Ya hemos visto en varias ocasiones bicicletas de alquiler en diferentes ciudades de Europa. Las de hoy me las tropecé en Estocolmo y yo diría que son idénticas o muy similares a las Oslo City Bikes, tienen la misma forma y el mismo sistema para engancharse al mecanismo de los lugares en los que esperan los clientes. En la foto se puede ver que están sujetas por el volante a esa barra y cuando uno acude a la máquina cercana para alquilar una, te dirá el número de la que te asignan y la liberará. Por su diseño, estas no permiten llevar pasajeros ni tampoco tiene una cesta delantera para cosillas, aunque los hierrillos esos igual valen para apalancar ahí la mochila o algo parecido. No tenían velocidades y no vi gente usándolas, aunque en marzo y con el frío, allá arriba como que no es una actividad agradable. Supongo que en verano sí que les sacará partido la gente. Como todo en Suecia, los precios eran caros tirando a carísimos, vamos que por lo que pagas cuatro o cinco días, en Holanda te compras una nueva bicicleta de segunda mano de dudosa procedencia o eso que antes llamábamos robada y que ahora denominamos hacerse un griego.
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Libreria Piccolomini
Dentro de la catedral de Siena pero en un edificio separado al que se accede desde la nave principal de la misma está la Libreria Piccolomini, lugar para el que hay que comprar una entrada separada (o la entrada conjunta que cubre todos los edificios) y que además de unos libros viejísimos, tiene unos frescos fabulosos que al parecer están basados en diseños de Rafael. La sala tiene unos colores vivísimos que te dejan flipando. Los frescos cuentan la historia de un julay que fue cardenal en el villorrio y que llegó a Papa. El techo, que veremos mañana, es épico. La estatua que se ve en la imagen es las tres gracias, copia romana del original griego.
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Paulaner Hefe-Weißbier
Yo llevo toda la vida convencidísimo de que ya había hablado de la cerveza Paulaner en éste el mejor blog sin premios en castellano. Seguramente este es un buen ejemplo de la bendición tan grande que es el alcoholismo social, que te hace creer en cosas que quizás no sean. Digo quizás porque buscando en los archivos gigantescos y dantescos de la bitácora, no logro encontrar una anotación que cubra esta cerveza de trigo, una de las seis marcas que se permiten en la mayor fiesta cervecera del universo y que se celebra en la ciudad de Munich. La Paulaner Hefe-Weißbier o Paulaner es una fantástica cerveza de trigo. Tiene un precioso tono dorado, produce un montón de espuma y tiene un sabor adictivo que no veas. Es perfecta para refrescar el gaznate en una tórrida tarde de verano o para complementar una conversación sub-intelectual en una noche de invierno iluminada con velas que ondean y crean espacios mágicos. Lo único que se puede decir de esta cerveza es que es fantástica, excelente, fabulosa. Tiene todos los toques mágicos que han convertido a las cervezas de trigo en las mejores del universo y particularmente, esas realizadas siguiendo la estricta regla alemana. Con un porcentaje de alcohol del 5,5% y en envases de medio litro, esta cerveza es de las que vuelvo a visitar siempre que la veo en la carta en algún bar y compite en mi corazón aunque no le gana a la Erdinger Weissbier, la cual es para mí la mejor cerveza creada en la historia de la humanidad.
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Cúpula del Duomo di Siena
La cúpula del Duomo di Siena llama la atención porque es hexagonal, según he leido, aunque yo estoy fatal de la vista porque le veo muchos más lados y siempre esperamos una esférica. Está pintada en azul con estrellas doradas y en la parte superior la linterna que la corona es del fabuloso Gian Lorenzo Bernini. En la parte inferior de la cúpula se pueden ver imágenes de cuarenta y dos julays, patriarcas y profetas de la iglesia.