Cuando regresé de las vacaciones en la cartelera había varias sorpresas, películas que no se promocionaron previamente con trailers y que de repente estaba ahí. Eso me sirvió para llenar tardes y noches con sesiones masivas que han durado hasta la semana pasada, ya que ahora mismo, prácticamente lo he visto todo y estoy más bien repitiendo, tripitiendo y cuatripitiendo. Una de las películas que vi en ese empacho inicial fue un drama bélico titulado Good Kill que no tiene fecha de estreno en España ni título, aunque el distribuidor seguramente se decante por el truscoluña no es nación
Un julay curra matando joputas terroristas islámicos y chimpún
El último lugar del universo donde te esperas encontrar una base de pilotos matando chusma musulmana es las Vegas, pero justo allí hay un centro de control remoto de drones para darles candela a los Talibanes y chusma similar. Un piloto frustrado por las circunstancias de la vida y que lo que quiere es volver a sentarse en la cabina de un avión de verdad, hace turnos de doce horas en los que mata chusma a punta pala, pero como que empieza a tener dudas cuando sus jefes se vuelven más insensibles y les importa un carajo si hay que quitar de en medio a niños y chochas emburkadas. Para complicar la cosa, cuando regresa a casa, las cosas no van bien con su hembra e hijos y el chamo se está alcoholizando.
Esta es una película de guerra bastante rara ya que todo lo vemos desde los ojos de los drones que usan para espiar y matar. A nivel del suelo, es más bien en las Vegas con un alcohólico traumatizado y que tienden hacia la violencia interpretado por Ethan Hawke, el cual hace un muy buen papel. El problema es que la película cansa con tanta escena que parece sacada de un videojuego. Las dos primeras sesiones de droneo están bien pero después, es siempre más de lo mismo, como cuando el chamo regresa a casa y agarra la botella. La película se asfixia en una angustiosa falta de ideas. Dejaron demasiado a la ética y la filosofía y se olvidaron que los espectadores somos ignorantes e ignorantones y no pagamos para que nos hagan pensar, queremos que nos den el producto acabado. Además, con cada atentado de los terroristas musulmanes en nuestro lado y las destrucciones que están haciendo, hasta te da la impresión que son muy blandengues y que quizás deberían tirar bombas algo más definitivas y matar el problema desde la raíz a las puntas. Lo de matar a uno y después espirar el entierro para pillar a los amigotes es fabuloso y me parece una idea fantástica. Entre las movidas raras del protagonista está una emburkada a la que uno de sus hombres viola y pega sistemáticamente en un patio mientras ellos miran desde el aire sin hacer nada. Al final, pesa demasiado las frecuentes repeticiones en todos los niveles, ya que parece que estamos dando vueltas sin fin en un pequeño círculo. Está bien, pero no va más allá.
Esto se lo pones a un miembro del Clan de los Orcos y le da un jamacullo en el cine. Probablemente es más del estilo de algunos sub-intelectuales de GafaPasta.