Antes de dejar la zona, una última foto de las Torres en Po Nagar. La hice por detrás de la torre principal y se puede ver que oculta una torre pequeña. En la foto se puede ver unas chamas vestidas de rosa que hacían unos bailoteos típicos para los turistas. La verdad, la verdad, yo habría preferido unas buenas sacerdotisas que degollaran truscolanes y después escupieran contra lava ardiente la sangre de esas malas bestias invocando al maligno o algo así con lo que me parecieron muy sosas. En la foto se puede ver que las torres tienen un montón de motivos de decoración en la parte superior y que todo está perfectamente conservado (o restaurado).
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La mañana del Coliseo y el Foro Romano
El relato comenzó en Un nuevo viaje a Roma y en la plaza de San Pedro por la noche
Cuatro horas antes de la hora Virtuditas yo ya estaba ocupado con el jiñote y una ducha antes de subir al restaurante del hotel a desayunar a las siete y media, que era la hora en la que nos podían la pitanga gratis, que si empiezan media hora antes, yo habría ajustado mis horarios. Pensaba que estaría allí con el camarero y resultó que prácticamente todos los huéspedes tuvimos la misma idea. A mí lo de los bufetes me agobia y me obligo a no calentar la silla y quedarme en un bucle infinito en el que no paras de comer más y eso lo consigo con mucha voluntad y recordándome que no quiero ser obeso como ustedes. Antes de las ocho estaba en la calle y enfilando la estación de metro de Ottaviano y desde allí fui a Termini con el metro de la línea A, en la susodicha estación cambié a la línea B y continué hasta la parada de Colosseo. Si eres tonto del culo, totorota, acarajotado, truscolán o directamente bosmongol, te vas hacia la cola gigantesca de compra de entradas para acceder al Colosseum. Si tienes al menos un dedo de frente ya sabes que la entrada al Colosseum está combinada con el Foro Romano y que las taquillas de ese, que están enfrente del Colosseum, es decir, a unos metros, no tienen cola alguna. Como el aclamado autor del mejor blog sin premios en castellano y ese que algunos llaman de Uitverkorene hace sus deberes en casa, ya tenía comprada mi entrada por Internet, tanto la entrada al Coliseo como la visita guiada, exclusiva, única e irrepetible, a los sótanos del Colosseum y al tercer anillo, por desgracia en inglés porque no quedaban plazas para las de español o italiano. Mi visita era a las once y veinte y al darme la pegatina me dijeron que la enseñara y accediera por la cola minúscula para grupos. Esa visita, si no compras la entrada con antelación, es imposible porque siempre están vendidas. Tenía tiempo así que opté por tirar para el monte del Foro Romano y visitarlo.
La foto anterior está hecha desde dentro del Foro Romano la friolera de dos horas antes de la hora Virtuditas. El día estaba perfecto, sin nubes, aunque fresco pero no frío, que yo los ocho grados de temperaturas ya los siento como el calor tropical para Genín y quiero enfatizar y enfatizo que a partir de los once grados me muevo en bicicleta con camiseta porque me acaloro. Regresando al asunto, tiré Monte Palatino pa’rriba y esta, por si alguno no lo sabe, es la más céntrica e importante de las siete colinas de la verdadera capital de Europa y del mundo. Allá arriba están los restos del Domus Flavia, la keli de Livia, la keli de Augusto, el Hipódromo de Domiciano y una vista fabulosa y fantástica del Circo Massimo que tenemos en la siguiente imagen:
En esta zona está también el Museo Palatino, desde detrás del cual hice la foto y que es un micro-nano-museo, tan pequeño que si parpadeas te lo pierdes y totalmente prescindible. El hipódromo es fascinante igual que los jardines y las kelis mentadas. Desde el Monte Palatino tenemos las vistas más espectaculares del Forum Romanum y por si alguien lo duda, mejor dejamos un ejemplo que ya lo dice el refrán, una imagen vale más que cualquier truscolán-de-mielda:
A mí todas las veces que he visitado este lugar me entra el frenesí y no paro de hacer fotos y moverme. Por la zona del Foro Romano siempre lo flipo en cuatro o cinco dimensiones imaginándome como debía ser el lugar cuando el imperio romano estaba en toda su gloria.
