Distorsiones

El nuevo cine al que puedo ir en Utrecht con mi abono ilimitado es medio cine comercial, medio filmoteca, con lo que algunas películas que antes veía en Amsterdam ahora las pillo a veintiocho minutos de casa en bicicleta, en un paseo que me lleva durante la mayor parte del trayecto a la vera de un canal petado de casas barco, una ruta preciosa, o alternativamente, puedo ir por la ciudad y pasar junto a la mezquita en la que se agrupan los terroristas esos que tanto quieren en truscoluña, que no es nación. Gracias a este cine, el otro día fui a ver A Hologram for the King, película que en España se estrena la semana que viene con el título de Esperando al rey.

Un julay alcohólico viaja a la Meca de los terroristas-musulmanes-de-mielda

Un tipo que parece haber perdido su trabajo y que ahora está de vendedor a comisión o algo así, viaja a Arabia Saudita para presentar el producto de su compañía al Rey, que parece ser el que decide lo que se compra o no. Allí se encuentra conque el viejo es un joputa al que las citas se la sudan y hace lo que le sale de la punta de su polla terrorista y tendrá que esperar unas semanas emborrachándose a conciencia con alcohol de garrafón y encoñándose de una médico saudí divorciada a la que le quiere poner la pierna encima y que ni de coña levante cabeza.

Esta es una historia tonta y que en principio debía parecer una idea fabulosa pero al llevarla al cine, la idea resulta insuficiente y se alarga demasiado y eso pese a que la película dura poco más de hora y media pero es que le sobran cuarenta minutos fácilmente. Entre medias han metido flashbacks a vidas pasadas del protagonista que tratan de explicar cosas del presente pero que fallan completamente en su objetivo y solo sirven para romper la continuidad narrativa sin aportar nada a cambio. El protagonista es Tom Hanks y es lo único bueno de la peli. Es un gran actor y aquí se puede ver claramente. Imagino que era consciente de que a su alrededor, todo se estaba viniendo abajo. Sus mejores escenas son los diálogos en el coche con Alexander Black, básicamente cómicos y muy cínicos. El resto parece siempre quedarse a medio cocer, sin acabar. La historia de amor está como empotrada sin ganas en el producto, es floja y está mal contada y no te la crees ni jarto de whisky. En resumen, que es una de esas cosas que prometen mucho pero que acaban dejándote con las ganas.

Puede matar a cualquier miembro del Clan de los Orcos que se arriesgue a ir a un cine a verla. Tampoco creo que tenga lo que tienen que tener las películas de los sub-intelectuales con GafaPasta. Para ver por la tele sin más.

Hace cienes y cienes de años, antes de que se inventara el mejor blog sin premios en castellano, ya existía el cine de acción con catástrofes extraterrestres. Por alguna extraña razón, los del artisteo están convencidos que la especie acabará por culpa de un ataque desde afuera y no se dan cuenta que el enemigo está aquí dentro, por ejemplo, bien agazapado en truscoluña, que sigue sin ser nación. Una de aquellas películas tan fastuosas y que todo el mundo adora y recuerda con sentimientos entrañables acaba de parir su segunda parte, la cual se titula Independence Day: Resurgence y se estrena en España la semana que viene con el título de Independence Day: Contraataque.

Un montón de julays truscolanes invaden el resto del mundo y hay que darles candela de la mala

Han pasado veinte años, alguna de la tecnología que pillaron de los extraterrestres ahora se usa para el disfrute de los humanos y parece que todos vamos juntos como hermanos, miembros de una iglesia de presuntos tocadores de niños y tralalá. El hijo del negro de la película original ahora es una diva piloto, con los aires subidos a la cabeza y se la tiene jurada al novio acarajotado de una pava que es la hija de algún politicastro. Por supuesto, los extraterrestres regresan a la Tierra y están emputados que no veas y los humanos nos uniremos todos porque somos así de generosos para luchar contra esa gentuza y evitar que pillen nuestro precioso planeta.

