Para cuando leáis esto yo estaré en los cielos europeos en el vientre de un jamelgo metálico que corre a una velocidad asombrosa camino de Estambul. Estaré allí hasta el domingo, visitando a mi amigo el Turco y entregándole en persona mi regalo por el inminente nacimiento de su primera hija. Como ninguno de los dos tenemos caralibroculo de ese y preferimos el contacto humano directo, nos daremos los grandes homenajes, visitaremos atracciones turísticas juntos, nos reiremos, iremos al cine, es más que probable que nos emborrachemos y escribiremos un montón de nuevas anécdotas en el libro de nuestras vidas. Es más o menos eso que vienen a llamar actividades unopuntocero los bosmongolos de la Nueva Era.
De entre las cosas que quiero ver, la que está en primer lugar en mi lista es el interior de la Iglesia de Santa Sofía ya que recordaréis que la vez anterior me despisté y el día que fui era el que cerraban. Aparte de eso, una de mis compañeras de clase de holandés me ha recomendado varios restaurantes y cuando pase por el Gran Bazar compraré los dos marcadores de libro que tengo prometidos a Virtuditas y Aliena.
La semana que viene vendrá una amiga a Holanda y para marzo ya tengo billete para ir a Oporto y seguramente nos daremos un salto de dos días a Galicia, con lo que iremos por Santiago y por algún lugar más. Ya empezaré pronto a mover hilos porque un evento tan trascendental como este a la tierra en la que habitan el mayor número de seguidores de Distorsiones habrá que celebrarlo adecuadamente.
Os he dejado escritas las raciones habituales y tendré un buen acceso a Internet desde casa del Turco así que nadie se preocupe que será como si siguiera al pie del cañón, solo que transmitiendo desde el borde de Europa (o de Asia, según se mire).