Pimientos, castañas y todo lo demás


Si yo fuese culocoche, como algunos comentaristas que tienen varias partes sensibles en su organismo y que por eso no mentamos, yo me dedicaría a cosillas normales y no estaría embarcándome día tras día en nuevas y extrañas aventuras. Ya comenté por aquí hace unos meses que en su momento organicé una compra colectiva en mi empresa a un invernadero que vendía diferentes tipos de pimientos y compramos kilos y kilos de pimientos de Padrón, la versión japonesa que son los pimientos shishito y otras cosillas. Aquella compra fue un éxito y un rescándalo en mi empresa, que nos veían por los putos cristales que hacen de pared en las salas de reuniones pesando y repartiendo bolsas de pimientos a aquellos que pertenecen a mi círculo de confianza. Quedé en repetir la aventura y hace un par de semanas comenzó a correr por el correo electrónico corporativo un llamamiento clandestino para pedir y esta vez, además del conocido invernadero, añadimos una segunda tienda en el Reino desUnido en la que hacen tortillas mejicanas frescas, tal que recién hechas allí mismo con su harina de maíz auténtico, hasta de la azul y todo lo demás. El correo fue por las redes ocultas de la compañía encontrando a los que querían alguna cosa y en paralelo yo pregunté a los del invernadero por el tamaño de los pimientos de Padrón, ya que la vez anterior eran enormes y con eso quiero decir que parecían pepinos de Padrón. Me dijeron que los seguían teniendo enormes y que los de shishito eran más pequeños y como al final y mal que le pese a unos y otros, viene a ser muy similar, movimos nuestra compra a estos últimos, un montón de kilos.

Pimientos shishito

El martes de la semana pasada me llegaron las cajas con pimientos, chilis y otras viandas y de nuevo, la ceremonia del reparto y los enlaces a los vídeos en el llutuve para que los nuevos sepan como prepararlos, ya que este tipo de pimientos requiere unas dotes de cocinero altamente avanzadas y cualquier descerebrado como yo y hasta las amebas que pululan en el trabajo los pueden hacer. El evento fue un éxito y ya hay gente reclamando y exigiendo que organice otra compra, algo que por este año no sucederá y tendrán que esperar a enero. El miércoles me llegó otra caja, aún más pesada, espectacular, con las cosillas que compramos en coolchile y puedo confirmar y confirmo que no hay color ni sabor entre las tortillas mejicanas de paquete de supermercado y esas básicamente caseras, sin colorantes, conservantes ni nada por el estilo. El concepto este de las compras secretas se me está yendo de las manos y como me siga creciendo el equipo, acabaré hasta incluyendo a todos los empleados de la nique, la empresa esa deportiva con la que compartimos complejo de edificios en Hilversum.

Durante la semana también me preparé para la mega-rebaja del sábado en Ali-exprés, tienda de la que yo soy muy devoto y como te permitían añadir las cosas a tu cesta y comprarlo todo cuando empezaran las rebajas, eso hice. Me entró el frenesí durante la semana y me agencié un segundo par de mis auriculares bluetooth favoritos, los primeros que me han durado un añito entero y que adoro. Por si acaso, ya tengo un par de repuesto. Me compré otros de estos enormes como de peinado de princesa Leia con cancelación activa de ruido para cuando vuelo y para la oficina y varias cosillas para la cocina de esas que valen cuatro perras. Ya está todo en camino desde la gran China y seguro que la semana que viene empiezan a llegar a mi casa.

Castañas asadas

Y en mi rutina habitual, ya he añadido el desvío de los miércoles a las siete y media al mercado de Hilversum, lugar en el que se venden las mejores castañas en Holanda. Me estoy poniendo tibio y me he tenido que imponer un límite de diez castañas al día y aún así, el rastro tóxico que dejo en los ascensores y en las escaleras de la oficina está despertando mucho murmullo y crítica, sobre todo de mí que soy el que más acuso y el que tira más piedras para que no me pongan en el elenco de los sospechosos.

Y bueno, ya interrogamos al chamo aquel que nombré una vez y puedo confirmar y confirmo que su história de noviazgo, boda y vida marital es ÉPICA. Algún día igual hasta la cuento pero por ahora, no puedo dejar de reírme.


2 respuestas a “Pimientos, castañas y todo lo demás”

  1. Los «fart» de castañas son muy parecidos a los de la fabada asturiana, hasta dejan la misma huella en los interiores que sirven de filtro…jajajaja 🙂
    Salud

  2. Nosotros compramos así las naranjas, que pedimos en cajas de 20 kg a Valencia (en mi casa no nos llegan para el mes) y el aceite de oliva, a una almazara de Jaén. Viene en botellas de 5 litros, pero sale al mismo precio casi que en el que venden en el súper y no tiene nada que ver. Lo voy echando en unas botellitas más pequeñas de cristal, y vía.
    Se pide casi un camión entero de cada, así que los portes son mínimos entre tanta gente.