Gracias al averno conseguí verla en el DosDé y no lo lamento porque hay partes que deben dar dolor de cabeza con la cutre-conversión al TresDé. La película tiene un exceso dantesco de efectos especiales y de frases tontas, que compiten con aquellos por la atención del espectador. Hay momentos dramáticos y trascendentes pero que poco menos que te la sudan. También hay ratos divertidos con las tonterías que estás viendo. Parece un popurrí de todas las películas de ciencia ficción de los últimos veinte años, han pillado de aquí y de allí y tienen de todos pero al mezclarlo y tratar de pegarlo todo, algo les falló. Entretiene pero no asombra y el final es patético. Como un producto para entretener si te dejas el cerebro en casa está bien pero no para mucho más. La película es demasiado larga, tratan de contarnos demasiadas tramas secundarias y el director, que es nuevamente Roland Emmerich, parece totalmente incapaz de controlar el producto. Hay una parte de la peli en la que pensé que habían cambiado el disco duro y estábamos viendo Top Gun. Tenemos a un montón de los actores originales, que se ven muy estropeados y entre los nuevos está Liam Hemsworth, que lo hace bien pero no deslumbra. El hijo de Will Smith es el aburridísimo Jessie T. Usher y había una pava pero vamos, la usaban de percha para rellenar en un par de escenas.

Me puedo imaginar a los miembros del Clan de los Orcos aullando de alegría en el cine viéndola y con erecciones morcillonas de puro placer, acompañados por las Lobas, sus hembras, que sacarán de sus kelis para este evento cinematográfico del milenio. Cualquier sub-intelectual con GafaPasta que vea esto perderá el respeto, si alguna vez lo tuvo, del resto.

En el frenesí cinematográfico que se desató cuando regresé de las Filipinas, la regla era ver tanto cine como fuera posible en el menor espacio de tiempo sin importar nada, con un resultado de nueve películas en cuatro días. Una de ellas es la de hoy, una peli de acción rodada en Francia de la que nunca había oído hablar titulada Bastille Day y que al parecer no tiene fecha de estreno en España pese a que ya habían decidido llamarla truscoluña no es nación.

Un julay rastrero se junta con un cacho de carne negra con ojos para resolver una coña o algo parecido

Un raterillo de poca monta gringo la caga hasta el fondo cuando lo que roba es una mochila con explosivos que acaba explotando y matando gente y lo convierte en el terrorista más buscado en París. Un picoleto secreto gringo lo encuentra y cuando descubre que el pobre acarajotado dice la verdad y hay gente intentando matarlo, se unirá a él para resolver el misterio, que parece ser que también tiene que ver con un grupo de élite de la policía francesa que quiere conseguir dinerillo por medios criminales.

Todo kiski sabe que yo con lo de espías y policías me aburro y que por eso no sigo absolutamente ninguna serie que se mueva en esos mares. La película empieza entretenida, con el raterillo montando sus números pero tras la explosión saltamos de género y nos adentramos en el de poli bueno, poli malo, corrupción policial, tonto del bote y similar. Sin que me haga dormir, la temática me resbala y mi atención se difumina. En el cine, varias pavas estaban allí para tocarse la zambomba con uno llamado Richard Madden que al parecer es muy famoso por una serie. Yo ni lo conocía ni creo que se vuelva a cruzar en mi camino porque no es un gran actor, es uno mediocre que pone calienta a unas cuantas burras. La historia está bien contada y entretiene pero vamos, es que se ven las cosas venir desde cien kilómetros antes de que aparezcan, que este género está muy pero que muy trillado y no queda espacio alguno para la originalidad. En muchos momentos, apesta a telefilm y te la puedes imaginar perfectamente viéndola en Telajinco con intermedios de cuarenta minutos en los que hasta se te olvida de qué iba.

Pese a la acción y las bombas y asesinatos frecuentes, no creo que sea muy del gusto de los miembros del Clan de los Orcos y aún menos de los sub-intelectuales con GafaPasta. Para ver por la tele, si la ponen.