uno de los más complejos de Europa. Tenemos un sistema que te permite prácticamente ir de cualquier lugar a cualquier otro y con una frecuencia que como mínimo te lo permitirá dos veces cada hora. En un país pequeñito, cada hora hay cientos de trenes yendo de aquí para allá, cruzándose, en una coreografía increíble y que se puede observar, aunque hay que hacerlo en hora punta para saber apreciarla en el Actuele spoorkaart Nederland, que yo traduciría como truscoluña ni es ni será nación. Hay que hacer zoom hacia afuera para flipar con este bailoteo de trenes, todos con información ondeline y por ejemplo, un servidor que conoce el número de su tren, usa este mapa desde veinte minutos antes de salir del trabajo para saber la hora de llegada del tren a la estación.
La compleja red holandesa se ha hecho a base de parches. Dos veces al año se parchea a lo grande y en otras dos ocasiones se ponen parches más pequeños. Así han ido añadiendo estaciones y con cambios mínimos, arreglar la totalidad. En cuatro momentos de la historia del universo conocido comenzaron de cero, es decir, tres veces descartaron la programación e hicieron una nueva teniendo en cuenta la red ferroviaria y las necesidades. La quinta ocasión con un cambio revolucionario fue el domingo once de diciembre. Ese día reinventaron toda la programación ferroviaria holandesa con impactos para el mil por cien de los usuarios. Líneas con gran tradición fueron eliminadas o alteradas, algunas estaciones vieron como la frecuencia de trenes en ellas aumentaba y otras como perdían trenes. El cambio se comunicó desde dos meses antes y como todos nos preparamos a conciencia, yo ya tenía mi plan de actuación.
En la quinta era ferroviaria, salía de mi casa a las siete de la mañana y podía pillar el siete y trece o el siete y dieciséis desde la estación en la que me subo al tren (Utrecht Vaartsche Rijn, os deseo buena suerte pronunciando esto) hasta Utrecht Centraal y allí cogía el tren de las siete y veinticinco y llegaba a mi parada en Hilversum a las siete y cuarenta y dos, con lo que antes de las ocho menos diez estaba en la oficina. En la recién estrenada sexta era ferroviaria, si elegía salir de casa a la misma hora solo tenía un tren a las siete y catorce minutos y malamente tres minutos para correr desde un extremo de la estación al otro y seguir hacia Hilversum o tenía que esperar y acababa llegando a Hilversum a las ocho y cuatro minutos. Yo soy de comenzar temprano. No creo en la hora Virtuditas y mi productividad es escandalosa por la mañana. Mirando la planificación descubrí que ajustando mi sueño y adelantando el despertar quince minutos, podía pillar un tren a las seis y cincuenta y siete y tengo casi diez minutos para cambiar a otro y llegar a Hilversum a las siete y veinticinco, con lo que puedo estar en la oficina a las y media. En caso de fallarme el primer tren, tengo otro a las siete y cinco con carrerón gratuito en Utrecht Centraal y si falla, esperar doce minutos y seguir ruta en un tren que hace menos paradas y llega a Hilversum a las y treinta y cuatro, con lo que incluso en ese escenario negativo, llego a la oficina antes que en las eras pasadas. El regreso también se movió unos tres minutos con lo que salgo de trabajar ciento ochenta segundos antes.
En la semana y media que llevamos con los nuevos horarios, solo un día perdí la conexión y fue culpa mía por salir muy tarde de mi casa. Las conexiones en el regreso son mucho más perfectas y ahora sobre las cinco menos veinticinco ya he pasado la página laboral y me dedico a las cosas que me interesan de verdad, que yo trabajo porque es la forma más cómoda de prostitución, que quede claro que lo hago por el dinero y a la empresa no le doy ni cinco segundos extras. Los diecisiete millones de ciudadanos holandeses nos teníamos todo lo peor, esperábamos un domingo negro y un lunes de pesadilla y al final resultó que todo funcionó mejor que con vaselina, no hubo retrasos, no hubo cancelaciones ni grandes dramas. Entre las ventajas para mí del nuevo sistema está que ahora tengo un tren directo desde la estación cercana a la keli del Rubio a mi casa, el cual ya probé el viernes por la noche. Mis otras rutas, ir a los aeropuertos o al cine en Amsterdam o Amersfoort solo han sufrido cambios en el horario, con algunos minutos de diferencia, pero siguen durando lo mismo.
Para minimizar los retrasos, en el nuevo sistema y en líneas muy largas, los trenes tienen una o dos paradas intermedias en las que se detienen durante cinco o diez minutos, con lo que si traen retraso allí lo recuperan. En mi caso eso es perfecto, el tren de las cuatro y seis a Utrecht Centraal desde Hilversum era uno que prácticamente todos los días tenía cinco minutos de retraso y ahora salgo con puntualidad impensable.
Y en la segunda semana, lo de levantarme y salir de casa antes que la gente comience a pajariar me está gustando un montón, va a resultar que soy un animal mañanero.
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Mujeres con ropa bañándose en Nha Trang
En el tramo final de fotos de Nha Trang tiramos por cosas más mundanas, como la playa que es lo que realmente atrae a los visitantes. Es bastante larga y en esta foto la vemos desde su comienzo. La zona turística está un kilómetro a lo lejos. Cuando pasé por allí, dos mujeres vietnamitas se quitaban los calores en el agua, antes de salir y seguir haciendo sus tareas. En varios países del sureste de Asia, ven como algo normal lo de enchumbarte o directamente entrar al agua y después seguir. Como ahora todos tenemos nuestros telefoninos, espero que los de las pavas de la foto tuviesen protección contra el agua o quizás están en la pila de cosas que hay en la arena junto a la orilla.
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Chamo en barca bajo el puente
Regresando a la zona turística de Nha Trang tuve que cruzar un puente bastante largo que creo que se ha visto o está por verse en las fotos de la serie. Cuando pasaba, un chamo remaba por debajo del puente, con sus cosillas y a su ritmo. Fue uno de esos momentos cotidianos que no puedes dejar pasar. Cuando hacemos turismo en una gran ciudad, pasamos por ella sin prácticamente ver a sus habitantes, sin observarlos, quizás porque ya se han ido, como ha sucedido con Amsterdam, ciudad que era hace unos años maravillosa y en la que podías sentarte en una terraza o en un parque con una familia holandesa despreocupada y disfrutando del fin de semana y que ahora y por culpa de los programas esos que han convertido cada piso y cada lugar en un espacio para alquiler han transformado el centro de Amsterdam en un parque de atracciones en el que lo único que no se puede ver son holandeses, que han huido masivamente de esa ciudad.