Esos cuatro minutos que se nos escapan


Aquellos que se consideran habituales de esta bitácora saben que hay un cierto tempo que se repite cada temporada. Por aquí celebramos la llegada de la luz, el paso de estación y nos lamentamos cuando esa luz tan apreciada se nos va. Es en estos días cuando uno es más consciente que nunca de lo que supone el fin del verano. Cada mañana se esfuman dos minutos de luz, esos dos minutos de retraso que acumula el sol y que lo hace aparecer cada vez más tarde. No hace tanto tiempo se apuraba para salir sobre las cinco de la mañana y en estos días que me voy al trabajo a las siete y media, sigue ausente y he de usar las luces de la bicicleta. Esos dos minutos suponen un cuarto de hora menos de luz cada mañana y seguirá así hasta mediados de diciembre, momento en el que viviremos en la oscuridad.

Lo mismo sucede por las tardes. Aún tengo fresco en mi memoria esas tardes al sol, disfrutando de una buena cerveza en mi jardín y viéndolo ponerse en el horizonte casi a las diez de la noche. Esto se ha acabado. Cada día perdemos otros dos minutos por las tardes porque el mismo sol que tanto nos dio ahora tiene prisa en irse a algún otro lugar y nos deja con ciento veinte segundos de antelación. Cada semana perdemos un cuarto de hora de luz por las tardes, el cual, sumado al otro, supone una pérdida de media hora de luz.

Hoy el sol salía a las 8.03 y se ha puesto a las 18.47. Al final de este mes, cuando cambie la hora, nos robarán luz de un lado para ponerla por el otro. Será una solución mala para el problema ya que estamos en pleno triunfo de la obscuridad. Es la época de las velas encendidas, de las hojas caídas sobre la carretera y de esos tazones de sopa calentitos que tan bien sientan al llegar a casa después de pedalear durante cuatro kilómetros.

Mañana, estaré ya a medio camino de Hilversum para cuando salga el sol y lo podré ver desde mi ventanilla del tren asomando tímidamente en el horizonte. Hacia el mes de diciembre saldré de mi casa con noche cerrada y volveré con noche cerrada. ?nicamente a la hora del paseo de mediodía disfrutaré de los rayos del sol.

Pese a lo horrendo que pueda sonar, terminas por acostumbrarte y disfrutar de esas escasas horas de luz, aprendes a apreciar unas noches larguísimas y para cuando el cuerpo te pide algo de luz, para esos momentos tengo mi LivingColors que me recordará aquellos colores que se pierden durante estos meses.


14 respuestas a “Esos cuatro minutos que se nos escapan”

  1. Suena espantoso, horripilante, sobre todo para quien conoce Canarias…jajajaja
    Paciencia y salud, siempre te quedará un avión…

  2. Genín, acabé harto de vivir en la eterna primavera. No cambio las 4 estaciones por nada del mundo. Y ni te cuento lo bien que le sentó el cambio a mis alergias, básicamente se acabaron completamente.

  3. Me voy a cortar las venas, eh! Hasta tengo pesadillas con la falta de luz, con los cielos plomizos que duran lo que dura un largo invierno…

  4. Ya! Yo vivi asi durante ocho agnos y por muy gotico romantico que parezca, que quieres que te diga?, es una putada! Necesitamos que nos acaricies la luz solar durante media hora minimo al dia para sintetizar vitaminas esenciales para nuestro organismo. Para diciembre la mayoria de la gente de esas latitudes estaran de mala ostia y/o deprimidos por esta historia. Esa «obscuridad» es la que hace regresar a Spain a un mogollon de espagnolitos que se van a trabajar/ erasmusear al norte y centro europa. La misma «obscuridad» que mantiene a los paises nordicos con la mayor tasa de suicidios… ahora bien, para gustos… y para colores los tulipanes…sigh!

  5. M, de 12 del mediodía a una estoy todos los días al sol de paseo. Yo no almuerzo, dedico ese tiempo a caminar al solito. Para asegurarme de no dejar esa costumbre me compré un reloj Casio que funcionaba con energía solar y si no le das de comer se te muere.

  6. Sí, por aquí también se nota. Probablemente cuando salga de trabajar la próxima semana de trabajar a las 6pm ya será d enoche.

  7. ale, no es a ti sol@, a mi me pasa igual cuando paso dos días sin comentar y no me reconoce el apodo al entrar, no me deja ni leer los comentarios, pasa desde que estamos de distorsiones de otoño.

  8. Lo de no ver a veces el comentario que uno acaba de hacer es normal. Hay dos cachés activadas y trabajando coordinadas para reducir la carga en el servidor. Puede suceder y sucede que algo que se escribe no aparece enl os siguientes 120 segundos. Pero está ahí, esperando al siguiente refresco de la caché del sistema para aflorar.

  9. no sulaco, no es eso, no es el comentario que acabas de escribir, es que entras en un post en concreto, o pinchas directamente en un comentario en la lista de los últimos y te deja leer la anotación, pero no los comentarios (los comentarios de los demás, ninguno) hasta que metes el nombre y el email o dejas tu comentario, entonces es cuando te permite leer al resto… dios que rollo, espero que se haya entendido!

  10. Pues imagina en Dinamarca, o peor, en Finlandia. Lo de Dinamarca lo he vivido (la época buena) y es una pasada, aunque conciliar el sueño para un ser perfectamente sincronizado el ciclo circadiano fue toda una odisea. Tengo ganas de vivir allí el invierno, aunque mucho me temo que sería una marmota elevado al cuadrado.