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  • Sábado por la tarde y domingo por la mañana en Budapest

    10 de noviembre de 2016

    El relato comenzó en Regresando a Budapest y paseando por la ciudad de noche y de día

    Nos habíamos quedado cruzando el Puente de las cadenas y desde allí seguimos andando junto al río Danubio en dirección al parlamento húngaro. Si viajo solo, suelo planear mucho mejor y procuro que no se me pase nada pero al ir con mi amigo el Rubio y combinar la visita turística con la celebración de la amistad, voy más a su bola y si tiene que suceder, pues que no pase. Así, aunque añadí tanto en el Trips como en el Tripadvisor un montón de sitios que igual merecía la pena ver, muchos se quedaron atrás y algún otro apareció de la nada, como el monumento a los zapatos.

    Monumento a los zapatos en Budapest

    Todos sabemos el cariño tan grande que hubo por los judíos durante la Segunda Guerra Mundial en Europa y como se inventaron un montón de maneras de mostrar esa pasión y en Hungría, aprovecharon que el río pasaba por la ciudad para fusilarlos junto al río y que la corriente se los llevara. En la zona han hecho el monumento que se puede ver en la foto anterior, ya que los obligaban a dejar los zapatos atrás para poder volver a usarlos. Supuestamente vivimos en un mundo en el que todos somos respetuosos y todo lo demás así que no puedo comprender como habían turistas haciéndose fotos con los zapatos para publicar en su CaraCuloLibro y mandar a sus amigos y familiares, siempre con la mayor de las sonrisas. Sirve para recordarnos que ya va siendo hora que llegue la plaga que borre de la Tierra a más de la mitad de los julays que la habitan.

    Országház - Parlamento de Hungría en Budapest

    El monumento está muy cerca del parlamento de Budapest, un precioso edificio inspirado en el británico y que en mi visita anterior no pude ver. Nos acercamos a las taquillas y quedaban algunas plazas para la visita en español de las dos y cuarto. Había un grupo denunciando el terrorismo cultural totalmente inaceptable porque no hay visitas guiadas en truscolán, esa jerga repugnante y asquerosa que hablan las ratas deleznables que habitan el noreste peninsular. Por supuesto, siempre pueden hacer la visita en ruso, alemán o alguna otra lengua que seguro que hablan ya que el español lo han perdido hace tiempo en su afán por volverse el centro del mundo mundial.

    Cerquita del parlamento está el Elysée Bistro and Café y entramos a tomarnos una birra mientras esperábamos media hora para hacer la visita guiada (la única que se permite) del parlamento. Pasamos el cutre-control de seguridad y en tres cuartos de hora nos llevaron por algunas de las salas del edificio y nos contaron parte de su historia. Es simétrico ya que albergaba tanto el senado como el parlamento pero en la actualidad Hungría solo tiene el segundo así que la parte dedicada al primero no se usa, idea que se debería copiar en más países ya que hay mucha boca mamando de la teta del gobierno. La visita es amena y didáctica.

    Desde allí fuimos a la Basílica de San Esteban, la cual casualmente estaba cerrada ese día y ya van dos veces que he estado en Budapest y no he podido entrar. Subimos a la cúpula para ver la ciudad desde allá arriba e hice varios vídeos que podréis ver al final del relato. Entre pitos y flautas ya eran las cuatro de la tarde que justo es la hora a la que abren los pubs y como estábamos cerca del Léhuto – Craft Beer Bar fuimos a tomar unas cuantas cervezas y piquear algo. Tienen un menú español, pero más bien de algún pueblo chiquistaní u otra barriada parecida ya que algunas de las cosas no las reconocí y yo una vez fui españó, españó, españó. Desde allí volvimos a pasar por la pensión para largar el lastre de la cámara y además, a esa hora comenzó a llover con saña. Todas las opciones que teníamos previstas para cenar se torcieron y acabamos cenando en el Darshan Udvar, que no recordaremos por lo exquisito de la comida y en el que tardan lo imposible en traerte el papeo una vez lo pides. Tras cenar nos pasamos a un bareto cercano y allí seguimos empapándonos de alcohol hasta la medianoche.

    A la mañana siguiente, desayunamos en el motel y nos despedimos del lugar. El día estaba malo tirando a peor y habíamos elegido pasarlo en el Balneario Gellért, ya que Budapest es famosa por tener un montón de balnearios en la ciudad. Ese nos pillaba relativamente cerca, justo al otro lado del puente de la Libertad, en el magnificente hotel Gellért. Como ambos viajábamos ligeros, fuimos con nuestras mochilas y siguiendo el consejo que nos dieron en la pensión, compramos una entrada con taquilla y una con cambiador. Por supuesto esto lo teníamos planeado y ambos llevamos bañadores y toballas.

    Piscina a 36 grados en el balneario Gellért

    Las siguientes horas las pasamos relajándonos a conciencia entre piscinas a diferentes temperaturas, desde los once grados y medio que te ponían los güevos en el lugar anteriormente ocupado por las amígdalas hasta otras de ochenta grados en la sauna y entre medias, piscinas con treinta y seis grados como la de la foto, temperatura que es sencillamente ideal.

