Llegó el verano y distorsiones se viste para la ocasión. Iré ajustando el aspecto durante la semana e intentaré que funcione mejor en Internet Explorer pero no prometo nada. Ya va siendo hora que se cambien a firefox y usen un navegador del siglo XXI.
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Just my luck – Devuélveme mi suerte
Qué será será lo que tienen las comedias románticas que pese a tratar un tema más trillado que el césped del Bernabeu seguimos yendo al cine a disfrutar con ellas. La última que he tenido el placer de ver ha sido Just my Luck que sufrió una transformación metafísica de alta densidad y acabó como Devuélveme mi suerte en español.
No hay que ser muy listo para adivinar la trama de esta película: Una chocha de barriada fizna se empolla con un pavo de periferia con unos granos como lunares de traje de faralaes y terminan haciendo la caidita de Roma al ritmo de música de adolescentes. Ambos intercambian gallumbos y la chica desde ese momento vive sin vivir en sí porque le pica el chichi por culpa de las ladillas que llevaba el otro mientras el jovenzuelo afortunado respira por fin aliviado por no sentir esas malas bestias que le estaban taladrando los gregorios una y otra vez.
Los americanos tienen que tener universidades que dan cursos de producción de comedias románticas o no me explico como pueden sacar decenas de estas películas al año. Y lo más alucinante es que casi siempre el nivel es bastante bueno. Todo depende de a quién pongan como protagonistas. En este caso han optado por la nueva reina adolescente, Lindsay Lohan, una chica que se está haciendo un carrerón a base de llevarse disgustos con los machos con los que tiene que copular. Esta vez le acompaña un chaval desconocido que como suele ser habitual tiene un cuerpo danone y menos cerebro que un mosquito aunque no es que le haga falta porque de lo que se trata es que saque el aguijón y corra detrás de ella hasta que salgan los títulos de crédito enseñando de cuando en cuando los pezones para que las adolescentes que van al cine a verlo se restrieguen los vasos de coca cola por cierta parte alfombrada.
A estas películas no se les pide mucho y si tienen unas cuantas escenas divertidas, buena música, algo de moraleja y la gente viste con ropa de colores alegres ya está todo resuelto. Yo me lo pasé muy bien y salí del cine con una sonrisa tonta dibujada en la cara.
Si después de años escondido tras una bolsa de cartucho por fin te has echado una novia llena de granos, si quieres precalentarla adecuadamente sin que la boca te acabe sabiendo a jareas, sin es la tarde del domingo y por obligación tienes que sacar tu inexistente lado romántico para que la parienta siga pensando que lo vuestro es amor y no sexo, no llames a ninguno de tus amigos para que no se rían de ti, agarra a la piba del brazo, cómprale roscas y refresco grande y prepárate a pasar un buen rato en el cine viendo esta película.
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Un secretillo y algo más
Os voy a contar un secretillo. Algo que muy pocos han sabido. Desde el domingo he estado en Gran Canaria de vacaciones. Ha sido una visita de incógnito. Para recuperar energía, tirarme al sol un montón de horas al día y por descontado, celebrar la noche de San Juan metiéndome en el océano Atlántico a medianoche. No he visto a casi nadie y el único que ha figurado en mi agenda todos los días ha sido el sol y la playa. Vuelvo a lucir un moreno playero, vuelvo a estar con las baterías cargadas y el domingo por la mañana regreso a Holanda para comenzar el verano nórdico.
Cuando acabe la participación holandesa en el mundial distorsiones se pondrá la ropa de verano y aclararemos la casa para que se sienta el fresco. Cruzaremos el verano entre historias cortas, sucedidos de una vida del revés y similares. Esta bitácora no cerrará por vacaciones y seguiremos con nuestro retorcido camino.
De los días que he pasado en Gran Canaria lo que más me choca es algo que ya me temía pero sobre lo que ahora estoy convencido: Yo ya no puedo volver a vivir a España. No soportaría la gente gritando en todos lados, ni los conductores que van de rally por las calles, ni la imposibilidad de ir en bicicleta, no podría ver la televisión española ni escuchar la radio. No me siento identificado con el rumbo que lleva el país y tampoco veo que ninguna de las alternativas valga mucho más que los que están en el poder. Escucho a la gente hablar y el mercado laboral solo se puede defender como una mierda y no tengo paciencia para comer el culo a jefillos incompetentes que abusan de la gente para satisfacer su impotencia. Yo tampoco viviría con los sueldos miserables que se pagan aquí y me niego a pagar una hipoteca que se come tu salario solo para poder comprar un cuchitril en una colmena con paredes de papel que terminarás de pagar el día que los tuyos lloran por ti en tu velatorio.
Seguiré en el norte y en lugar de prorrogar mi estancia allá arriba un año más, como solía hacer hasta ahora, creo que no me plantearé volver al menos hasta dentro de diez años. En seis días se cumplen seis años de mi marcha del país y ya va siendo hora de aprender el idioma del país que me ha adoptado. No necesito mucha más integración porque por suerte gran parte de mis amistades son holandesas. Observaré desde allá arriba lo que sucede en el sur de Europa y seguiré escuchando los lamentos y las quejas de los que quedaron atrás y pese a su insatisfacción no hacen nada por cambiar su país desde la base.
Mañana por la mañana vuelvo a casa.
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Hard Candy
Un cartel de lo más enigmático con una niña que parece caperucita roja, un montón de premios en el festival de cine de Sitges y un rumor que corre boca a boca avisando que esta no te la puedes perder. El cine de terror produce de cuando en cuando alguna joya que te deja clavado en el asiento sin aliento y esta es una de ellas. Estoy hablando de Hard Candy.
La historia nos cuenta como un hijoputa metrosexual de mierda intenta mojar con una pava a la que le salieron los pelos del chichi dos días antes y como la puta niña lo jode bien vivo hasta que él grita basta y le toca el premio gordo y la chiquilla le corta las uñas de los pies que le habían crecido a lo largo de los siglos y finalmente se toman unos cócteles mientras la vecina china pasa por la casa pero el metrosexual no está por la labor de frotarle la cosita con su rajita porque le gustan más las pre-teen.
Prácticamente es como una obra de teatro que transcurre en un par de escenarios. En el noventa y nueve por ciento de la película solo hay dos personas en pantalla, la niña de catorce años y el atractivo intelectual de treinta y dos que le quiere meter el churro hasta las amígdalas. Más que terror es una historia de agobio máximo, con frases contundentes y un desarrollo que te va poniendo enfermo según avanza y te hace desear que todo acabe de una vez sea de la forma que sea para poder salir de allí y volver al mundo alegre y dicharachero en el que te mueves todos los días. Hacía tiempo que no lo pasaba tan mal y en algunas de las escenas hubiera preferido no escuchar lo que decían para no agitar mis chacras. La chica culpa al joven de un crimen y lo engatusó a través de Internet para que caiga en sus redes y poder cantarle las cuarenta a la calle.
Después de ver esto uno se lo toma con calma a la hora de conocer en persona a todos los malajes que te hablan a través de la red. Vete a saber lo que hay suelto por ahí afuera. Ambos protagonistas hacen un trabajo soberbio y es un gustazo el verlos en pantalla. El director los lleva muy bien y es de ley felicitarlos a todos por el producto final.
Este es el tipo de películas que vas a ver con una chati que se agarre a ti y gima como una loca mientras tu aprovechas para meterle el rejo.
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