12. Er Dani y más de lo mismo


Lo mejor de estas historias por capítulos son las introducciones que van creciendo y creciendo hasta llegar a estos niveles de sofisticación. Quizás has entrado aquí directamente y te frotas las manos pensando que esta anotación es un evento aislado en el espacio-tiempo y sin relación ninguna con otros textos de esta bitácora. Craso error. Si quieres averiguar el por qué sucedió lo que voy a contar tendrás que rebobinar y comenzar por 1. Todos queremos ser como er Dani. Tras ese comienzo si aún tienes hambre y quieres saber tendrás que leer 2. Conozcamos ar Dani y ya habrás entrado en calor y estarás dispuesto para afrontar la realidad de los 3. Lugareños der Dani y 4. Conocidos der Dani. Tras haber conocido a sus vecinos y a él mismo tendrás el dudoso honor de intimar con 5. La Carmen, hermana der Dani. No hemos acabado ni mucho menos, la cosa sigue en 6. Er Dani y la metrosexualidad y a partir de aquí dejamos el local en el que estábamos y emigramos 7. Camino del restaurante con er Dani. Una vez llegamos al restaurante se produce una nueva ronda de presentaciones en 8. La Gayola y los amigos der Dani . El encontronazo entre la Gayola y sus colegas tendrá terribles consecuencias que se dilucidarán en 9. Las verdades de los amigos der Dani momento en el que la Gayola saca a relucir los trapos sucios de la concurrencia. Después de este episodio bizarro vendrá la entrega de regalos en 10. Regalos para er Dani y finalmente estarás muy cerca del capítulo de hoy ya que solo te quedará por leer 11. Er Dani y sus bolas .

Uno abre la caja de los truenos y en lugar de tempestades le salen peos (pedos para los peninsulares) de estos con pitorrillo. Lo mismo me ha pasado a mí. Me pongo a escribir sobre er Dani y no puedo parar, mis manos se desembragan y corren raudas por el teclado sin respetar mi serenísima edad ni mi renombrada solera o la ausencia de la misma. Nos habíamos quedado abandonando el restaurante para acudir a un pub. El propietario era uno de los de nuestra pandilla, bombero de profesión y hostelero para hacerse rico y pagarse los vicios oscuros que todos tenemos.

De nuevo me maravilló el centro de una ciudad que nunca he llegado a conocer. He estado en Málaga creo que cinco o seis veces y nunca he hecho turismo, siempre he visitado a mis amigos y ha sido suficiente con pasar el tiempo con ellos y disfrutar de su compañía. No me quejo, yo lo he querido así. Esa vez era diferente y me habían sacado a la calle con aquella banda que tanto contenido ha aportado a mi bitácora. El paseo fue breve y de lo poco que recuerdo me llamó la atención que ya estaban preparando las calles para las procesiones de Semana Santa, evento que aunque debería ser ostentosamente celebrado a nivel mundial ya que el Dios de los Católicos es el único auténtico y verdadero, parece condenado a conmemorarse solo en el corazón del cristianismo, esa España mía esa España nuestra.

Ni me acuerdo del nombre del pub ni sabría decir el lugar en donde se encuentra. Sólo sé que del zoológico de Málaga se escapó un gorila y acabó de portero allí. Era un tipo como un armario y negro como un Porsche de lujo. Impresionaba porque a primera vista uno solo veía las pupilas blancas y una mancha que lo tapaba todo. No puedo creer que aquello fuera todo músculo así que prefiero pensar lo peor y estoy convencido que era grasa mezclada con esteroides, anabolizantes y algo de músculo. El mamotreto aquel se apartó y nos dejó pasar haciéndonos un hueco en la cola de pendones y pajeros que esperaba para entrar. Todo el mundo nos miraba con rabia pero oye chico, en todos lados hay clases y la nuestra aunque baja y miserable nos permitía el colarnos en aquel antro.

No merece la pena el describir el local porque todos hemos estado en estos sitios y sabemos como los montan. Da igual que viváis al norte o al sur del país, en todos lados son iguales: negros por dentro, cubiertos de un humo pegajoso producto de decenas de malnacidos fumadores y con unas luces que tratan de espabilar partes de nuestros cerebros que quizás nunca debieran ser despertadas. En la barra las clásicas pelanduscas de local de copas, escasas de ropa y de cerebro y sobradas de tetas y culos, del tipo que se pone de rodillas y te la mama según el modelo de coche que tengas. De esas conozco yo unas cuantas que solían ir a uno de esos locales junto al Parque Santa Catalina, un sitio que desconozco si sigue existiendo y que tenía un sonoro nombre, el Pachín. Estas chicas merecerían una mención aparte en el libro del Universo porque gracias a ellas se han cubierto miles de pajas en la historia del mundo. Sus volúmenes, sus limitaciones, sus escuetas conversaciones y su tontería característica seguro que alguna vez ha formado parte de la vida nocturna de cualquiera que lea esta página. Si juntara en un cuarto a todas las que alguna vez me llamaron la atención tendría que pasarme unos cuantos meses de abstinencia para acumular la suficiente lefa para contentarlas porque seguro que siempre están hambrientas del elixir de la vida.