    Querubines toqueteándose en el balneario Gellért

    Todo el balneario está muy requete-decorado, como de estilo arquitectónico chimpún y en la entrada de las piscinas cálidas estaban los dos querubines que aparecen en la foto anterior y que estaban como toqueteándose o aterrorizados y dándose apoyo emocional porque el supuesto tocador de niños y cura estaba por venir a hacerles una faena. Este momento es perfecto para repetir mi rencor porque a mí el presunto tocador que me asignaron en la infancia lo que me arreaba era unos moquetazos que no veas cuando casualmente preguntaba por la razón por la que la virgen María era virgen si estaba casada o por qué aquel Dios tan todopoderoso, teniendo todas las hembras del mundo, eligió a una que encubría a un julandrón como su hembra para parir a su hijo. Estas y muchas otras son las injusticias de la vida y si a alguno lo han echado de más de cuatro iglesias, por favor que lo diga por aquí que yo creo que tengo uno de los récords mundiales.

    Piscina principal en el balneario Gellért

    La piscina principal del balneario, esa en la que la gente hace como que nada, es bastante bonita y está rodeada por columnas. Sobre la una y media de la tarde dejamos el lugar, cruzamos el puente y tras almorzar en la zona, cogimos el metro de la línea tres hasta la última parada y allí cambiamos a la guagua que te lleva al aeropuerto. Pasamos el control de inseguridad y nos bebimos y comimos la calderilla que nos quedaba. El vuelo salió con precisión absoluta y llegamos a Holanda quince minutos antes de tiempo. Al salir del aeropuerto hicimos el primer trayecto juntos y después el Rubio cambió de tren mientras yo seguía hacia Utrecht.

    En general, Budapest es una ciudad agradable para visitar y hasta podría volver por tercera vez para terminar de ver las cosillas que tienen, ya que lo malo de ir con amigos o familia es que siempre te dejas mucho atrás.

    Todo lo sucedido en el relato está por supuestísimo capturado en el vídeo que podéis ver AQUÍ o más abajo y que nos lleva desde el río Danubio delante del Parlamento húngaro a ver una guaguacuática a subir a lo alto de la basílica de San Esteban para ver la ciudad y finalmente entrar en el balneario Gellért. La música es la canción Untouched del grupo The Veronicas que seguro que todos conocéis tan bien como yo.

  • Retorciendo palabras en el Club de las 500

    10 de noviembre de 2016
    Retorciendo palabras

    Gracias a Dios que se me curaron los ramalazos sub-intelectuales que me daban en un pasado muy lejano y que hacían que escribiera chorradas de todo tipo. Según llegué a la inmadurez no volvieron a darme. Hace doce años, cuando aún tenía el virus, me dio por hacer una serie exótica inspirada en las canciones de un álbum. Cada una de esas historias iba acompañada de una foto tuneada a destajo, como la de hoy, que vimos por primera vez en agosto del 2004 en la anotación Retorciendo palabras y hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.

  • Entre las ruinas de los templos de My Son

    10 de noviembre de 2016
    Entre las ruinas de los templos de My Son

    A estas alturas ya no sé ni que poner con las fotos de las ruinas de My Son porque todas son muy similares pero esta me encanta, parece sacada de una película de Indiana coJones. Solo me faltó la serpiente enorme con cara de deshonorable líder de truscoluña, que no es nación. Cuando este lugar estaba en su apogeo tenía que ser fantástico pasear entre todos estos templos con los hindúes cantando el jasha jasha como en las pelis y gracias a la calor extrema, las chochas mostrando chicha a destajo. Regresando a la foto, al fondo se puede ver como la jungla está esperando a que nos despistemos para recuperar el terreno.

  • Regresando a Budapest y paseando por la ciudad de noche y de día

    9 de noviembre de 2016

    Por quinto año consecutivo me he escapado con mi amigo el Rubio de fin de semana. Este año el destino fue Budapest, capital de Hungría y ciudad que para mí era mi segunda visita y si alguno tiene el más mínimo interés, se puede revolcar en los gigantescos archivos del mejor blog sin premios en castellano y leer el relato de aquel primer viaje, que comenzó en Camino de Budapest y hasta pueden ver el Álbum de fotos de Budapest y no vamos a seguir metiendo el dedo en la herida de esas mierdas de bitácoras del copiar+pegar porque no merece la pena. En fin, que volábamos el viernes pasado el mediodía desde el aeropuerto de Schiphol y con KLM y nos vimos en la estación de Amsterdam Bijlmer ArenA en donde el Rubio hacía transbordo desde el tren que le lleva a la barriada periférica en la que vive. Nos comimos unas papas fritas holandesas en el aeropuerto, pasamos el control de seguridad y buscamos la puerta de embarque. El vuelo fue puntual y sin problemas y como el Rubio cogió la ventana, no hay vídeo. Una vez en Budapest, nos recogían en el aeropuerto, servicio que contraté por un puñado de leuros más para ganar tiempo y así nos dejaron en la misma puerta del B&B, el cual estaba muy bien y se llama Budapest GuestRooms. Nos dieron un montón de sugerencias, más las que yo recopilé previamente y como cuando me junto con mi más-mejor-amigo tengo claro que el alcoholismo es una necesidad, salimos a pasear ya anocheciendo y nuestra primera parada fue en el Jonas Kezmuves Sorhaz, una cervecería con mucha cerveza húngara y ubicada a la vera del Danubio. Después de un par de cervezas fuimos al Pipa Etterem y allí cenamos mientras tomamos un par de cervezas más.

