Esta semana está siendo muy intensa en mi trabajo. Siempre al llegar a la recta final de los proyectos las cosas se complican y la gente descubre por qué me pagan un sueldo escandaloso y lo eficiente que puedo ser en mi trabajo. Todo dentro del horario habitual y con una productividad disparada hasta niveles increíbles. Se nota también la actividad en el incesante mercadeo de Magdalenas que pasa por mi despacho. Debo ser un bicho raro pero soy de los que piensan que cuando alguien te hace un favor, por minúsculo que sea, merece recibir algún tipo de reconocimiento y una magdalena casera es algo que todos aprecian. Pese a que casi no he tenido tiempo para sentarme tras mi ordenador en la oficina y que he debido batir un récord mundial en la cantidad de reuniones a las que se puede asistir durante cuatro días, siempre he reservado la hora del almuerzo para ir a caminar a los bosques que hay en los alrededores de Hilversum.
Ayer, mi amigo el Moreno, al que no he visto demasiado durante la semana me mandó un correo con el siguiente mensaje: Bring your camera tomorrow, Señor. En septiembre comienza la temporada de setas y pese a que ambos debemos tener miles de fotos no nos cansamos de retratarlas y buscarlas allá en donde se esconden. Anoche preparé todo el equipo necesario en mi mochila Lowepro Primus AW y esta mañana salí de mi casa con un montón de peso extra a mi espalda. Elegí esta mochila porque es perfecta para pequeñas escapadas ya que puedes llevar también ropa y otras cosas y absolutamente todo está protegido contra ladrones que puedan moverse a tu espalda. Tiene una cremallera lateral que te permite sacar la cámara ya con el objetivo montado sin tener que quitarte la mochila y eso es impagable como pude comprobar en Nueva York. Los doscientos euros que me costó están más que amortizados solo con los diez días en Nueva York y las salidas que he hecho con ella durante el verano. Tiene un soporte especial para el trípode que facilita mucho su transporte, sobre todo cuando te mueves en bicicleta. En su interior llevaba la cámara, el objetivo de 90mm macro, los anillos para extensión, baterías de repuesto, memorias, el objetivo ojo de pez y un par de cosillas más específicas para la fotografía de las setas, como son una bolsa de basura grande para poder ponerla en el suelo y tirarme sobre ella si es necesario, una linterna, un pincel y una bolsa llena de arroz para apoyar la cámara en sitios extraños.
En el tren la gente me miraba con asombro por todo lo que llevaba encima y al entrar en el complejo de oficinas tuve que aguantar el chaparrón de chascarrillos porque parezco un vendedor ambulante. La mañana transcurrió con el frenesí que esperábamos y a las doce salimos hacia un bosque al noreste de Hilversum, en una zona llamada de Heide que puede arrancarte las lágrimas con algunos de los paisajes más increíbles que puedas haber imaginado y en donde hay dunas de arena que se mezclan con los bosques y grandes claros en los que algún árbol perdido parece esperar que el resto de su familia venga a visitarlo. En ese entorno, en un punto determinado que solo conocen un puñado de personas, hay un lugar en el que las Amanita Muscaria gustan de crecer. Llegamos al lugar después de una caminata y comenzamos a buscarlas pero aún no hay ninguna. ha sido un gatillazo de los gordos, un montón de esfuerzo para no conseguir ni una sola foto. En otro de esos lugares que conocemos por todos los años que llevamos haciendo fotos encontramos unas cuantas pero estaban en la hierba y definitivamente no había forma de componer una imagen con algo de encanto así que desistimos.
Hoy volví a casa con todo el equipo a mis espaldas sabiendo que a partir de ahora, posiblemente lo volveremos a intentar todas las semanas y seguro que en las próximas tendremos más suerte. En estos días también nos topamos con ciervos que corretean por los bosques y que se asustan al vernos. Es el comienzo del otoño, la estación de los colores más intensos ??