Cuando agoté la zona me salté todas las colas del Coliseo y entré por la de grupos, como me habían dicho. Me quedaba un rato hasta que comenzara la visita guiada así que me di un paseo e hice fotos. Este sigue siendo el estadio más espectacular del universo. Las visitas guiadas son en grupos de veinticinco personas. Nos explican un poco las coñas y la primera parte era salir a la tarima de madera similar a la que existió allí anteriormente. La vista del Colosseum es sencillamente espectacular:
Al otro lado, justo enfrente y en un pequeño balcón, los dos mil chichones que ni sabían que se pueden reservar estas entradas para la visita guiada. También se puede ver gente en el segundo anillo y quiero que os fijéis en el tercer anillo en la zona en la que hay unos andamios porque más tarde subiré hasta allá arriba. Ya con andar en la plataforma sin una multitud la visita merece la pena.
Después bajamos a los sótanos y eso es mágico. Caminas por los mismos sitios en los que estaban los gladiadores y los animales, vemos la recreación de uno de los ascensores con poleas, el túnel por el que venían los gladiadores desde el edificio en el que vivían (que no es en los sótanos del Coliseo como se ve en muchas series para chichones de esas que tanto os gustan). Esta parte de la visita me ha hecho plantear el volver el año que viene para verla de nuevo, la historia que te cuentan, lo que ves, todo es fascinante. En la foto anterior se puede ver a los pobres arracimados en su balcón mirando con envidia hacia nosotros, los veinticinco elegidos.
Cuando acabamos con los sótanos subimos al segundo nivel y allí nos dieron unas cuantas explicaciones más y cruzamos por una exposición que hay ahora mismito con fotos y cosas de las ruinas que los HIJOSDEPUTA terroristas musulmanes-de-mielda del Isis han destruído en Siria y otros lugares. Las fotos de como eran las zonas arqueológicas y como las han dejado te dan ganas de llorar. En lo que a mi respecta, cualquiera que eligió ir allí a luchar por ese estado y ahora quiere volver a Europa, tiro en la nuca y se le usa como carne basura para las piaras de cerdos. No merecen más.
Subimos al tercer anillo para unas vistas increíbles y exclusivas del Colosseum. Al frente podéis ver la tarima y justo en la parte central inferior a los pobres arracimados en su zona. En la época de los romanos, el estadio tenía cinco anillos y las hembras solo podían sentarse en el último con lo que al menos en este caso, tener colita era mucho más preferible que el hachazo.
Desde los niveles altos del Colosseum aproveché para hacer una foto del Arco di Costantino que seguro que ya habéis visto porque está sobre este texto. Cuando acabó la visita guiada y estaba satisfecho con la cantidad de fotos que hice, salí escopeteado y tomé el metro de vuelta en dirección al hotel. Mi siguiente parada era para ver los Museos Vaticanos pero eso lo dejo para el siguiente capítulo que estas anotaciones se me hacen muy largas.
Por supuesto hay un documento espeluznante videográficamente hablando. Comienza por fuera del Coliseo y junto al Arco di Costantino, después entramos en el Foro Romano caminando por una auténtica vía romana, vemos el Circo Mássimo y otras vistas increíbles desde el Monte Palatino antes de descender. Una vez terminamos con el Foro Romano pasamos al Coliseo y vemos la parte a la que puede acceder el populacho que solo paga por la visita normal y después nos adentramos como gladiadores en la tarima de madera en los segundos seguramente más increíbles de la historia del blog, miramos desde allí como hacían los luchadores cuando competían, bajamos a los subterráneos del Coliseo y subimos a la parte más alta que se puede visitar. Absolutamente increíble. El vídeo está AQUÍ y la música es la fantástica canción What Have I Done To Deserve This the los Pet Shop Boys en la versión de Shep Pettibone Disco Remix:
El relato continúa en La tarde en los museos Vaticanos y la Galleria Borghese
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Altar en una de las torres de Po Nagar
Hoy tenemos otro altar, creo que el de la torre pequeña que vimos hace un par de días. Las torres no tienen ventanas y eso se nota en la alegría y cosa buena de las paredes. El lugar es tétrico que no veas y para paliar esto decidieron contratar un estilista que se graduó en la misma escuela que Dolorsi, la que le hace las uñas a mi madre y que se pirra por un color brillante. Por mucho menos que esto el Tribunal Penal Internacional ha juzgado a julays por crímenes de guerra. No pienso comentar nada del dildo gigantesco que hay en la parte delantera. Puedo confirmar y confirmo que cuando entré a hacer la foto no había nadie enchufado al mismo. Por el tamaño gigantesco, yo diría que está pensado para mujeres koreanas, que después de jiñar esos kabezudos se tienen que quedar desencajadas por los bajos. A veces me despierto gritando por las noches con pesadillas en las que mi madre le compra a Dolorsi treinta y cinco tupperwares más y las dos lámparas amarillas-horrendas y mi madre las pone en mi dormitorio en Gran Canaria.
