Todos percibimos nuestras vidas de formas distintas. Hay gente que siempre tiende a ver el lado positivo y no se amedrenta por los problemas y hay otros que se ahogan en un vaso vacío de agua. El potencial para ver el mundo de una forma o de otra está en nuestro interior posiblemente bien definido desde que nacemos y solo con mucho esfuerzo y perseverancia podemos cambiarlo.
Lo que tenemos a nuestra espalda es historia, pasado, aquello que ya no podemos cambiar ni aunque queramos. Mirar hacia atrás tratando de comprender esas cosas y buscarle algún tipo de lógica es perder el tiempo, el camino ya está trazado y por más que le demos vuelta no sufrirá variación alguna.
Si tienes un mínimo de seso enfocarás toda tu atención hacia lo que está por venir, el camino que se perfila frente a nosotros y tratarás de encontrar la mejor ruta posible, aquella que te lleve por lugares hermosos, que te permita conocer gente buena e incorporarlos a tu familia. Nosotros somos parte de ese camino, sin nosotros no estaría ahí porque todo camino necesita de caminantes para seguir existiendo.
En mi camino ando por un bosque tan hermoso como el de la foto, un lugar en el que la senda está bien definida y en donde a cada momento te llevas una sorpresa. Puede ser un ciervo que se esconde entre las ramas, un amigo que te da un abrazo, una minúscula seta que te regala una preciosa estampa o un viaje en compañía de aquellos a quienes quieres. Yo he elegido seguir mi camino por la senda de la felicidad, disfrutar de las pequeñas cosas como si fueran premios millonarios y al hacerlo he descubierto que siempre salgo ganando, que la generosidad atrae también generosidad. Por supuesto que siempre puede haber algún tropezón y si tienes un buen equilibrio, te repondrás rápidamente y aprenderás de tus errores. El camino siempre sigue ahí, frente a nosotros, plagado de todas esas cosas que harán nuestras vidas más interesantes.
Si aún no lo has hecho, abre los ojos, mira a tu alrededor y procura ver todas aquellas cosas buenas que tienes cerca. Están en tu camino esperando que notes su presencia y te ayudarán a seguir ese sendero que se va abriendo en el bosque solo para ti.
La foto la hice en Lage Vuursche, paseando una tarde de sábado por el bosque. Esta es la primera de una serie de reflexiones y continúa en Caminos sin salida