Aún más increíble que la primera vez. Star Wars: The Force Awakens es un pasote que no veas.
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El río Ngo Dong desde dentro de una caverna
Un par de metros pasada la entrada de la caverna y miramos hacia atrás y seguimos rodeados de agua, de verde y de esas montañas tan impresionantes. Esto es algo que hay que taladrar en el cabezón de los más lentos, Vietnam es todo un descubrimiento y lugares como este son sencillamente de fantasía, imposible creer que un sitio así exista en pleno siglo veintiuno y que se pueda visitar de esta manera.
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LA HE VISTO
Y aunque no hablaré de la película hasta el sábado, después de haberla vuelto a ver y solo hace dos horas y media que salí del cine, aún sigo temblando. Los últimos diez días han sido una larga espera, tarareando y silbando en todo momento canciones de la banda sonora de alguna de las tres películas de la trilogía original. Ha llegado a tanto que mi amigo el Rubio se pone a silbar y deja de hablar porque cada vez que trata de hablar conmigo, yo le añado la banda sonora silbando. Hoy he trabajado desde casa para poder llegar al cine a tiempo, con mi entrada reservada hace la tira de tiempo.
Sabía antes de verla que iba a ser un clásico, a mí solo con los trailers ya me tenían ganado, pero no sabía en qué lugar acabaría o si los cambios serían tan dramáticos. Sabía que iba a llorar y así fue, con el inicio, con la música que me sé de memoria, con los títulos de crédito que todos nos esperamos, no necesité más. Lo que no sabía es que iba a llorar dos veces más, pero de eso no voy a hablar.
La música. LA MÚSICA. John Williams es el mejor compositor de música cinematográfica que ha existido. No creo que valga la pena hacer una competición este año en los Oscars para elegir un ganador. Se lo dan directamente a él, a deo y nos ahorramos tiempo y dinero. La película tiene una banda sonora que nunca para, su música está siempre presente, va cambiando y ambientando las escenas pero nunca se silencia. Su trabajo es maravilloso. La música nos lleva durante la historia, nos ayuda a comprender ciertas cosas, nos ayuda a aceptar otras y a vibrar con las escenas de acción.
El TresDé. Al menos en estos primeros días en Holanda, solo la ponen en TresDé. Me sorprendió que sea tan luminoso. No hemos acabado con una película que prácticamente transcurre entre tinieblas, hay luz, montones de luz y el TresDé no la mata. ¿Era necesario? NO, pero tampoco molesta.
Voy a sentarme a meditar en lo que he visto hoy. Me lo merezco. La Fuerza ya está conmigo.
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El río entra en la caverna
Ayer veíamos de lejos una de las sorpresas del paseo en barca por el río Ngo Dong y hoy estamos justo en el lugar en el que comienza la caverna por la que el río pasa por debajo de una de las construcciones cársticas. Esta era la mayor de las tres que vimos, con unos ciento cincuenta metros, diez arriba o veinte abajo. El lugar tiene bastante tráfico de barcas, como se puede ver y por lo que recuerdo, aunque no había cienes y cienes, sí que se podía ver algún murciélago. Prestando muchísima atención se puede ver que la primera barca de la izquierda la lleva un hombre con un paraguas verde y que rema con las patas, estando despatarrado en su barca. En otra foto veremos a un fotógrafo que trabajaba con su barquita y usaba sus extremidades inferiores de la misma manera.