    Szabadság híd - Puente de la Libertad de noche

    Tras esto, cruzamos el Puente de la Libertad, el cual podéis ver en la foto anterior y caminamos por el otro lado del río Danubio o por Buda, ya que nos quedamos en Pest. En lo alto, el Castillo de Buda se mostraba espléndido, como se puede ver en la siguiente foto:

    Castillo de Buda de noche

    Regresamos a Pest cruzando el Puente de las cadenas y después fuimos directos a dejar mi cámara en la pensión antes de lanzarnos a explorar el Szimpla Kert, una especie de antro con múltiples zonas y que al parecer se montó sobre un edificio abandonado. Es el más famoso de Budapest, era como una verbena de instituto en Gran Canaria, pero con más borrachuzos y tías feas. Por la misma zona también está el Yellow Zebra Bar que fue el lugar en el que seguimos bebiendo hasta casi la medianoche.

    Ahí más o menos quedó el primer día y al día siguiente y tras desayunar, nos lanzamos a la carretera, ya que de siempre se dijo que se ve más al caminar y aún más si no te levantas a la hora Virtuditas.

    Dentro del Mercado central en Budapest

    Nuestra primera parada, ya que nos pillaba muy cerca, fue el mercado Central, una imponente nave en la que los locales adquieren carnes, pescados y vegetales y en la planta alta hay tiendas de recuerdos para turistas. Volvimos a cruzar el Puente de la Libertad y al otro lado subimos hasta la Ciudadela, un monumento en lo alto que es visible desde toda la ciudad.

    Szabadság-szobor - Estatua de la Libertad en Budapest

    La prueba definitiva de que el mundo sigue lleno de acarajotaos es que allá arriba había un grupo de trileros y pillaban a tontos que creen que saben más que el que juega y sus compinches. Desde la zona hay unas espectaculares vistas del río Danubio a su paso por la ciudad de Budapest. Nos tomamos un cafelito en el lugar y bajamos por una especie de parque mientras la mayoría seguía una carretera más cómoda. Ya a esas alturas habíamos notado que Hungría es un país peculiar, ni de coña ves un negro o un asiático por la calle. Esa gente re-escribe el capítulo de la pureza de la raza sin corte alguno.

    Sisi emperatriz en Budapest

    Ya hablé bastante de la Sisi en el reciente viaje a Viena así que quien quiera saber algo de eso, que lo busque por aquí dentro. Una vez regresamos al nivel del río seguimos avanzando y cuando llegamos a la altura del castillo de Buda, subimos y lo vimos por fuera. La zona es muy bonita y desde allí también hay unas vistas espectaculares de la ciudad.

    Mátyás-templom - Iglesia de Matías

    El castillo no me impresionó demasiado cuando estuve hace unos años así que pasamos de entrar y fuimos hacia la zona de la Iglesia de Matías, monumento más interesante y que sí que visitamos.

    El patote incorrupto de Juan el Limosnero en Budapest

    Tanto meternos con los joputas-terroristas-musulmanes-de-mielda pero conviene recordar que nuestra santa madre iglesia de los presuntos tocadores de niños también tiene su estilo violento y su preferencia por la amputación de miembros y si no, que alguien le explique a Juan el Limosnero como es que le cortaron una pata para ponerla en la iglesia como reliquia. Vamos, que yo voy de cajón al horno crematorio para evitar que hagan con mi asombroso y maravilloso cuerpo algo así.

    Vista del Danubio y Budapest desde el bastión de los Pescadores

    Enfrente de la iglesia está el bastión de los Pescadores con unas vistas épicas y desde allí hice fotos y algún vídeo también. Después regresamos al nivel del agua, retrocedimos un poco para cruzar el Puente de las cadenas con sus leones y todo y este es el punto en el que he optado por cortar el relato y dejar el resto del día y lo que sucedió al día siguiente para otro episodio. Como mi bondad es inagotable, he juntado todos los cutre-vídeos que hice entre la noche anterior y los momentos del día ya descrito, le he puesto de musiquilla la canción Rent de los Pet Shop Boys, un clásico que todos conocemos y si no lo podéis ver más abajo, el vídeo está en mi llutuve AQUÍ. Este documento nos lleva con vistas de la ciudad de noche junto al Danubio, después subimos a la Ciudadela y hasta vemos de pasada a los trileros, tenemos las vistas de la ciudad desde allí, la Iglesia de Matías, vemos el Danubio y la ciudad y terminamos cruzando el puente de las Cadenas. De cuando en cuando mi amigo el Rubio aparece como extra.

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