Ya lo he dicho otras veces. Los templos chinos en Vietnam parecían más bien rastrillos, con todo tipo de morralla expuesta y que por más que le das vueltas, no le encuentras la relación con las coñas religiosas. El caballo de la foto es un buen ejemplo y se ve que a los asiáticos les molaba más que escaño a un diputado. Por la parte alta se pueden ver los conos que ya han aparecido en otras fotos y que llevan algún tipo de plegaria en un papel y teóricamente, el cono está hecho como de barras de incienso y se puede quemar, aunque espero que si les da por hacerlo, los saquen a la calle o el lugar arderá como una antorcha olímpica.
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El Palacio de Schönbrunn, la Karlskirche y un crucero por el río Danubio
El relato comenzó en Viajando a Viena y comenzando la visita a la ciudad.
El domingo regresaba a los Países Bajos y mi vuelo era cerca de las nueve de la noche, lo cual me daba un montón de tiempo para hacer turismo ya que todos sabemos que no soy de los que se mantienen fieles a la hora Virtuditas y más bien estoy en la calle temprano. En este caso, tenía comprada mi entrada para visitar el Palacio de Scho?nbrunn y había fijado la hora de la visita a las nueve y media y se tarda unos veinticinco minutos en llegar allí, más el tiempo para desayunar. Salí en metro y en el lugar en el que tenía que cambiar de línea fui al Cafe Museum, muy recomendado en el tripadvisor pero que me pareció carero y para nada con la calidad que esperaba. De allí seguí la ruta y estaba en la zona del palacio a tiempo.
Esta era la residencia de verano de los reyes/emperadores de Austria y se ve que a los chamos les molaba lo de impresionar y se hicieron una keli enorme. Creo que en la audioguía decían que cuando el rey estaba allí, lo acompañaban cuatro mil julays. Me compré el pase Classic Pass Schönbrunn por más de veintiún leuros y medio y con ese puedes hacer el Grand Tour y visitar el laberinto, subir a la azotea de la glorieta y ver un par de jardines. La parte que requería la hora es el Grand Tour, que es caminar por cuarenta de las habitaciones para ver los catres donde cogían, las salas en donde recibían o descansaban y tal y tal. Vamos, lo de siempre con los palacios reales y con el sistema ese de puertas en línea tan extraño, sobre todo hoy en día que no nos mola nada que haya tráfico por nuestras habitaciones. Recuerdo que la penúltima vez que me quedé en Madrid estuve en una casa con dos dormitorios en la que al segundo solo se podía entrar desde el primero, la cosa más rara que he visto en mi corta y poco productiva vida. En la visita al palacio no te dejan hacer fotos con lo que esa primera hora y pico de mi vida no está documentada. Al salir, fui a los gigantescos jardines y comencé el paseo, más o menos en dirección al laberinto. Parece una chorrada pero es enorme y terminas divirtiéndote. Está muy bien.
No queda muy lejos de la Neptunbrunnen, que no estoy seguro si la veremos en el vídeo pero sí que tenemos la foto anterior hecha desde la parte de arriba de la fuente (que está empotrada en una colina) y mirando hacia la trasera del palacio. A la izquierda hay un mega-parque con el zoológico de la ciudad y también el laberinto (lo cual os puede dar una idea de lo gigantescos que eran los jardines) y a la derecha es otro mega-parque y detrás de mí, más jardines. Subí la colina para ver la vista desde la glorieta y después regresé hacia la zona del palacio buscando el jardín Privy, muy vistoso y que sale en el vídeo que veremos en unos momentos al final y también la Orangery, que es un jardín y una especie de invernadero en el que protegían los árboles y plantas que no sobreviven en el clima de Austria durante el invierno.
El vídeo que viene a continuación y que para verlo hay que hacer CLIC sobre la caja negra o aquí y que se complementa con la canción Yvaine de la banda sonora del clásico Stardust y que comienza en la zona delantera del palacio con una gigantesca plaza. Después saltamos a la trasera del palacio y a lo lejos se puede ver la glorieta y la Neptunbrunnen y nos queda claro que el zoom digital de los teléfonos es una puta mierda. Después vemos desde lo alto parte del laberinto, seguidamente nos lanzamos al mismo para encontrar una de las salidas en un documento dramático y estremecedor y también vemos el caleidoscopio, básicamente una serie de espejos y en los que se puede apreciar el conocido como efecto el ELEGIDO en el que cuando una cámara intenta retratarme, salta a los rayos equis, y-griega y zeta. En la parte final vemos el palacio desdde la Neptunbrunnen. Puede parecer poco pero estuve varias horas en el lugar, es (en dos palabras) gi gantesco.