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Un nuevo viaje a Roma y en la plaza de San Pedro por la noche
Mi última escapada antes de la de Navidad, que es a Gran Canaria como en las pasadas dieciséis navidades, fue a Roma, ciudad que adoro y en la que siempre hay algo que ver o que revisitar. Este es el quinto año consecutivo que voy a la ciudad, siempre en otoño y en varias ocasiones en diciembre. Salvo la primera vez y este año, mi aeropuerto de llegada era el de Fiumicino, al que vuelan Buelin y Easyjet. Esta vez, el billete con Ryanair era tan escandalosamente barato que opté por ir a Ciampino, aunque la primera vez me dio algo de mal rollo y pese a estar en la ciudad, está muy mal comunicado. De entrada y junto el billete de avión añadí la transferencia a la estación de Termini con guagua. Después busqué hotel y esta vez quería salir un poco de la zona de criminales, chusma y gentuza de Termini y encontré un hotel frente a los Museos Vaticano super-bien de precio, con desayuno incluído. Cuando digo que el hotel está enfrente, quiero decir, ENFRENTE y mi ventana miraba directamente hacia la muralla que separa al estado Vaticano del resto del universo, como se puede ver en la foto hecha desde la habitación:
Regresando a la rutina de estas escapadas, mi avión salía casi a las cuatro de la tarde con lo que trabajé desde mi casa media jornada y tras el curro salí para el aeropuerto, primero en bici hasta la estación de Utrecht Centraal, desde allí en tren hasta Eindhoven Centraal y el último segmento en guagua hasta el aeropuerto. Las dos líneas que comunican el aeropuerto con esa estación son la 400 y la 401, la primera es una lanzadera, no hace paradas intermedias pero va por una ruta con tráfico cotidiano y tarda unos veinticinco minutos y la segunda es una línea con mogollón de paradas que termina en el aeropuerto y que también tarda veinticinco minutos prácticamente siempre ya que va todo el tiempo por carriles bus o zonas residenciales de poco tráfico. Ir en una línea o la otra es solo cuestión de cuál llega primero a la estación y por ejemplo el domingo ese día fui en la 401 y el domingo regresé en la 400.
En el aeropuerto, me compré un cruasán mixto pero sin pasar por plancha que pretendía comerme más tarde y pasé el control de inseguridad. Dentro de la terminal, busqué en donde apalancarme con visual de las pantallas de información y me puse a ver episodios de mis series favoritas, en este caso la bacanal de superhéroes de DC que ha habido con visitas de invitados entre Arrow, The Flash, Supergirl y Legends of Tomorrow. Mi tarjeta de embarque me ubicaba en la parte trasera del avión pero en pasillo. Con Ryanair, a menos que pagues te ponen en donde les sale del piporro y como yo no suelto un leuro ni con rumana desbocada y tirada en el suelo mendigando, me quedé con el que me pusieron. El avión llegó con diez minutos de retraso y el embarque como siempre fue caótico. Con Ryanair funcionaba mucho mejor cuando no te asignaban asiento. Un chamo se empeñó en poner en los compartimientos superiores su abrigo y su mochilita, la azafata lo obligó a quitarlos porque hacia falta el espacio para maletas más grandes y al final consiguió emputarla y por un instante todos pensamos que la tía lo echaba del avión. Le puso los puntos bien encima de las íes y lo dejó que no abrió la boca en las siguientes dos horas. Con el embarque tan lento juntamos otros diez minutos de retraso.
