Distorsiones

No me da la gana esperar varias semanas para comentar la película de hoy, así que por primera vez este año me salto el orden porque al contrario que todos los demás por aquí, yo sí me leí todas las novelas de Frank Herbert sobre el planeta Arrakis y los Atreides y hasta he releído algunas y estoy sopesando el volver a releer la primera para comparar entre ambos formatos. Hoy llegamos al evento cinematográfico más esperado desde que se acabaron los buenos estrenos en navidades. Se trata de Dune: Part Two y en España se ha estrenado como Dune: Parte Dos, pero que ningún bosmongolo se confunda, esto sigue siendo parte del primer libro, que algunos tienen menos luces que un agujero de cloaca en un túnel sin luces y hasta me han rebatido que sea parte de la primera película.

El julay pajero se chinga a la pelleja jinameña y se gasta un dineral en laca para el pelo.

Tenemos que el pavo ese que es hijo de duque y que ahora es duque, se arrejunta con los Fremen y mientras su padre se hace sacerdotisa empreñada, él recibe entrenamiento para ser el Mesías que salvará el planeta o algo así y mientras, en el norte, los Harkonnen, que son gentuza truscolana de la peor, de los que viajan en portabultos, están desquiciados porque le están destruyendo todos sus cargamentos de farlopa y el emperador se está emberrinchando que no veas.

Quiero decir y digo que esto lo he escrito después de haber visto la película dos veces, con la segunda mismamente hoy y en mi primera evaluación, le daba un punto menos, que ahora, tras volver a verla, he ajustado lo que no me gusta y se queda con una muy buena nota y definitivamente, sobresaliente. El guion sigue siendo relativamente fiel al libro, digo relativamente porque cambian cosas, que el lenguaje literario y el cinematográfico son diferentes. Aquí tenemos la historia de amor entre Timothée Chalamet y Zendaya y funciona maravillosamente bien y nos lleva durante las dos primeras horas de manera fantástica. El único que les roba momentazos cuando aparece, que creo que son dos veces antes del final, es Austin Butler, que está épico y da hasta miedo. De Javier Bardem decir que hace el mismo papel de siempre, el de llorona e igualmente podrían haber puesto a otra persona y no perderíamos nada, pero supongo que en Hollywood andan escasos de moros conocidos y está clarísimo que el resto de los Fremen, si los ves con una mochila, te echas a correr en dirección contraria. La música es fantástica, la dirección apabullante, con unos planos descomunales que solo se disfrutan en un cine y con la pantalla más grande y sentándote lo más cerca de la pantalla que puedas y todo va de fábula hasta que entramos en la media hora final, cuando el emperador, interpretado por Christopher Walken se vuelve un regular de la historia. Esa es la parte más sosa y floja y lo que me hizo quitarle un par de puntos la primera vez que la vi, porque se carga la grandiosidad y la épica del relato y nos confinan en un cuarto con el pavo ese y las cuatro mariconas que lo protegen y las viejas emburkadas y la película como que tropieza ahí. En mi segundo pase lo volví a notar, solo que en esta ocasión descubrí que la pelea a cuchillos de los dos primos es una escena de acción fantástica, colocada en ese escenario, pero que me gustó tanto que le subo un punto a la calificación grobal. Para aquellos que sean Orcos y no lo sepan, el segundo libro, que serviría para la tercera película, es el Mesías de Dune, es mucho más corto con lo que la pueden hacer en una única película y carece de grandes batallas, es básicamente politiqueo, conspiraciones y movidas palaciegas que suceden doce años después.

Da igual que seas un miembro del Clan de los Orcos o un sub-intelectual con GafaPasta, con esta película disfrutarán por igual ambos bandos y excepcionalmente, estarán en el cine en la misma sala.