Estamos rodeados de azul por todas partes y de repente el sol cambia el ritmo y entramos en la dinámica de la puesta de sol con unos colores preciosos. En la imagen se pueden ver algunos de los barcos que nos rodeaban y que también dormían allí. Disfrutamos la puesta de sol hasta que el sol se escondió por detrás de los islotes.
Todas las excursiones en Asia incluyen la parada en uno o varios sitios en los que tratan de venderte algo. Normalmente, la compañía que organiza la excursión o el transporte recibe una comisión y por eso se molestan en desviarse de su camino en tu beneficio. En la bahía de Ha-Long, aparte de ver el lugar, tuvimos que visitar una granja de perlas cultivadas en donde en dos minutos o poco más un chamo te explica la magia de la creación de una perla artificial, te impresionan con cuatro o cinco cosillas y después te conducen amablemente hasta el enorme espacio comercial en el que tratan de venderte todo lo que pueden. Este tipo de cosas funciona con las marujas, que según ven las vitrinas se transforman como si estuvieran reposeídas y se lanzan a mirar y a comprar. Yo creo profundamente en la ley del equilibrio y en comenzar y acabar las vacaciones con el mismo peso en el equipaje y este tipo de paradas, me la sudan completamente.
Cuando se acerca la noche, todo se vuelve azul y los diferentes islotes crean nuevas formas. Esta es una foto de la misma formación que vimos en la foto anterior solo que está tomada desde otro lugar. Estábamos acercándonos al lugar en el que todos los barcos se quedaban pasando la noche, en unos, como el mío, con cena fastuosa y charlas en la terraza del barco a la luz de las estrellas y en otros, los más pachangueros, con música disco y borracheras a las que seguirán unas resacas épicas por el alcohol de garrafón, barcos que eligen los más jóvenes y que no tienen bastante con visitar una de las nuevas maravillas del mundo y prefieren recordarla por la fiesta, la borrachera y la posterior resaca.
Al parecer, una de las últimas modas es trincar libros prehistóricos cuyos derechos de autor ya han caducado y se puede acceder a ellos libremente y reescribirlos añadiendo morralla para crear sofisticadas historias para lerdos basadas en clásicos. Esa moda llega ahora al cine y Pride and Prejudice and Zombies es un buen ejemplo de la misma. En España se estrena la próxima semana con el título de Orgullo + Prejuicio + Zombis.
Un puñado de julays buscan la forma de chingarse a unas pavas guerrilleras
En la Inglaterra victoriana y al parecer llena de zombies un padre a educado a sus hijas para que sean profesionales de la lucha y ahora las quiere casar para quitárselas de encima. las chamas se enamorarán, se desamorarán y seguirán sus rumbos acompañadas de panolis y mientras a su alrededor, aparecen zombies por todos lados y los matan sin más miramientos.
Decir que esto pertenece al género de terror es ofenderlo sin posibilidad de conseguir perdón. Esto es una especie de aberración que destruye un clásico y no aporta nada a ninguno de los géneros que toca. De entrada, el guión es una cagada, el director, debe ser ciego o subnormal porque no sabe como rodar una película de manera inteligente y el elenco, es un puñado de folli-chamas y folli-chamos, hembras incapaces de actuar pero que cuando las ves piensas que se la meterías hasta los pelos de los güevos sin que se te cambe la peluca y en el caso de las pavas, miran a los folli-chamos, guapos y tan ineptos en el arte de la actuación como las hembras y piensan que ese ejemplar les podría taponar ese agujero que les ha salido por los bajos y que tienen que sellar de una vez como sea. Los efectos especiales son patéticos, los diálogos clásicos no funcionan y los nuevos son terribles y parece que todos participaban en una competición para conseguir el premio al peor actor o actriz de la historia del cine. Una lástima que Matt Smith se haya prestado a esta aberración. La idea genial de añadir zombies se agota cuando repiten por enésima vez una matanza de los susodichos por las chamas, que parecen ser super-fuertes y capaces en una escena y en la siguiente, gimen como mulas en celo por alguna bobería.
No creo que ni el más lerdo de los miembros del Clan de los Orcos pueda apreciar esta cosa y espero no equivocarme. Tampoco es plato para los sub-intelectuales de GafaPasta.