En el pub nos disgregamos un poco. Cada uno se fue por su lado y Dios por el de todos. Formamos corrillos rodeados como estábamos por tanto pendón verbenero falto de ropa y sobrado de ordinariez. Dejaría que le cortaran las manos a todos mis amigos si allí no había más de una menor. Que coño, allí la excepción era una viejorra más pasada que las pasas de Don Ricardo que trataba de ligar y que solo arrancaba arcadas de los chavales a los que acosaba y que se dignaban hablar con ella era porque les pagaba copas. Ya lo he dicho pero lo vuelvo a repetir. Las niñas de mi generación tomaban preparados lácteos como la leche fresca y nos salieron feas y mojigatas (salvo honrosas excepciones). Las niñas de hoy en día toman leche de la buena y son diosas latinas que piden a gritos que les humedezcan su sexo y se lo hidraten con esos miembros que les rinden honores allí por donde pasan. En aquel local estábamos sobrados de esas diosas y de ese daño colateral que se suele mentar como eso es mi amiga y tampoco baila, las feas que llevan para que su belleza deslumbre. El marketing lo inventaron las tías guapas cuando empezaron a arrastrar a las feas a su lado para vender aún mejor su producto. Palabra de Dios.

Dejemos de divagar que no nos pagan por ello y volvamos al mundo real. Allí dentro las chicas iban a lo que iban. Er Dani parecía el Puma antes de comenzar un concierto. Iba como un gallito de corro en corro explicando que era su cumpleaños y que esa noche todos sus amigos iban a mojar. Las chicas le reían la gracia y le daban inmediatamente la espalda. La Gayola no parecía muy contenta con este giro de la historia pero lo dejaba actuar. A nuestro alrededor el mundo parecía girar más despacio y totalmente fuera de control. En un momento determinado vi que er Dani se desaparecía metiéndose en un cuartucho que se encontraba a un lado de la barra. Todos los demás salvo un servidor sabían o parecían saber lo que iba a suceder. Yo seguía en mi ignorancia virtuosa ajeno a lo que me deparaba el futuro bebiendo y bailando. Al entrar en el local er Dani nos había dado unos bonos que nos otorgaban el derecho de cinco bebidas gratis para poder celebrar su cumpleaños en condiciones. Nos recalcó que era algo excepcional y que debíamos estar muy agradecidos a Dios y a él mismo por ello. Seguramente lo estábamos pero ya no os lo puedo decir.

La música atronaba nuestros oídos hasta que la cortaron de golpe y una voz nos anunció que esa noche iba a suceder algo muy especial que alegraría el corazón y la vagina de las chicas que allí se encontraban. Además de la música cortaron las luces y cuando volvieron se había abierto un claro en medio del local y habían puesto allí un par de sillas. Yo venía muy puesto en el uso que se les puede dar a las mismas así que cuando entró er Dani al son de la canción de nueve semanas y media no me extrañé lo más mínimo. Lo que me llamó la atención es que en esta ocasión venía vestido de bombero, con su casco, su manguera y su uniforme reglamentario del cuerpo de bomberos de la ciudad de Málaga. Debemos darle al César lo que es suyo y es de ley reconocer que el uniforme lo llenaba correctamente. Las tías se volvieron como locas y comenzaron a aullar mientras la Gayola trataba de evaluar la emergencia y buscar vías de consenso para solucionar aquella crisis.

Volvimos a vivir un strip-tease solo que esta vez al menos cien hembras gritaban y jaleaban al Dani que se quitaba la ropa sin subirse a la silla en esta ocasión. ?nicamente se montaba en la misma para que las féminas que estaban más atrás lo pudieran ver. También hubo pequeñas variaciones como que dio el casco a una chica o que se quedó en calzoncillos y no hizo amago de bajárselo. Cuando acabó con su espectáculo de serie B se retiró al cuartucho del que había salido y allí continuamos todos como si nada hubiera pasado.

Este ha sido un episodio de transición y tendrás que esperar al próximo capítulo para conocer el desenlace de esta interminable historia.

Corre viajero de la red y salta hacia el próximo capítulo que el final ya está cerca. Salta a 13. La Carmen en el cumpleaños der Dani

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