En el claro no hay nada. Un día deja de llover y el tiempo permanece así digamos que por cuatro o cinco días más. Es octubre y se produce el milagro. El suelo se llena de setas que realizan su ciclo vital a una velocidad alocada, sabedoras que el tiempo cambiará pronto y que deben completarlo antes de ese cambio. Hoy no hay nada, mañana parece que va a haber una seta y el segundo día ya está ahí. Si las visitáis por la mañana y por la tarde y hacéis una foto podréis notar como crecen.