Desde allí fui a ver la Karlskirche, con mucha diferencia, la iglesia más bonita de Viena y que además está junto a un parque.
Está en Karlsplatz, es de estilo barroco y al parecer es lo mejor que hay en Austria en ese estilo arquitectónico. Está dedicada a San Carlos Borromeo. Se construyó en el siglo XVIII (equis-uve-palito-palito-palito). En la foto se puede ver que tienen una gran cúpula, dos torres por delante similares a la que hay en Roma junto al Foro y la planta de la iglesia es cuadrada. Para entrar en la iglesia hay que apoquinar ocho leuros que incluyen el uso y disfrute del ascensor que te sube por un andamio hasta la cúpula para que puedas ver los frescos bien de cerca y te permite subir por andamios hasta las ventanitas que están en la cúpula. Por supuesto, siendo como éste es el mejor blog sin premios en castellano, lo he documentado todo en un vídeo increíble y que está en la caja negra que está debajo y sobre la que hay que hacer CLIC o como alternativa aquí y cuya música es la canción Truman Sleeps de la banda sonora del clásico The TRUMAN show que espero que todo el mundo haya visto en varias ocasiones.
El vídeo comienza afuera, después vamos hacia el altar y se ven los andamios y la plataforma que hay bajo la cúpula. Después cambiamos a la parte superior y vemos la vista por las ventanas y el fresco con paloma cagadora de niños de la parte superior. Desde allí volví a tomar el metro y fui al río Danubio pero a la zona en donde está el río, río, no el canal. Mi objetivo era pillar un crucero de hora y pico por el mismo, que te vale veintiún leuros o algo así. Ahora que lo he hecho, decir que no vale la pena para nada porque la ciudad está de espaldas al río. El vídeo viene a continuación y para verlo hay que hacer CLIC en la caja negra o aquí y se complementa con la canción Chim Chim Cher-Ee del musical de Mary Poppins:
Al comienzo del vídeo se puede ver la parte nueva de la ciudad, la moderna, al otro lado del Danubio y que no visité mientras subimos por el río. Después y para entrar en el canal hay que pasar unas esclusas que cambian el nivel y eso es básicamente lo que se puede ver, en múltiples cortes a cámara super-hiper-mega rápida con una compuerta cerrándose, el agua descendiendo y de un precioso color verde-piscina-brasilera y finalmente saliendo de la misma. En los segundos finales del vídeo está lo más interesante, que fue cuando pasamos junto a una barcaza piscinaen la que había chamas sin burkini bañándose, una cosa inaudita y de pecado más que mortal.
Cuando acabó el crucero ya eran casi las tres y callejé por el centro en dirección al Centimeter I que fue en donde almorcé encochinándome. Después seguí mi ruta pasando por una heladería llamada Ferrari Gelato que para mí hace los mejores helados italianos de la ciudad y después fui a ver el Stadtpark, otra zona verde enorme y muy popular entre la gente de la ciudad. A esas alturas ya comenzaba la cuenta atrás y fui a la estación de metro y tren Wien Mitte, que no está lejos del parque y desde la que podía pillar el tren de vuelta al aeropuerto. Allí, había un mini-supermercado con precios no abusivos y llené mi mochila hasta petarla con piñas de millo o eso que los pijos llamáis mazorcas de máiz.