El vuelo a Roma fue sin problemas. Aterrizamos en Ciampino, que está cerca de Castelgandolfo y la vía Appia nuova. Afuera, un caos que no veas en las paradas de las guaguas. Estuve algo más de media hora esperando que llegara la que me correspondía y cuando salimos, fuimos directos a un atasco brutal en el que perdimos una media hora solo para recorrer el primer kilómetro y medio o así, hasta superar la circunvalación de Roma. Después de allí todo fue bien y en media hora más llegamos a la estación de Termini. Allí cambié al metro, la línea A y me bajé en la parada de Ottaviano. Fui andando hasta el Hearth Hotel en donde me asignaron mi habitación y procedí a la okupa-ción. Me recomendaron el restaurante Da Vito e Dina y la recepcionista llamó y me reservó mesa, con lo que entré en el sitio como un rey.
Comí una bruschetta con tomate y unas concretas de risotto que vendrán a continuación para ir asentando el estómago y después de plato principal una especie de macarrones que estaban del copón. Aquellos que vienen a mi casa y se encochinan con mis fabulosas y fantásticas croquetas, que sepan que en el restaurante las cobraban a un leuro la unidad, así que la próxima vez que me vacíen el congelador, por favor hagan el cálculo:
El camarero intentó que además de lo anterior y lo que viene después de este párrafo me comiera un postre pero es que me quedé requintado, que al ser noréxico-bulímiko, no tengo tanto estómago como ustedes los obesos.
Salí de allí y sabía a ciencia cierta que o caminaba una hora o así o iba a tener una digestión de esas en cama horrendas, ya que entre pitos y flautas, la cena fue alrededor de las nueve de la noche. Fui bordeando el discretísimo muro del Vaticano hasta la Basílica de San Pedro. Me puedo imaginar y me imagino las bacanales que suceden allí dentro cada día y supongo que esa es la razón de tremenda muralla.
El Vaticano siempre impresiona por la noche por lo grandiosa que es la basílica por fuera, aunque si no fuera por la columnata de Bernini, esa soberbia y genial idea en la que el edificio parece abrazar a la gente que está en la plaza, yo me quedaría con la Archibasílica de San Juan de Letrán, mucho más bonita en su fachada y que además, fue la sede de los papas durante una purriada de siglos. En la plaza de San Pedro tenían el clásico árbol de Navidad y el portal de Belén, los cuales veréis más tarde en el vídeo.
Seguí paseando hasta la zona del Ponte Sant’Angelo, puente que mandó a construir el emperador Adriano para conectar con el mausoleo que se construyó al otro lado del Tíber y que ahora es el Castel Sant’Angelo, el cual comunica directamente con el Vaticano por un paso aéreo. En el puente hay las estatuas de diez ángeles, pero que no eran de los de Charlie. Dos de ellos deberían ser de Bernini pero al Papa le molaron y se los llevó a una iglesia y lo que hay en su lugar son copias de otro julay. Callejeé durante una hora antes de regresar al hotel y acostarme temprano ya que el sábado tenía una maratón brutal y pensaba estar en la calle desde varias horas antes de la hora Virtuditas, que todos sabemos cuál es.
Este segmento del viaje está visualmente representado por el vídeo que viene a continuación y que también podéis ver AQUÍ, en mi llutuve y que viene acompañada de la canción Opening, de Philips Glass y que forma parte de la fabulosa banda sonora de la película The Truman Show. En el vídeo se pueden ver varios Ryanair aparcados en el aeropuerto de Eindhoven cuando nosotros íbamos hacia el nuestro, después repaso de la plaza de San Pedro con la basílica, el árbol de Navidad y el portal de Belén que creo que conseguí no enfocar ni una sola vez:
El relato continúa en La mañana del Coliseo y el Foro Romano