Aunque me podía haber sentado en ventana y hacer vídeos, elegí la cuarta fila en pasillo porque el regreso era tarde y complicado. El avión salió con media hora de retraso que recuperó en el aire pero al llegar a Rotterdam sabía que tenía un problemón logístico porque ese fin de semana había mantenimiento en las vías ferroviarias en dirección a Utrecht y en la estación, en lugar del tren había guaguas para ir a Woerden, con lo que el regreso se alargaba como la elección de presidente en España. La secuencia completa fue de guagua del aeropuerto a una estación de metro seguida de metro a la estación central, seguida de guagua de la compañía ferroviaria a Woerden y tren desde allí a Utrecht Centraal para acabar con bicicleta hasta mi casa. Vine entrando en mi keli a la una menos diez de la madrugada, que en España es horario de máxima audiencia televisiva pero en los países con la zona horaria correcta, es hora de dormir. En todo este relato se me olvidó comentar que también comí un helado en la Eis Greissler, que pese a la fama y a la cola en la puerta, no me pareció muy especial. Ya puedo decir que he visitado Viena, el segundo día solo caminé catorce kilómetros y ya la he marcado en mi lista. Es una ciudad bonita e interesante pero no una a la que me apetece volver, como puede ser Munich, Berlín, Estambul o Roma. Mi próximo salto será en tren de altas velocidades ficticias y me llevará esta semana a Colonia a pasar el día en mi tradicional visita a la Photokina, la mayor feria fotográfica del universo europeo conocido.
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Fuente del dragón en la sala de asambleas Quang Trieu
A estas alturas tenemos que tener claro que a los chinos de Vietnam las fuentes con motivos hechos en cerámica y que más bien parecen estanques les ponen más que a nosotros las virgencitas y los curas y monjas momificados y troceados en nuestras iglesias. Por supuesto, la sala de asambleas Quang Trieu tiene una fastuosa fuente con un enorme dragón que puede acojonar un poco pero es muy vistoso.
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El palacio real y otras cosas de Viena
El relato comenzó en Viajando a Viena y comenzando la visita a la ciudad.
Ayer nos habíamos quedado por el Volksgarten y desde allí estaba a paso y medio del Hofburg, el palacio real que ahora han troceado en diferentes lugares y en los que en todos hay que pagar. Yo como mis GafaPasta no tienen cristales y lo de la sub-intelectualidad se me da poco, opté por el circuito verdulero, que te lleva por los ahora conocidos como apartamentos de Sisi, famosa emperatriz que hizo varias películas. Antes de llegar al país y para evitar las colas había comprado mi entrada para los apartamentos imperiales, el museo de Sisi y la colección de plata.
Por razones que escapan a mi comprensión, no se pueden hacer fotos en las partes más interesantes con lo que nos quedamos con una imagen de la zona central del palacio Hofburg. Decir que hay varios museos repartidos por el mismo, la Biblioteca Nacional y que en todos lados hay que apoquinar una pasta gansa. Solo por la parte que yo quería ver, la entrada es de casi trece leuros de los de ahora. Lo más impactante que aprendes en la visita, en la que después de pagar esa pasta gansa te dan un chisme de esos que te suministra información en la oreja, es que la Sisi, que el cine viejuno le dio un aura de bellísima persona por dentro y por fuera y una mujer maravillosa y todo eso, la tía en la realidad era una capulla que no veas, vamos, más rastrera que cualquier líder de partido político izquierdoso español. Te queda claro que la colega en el cine será una maravilla, pero en la vida real era más bien una capulla. Los apartamentos son similares a los que se pueden ver en cualquier palacio europeo, con ese sistema que tenían en el que se va de sala en sala y en el que el rey si quería echar un kiki tenía que recorrer medio palacio y alertar a toda la basca porque no había forma de pasar desapercibido camino del catre de su hembra. La parte de la colección de plata no me impresionó pero claro, si te pasas por casa de mi madre lo comprenderás. La Sisi cuando se lavaba el pelo le tomaba a los chamos que se lo hacían todo el día porque tenía el pelo hasta por debajo de la cintura, parecía una japonesa de esas de peli de terror. La visita entretiene y aprendes que por muy famosa que sea la leyenda, detrás siempre hay una mala persona. El lugar en donde hice la foto que está arriba se llama Michaelerplatz y enfrente del palacio está la Michaelerkirche, interesante para visitar y además gratis total. Por allí cerca también está la Augustinerkirche, una iglesia muy bonita y con unas tumbas espectaculares en la nave principal.
Seguí avanzando y llegué a la Albertina, un museo con una imponente colección y que en estos días parece que tienen mucho impresionismo, estilo que a mi no me impresiona demasiado y me da más bien repeluz así que pasé de gastar dos horas de mi vida sin apreciar lo que me mostraban. El edificio por fuera es muy peculiar, sobre todo por esa especie de plataforma que sale del mismo y que salió de las interioridades de algún divo-arquitecto. Espero que no fuese el que hizo los estropicios esos de Valencia y Venecia.
Siguiendo con la temática, me acerqué al Kaisergruft para ver las tumbas reales. Están en un edificio no muy espectacular y en el sótano metían a todos los reyes y emperadores y por supuesto, allí está la tumba de Sisi, que pese a ser la más popular, tiene medalla de plata en el podio y la podemos ver a la izquierda de este trío. Con lo pija que era le tiene que joder un montón el haberse convertido en objeto de feria. La cripta se visita rápido y por supuesto, hay que pagar.
Este es un buen momento para un pequeño vídeo recopilatorio, que deberías poder ver sobre este texto como una caja negrísima y en la que hay que hacer CLIC o para los más desangelados, también pueden pulsar aquí. Las imágenes están acompañadas de la canción Hamba Nathi de la banda sonora de la película Invictus. El recopilatorio nos lleva primero por el edificio del ayuntamiento, después saltamos a Michaelerplatz y vemos la fachada del palacio Hofburg, las fuentes preciosas que tiene, la iglesia Michaelerkirche que está frente al palacio, después mágicamente estamos en lo alto de la Albertina en donde es la última parte del vídeo.
Retrocedí hacia la Albertina y por detrás está el Burggarten, otro jardín público muy bonito y en el que los vieneses disfrutaban de los treinta grados tirados en la hierba verde. Dando hacia los jardines está el museo de Efeso en el que al parecer exponen lo que rapiñaron en la ciudad del mismo nombre de la actual Turquía. Mi ruta me llevó junto a la Opera y después seguí callejeando y paré para comprarme un helado en el Eissalon Zanoni & Zanoni, de los mismos que el lugar en el que fui a desayunar y que estaba cerca de Maria-Theresien-Platz, espacio verde y abierto entre el Museo de la historia del arte y el de la naturaleza, dos edificios imponentes que veremos más tarde en el vídeo.
Opté por pagar el impuesto revolucionario del de la historia del arte y tengo que decir que tienen una buena colección y además saben como mostrarla sin que te agobies. La sorpresa te la llevas con varios cuadros de Velázquez ya que al parecer a una de las meninas la vendieron a la casa real de Austria y se vino con las pinturas en su ajuar. Tienen también muchos Rubens y algunas de las tortugas Ninja. Creo que la visita al museo me tomó como dos horas.
La caja negra que está por encima de este texto es un vídeo que por supuesto, para verlo hay que hacer CLICK y si no te aparece la dichosa caja, pulsa aquí. Esto es un popurrí con la canción Bicycle chase de la banda sonora de la película L’arnacoeur. El vídeo comienza con la fachada espectacular del museo de la historia del arte y la Maria-Theresien-Platz, después salta a MuseumsQuartier que está cerquita y es una aglomeración de museos con una plaza en el medio y después desde allí regresamos cruzando la calle hacia la Maria-Theresien-Platz. El último segmento es la trasera del Hofburg por el lado del Neue Burg, todo muy imperial y espectacular y que nos da una idea de la grandiosidad de la ciudad.
El día llegaba a su fin y desde allí fui andando hasta la Jesuitenkirche que más o menos me pillaba de paso en el retonno y que quería ver y desde allí hice una ruta tangencial hacia el Gasthaus Reinthaler, que me quedaba cerca del hotel y era más bien de locales. Me encochiné con un filete empanado del tamaño de la Sábana Santa y después fui al hotel. Uno puede creer que me rendía, pero claro, no fue así. Esperé a que se hiciera realmente de noche, fui en metro a la parada de MuseumsQuartier y desde allí comencé una nueva ronda de regreso para ver los edificios iluminados por la noche que fui mayormente un fracaso porque esta es otra de esas ciudades en la que se las suda el turismo nocturno. Hice unos veintidós kilómetros a pata durante el día y cuando llegué al hotel, ya lo dejé hasta el día siguiente.
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